domingo, 17 de junio de 2012

Trabajo Práctico – Elijan dos de estas. (Colgar antes del 26/06)


1) (Texto de Light y Keller) Cómo analizarían Smelser y Tilly el surgimiento de los movimientos piqueteros en nuestro país.



2) (Texto Bobbio) Respecto de la dictadura militar 1976-1983: ¿había fundamentos para la desobediencia civil ante el golpe dictatorial? ¿qué tipos de desobediencia civil aislada conoce de aquellas épocas?



4) ¿Qué elementos de radicalidad emancipatoria encuentra Ud. En los Mov. Sociales surgidos en Argentina y A. Latina con la crisis del neoliberalismo de los últimos años.?



5) (Texto de C. Jenkins): ¿qué elementos de movilización de recursos pueden analizarse en alguno de los conflictos sociales que se han producido en la ciudad de Mar del Plata en los últimos años (pesca, puerto, contaminación, seguridad, etc.)?


6) En su experiencia personal o de conocidos y amigos ¿ha experimentado el efecto hípergenerador de la militancia? Cuente.

41 comentarios:

Anónimo dijo...

T.P. 4 -Yolanda Herren – consigna 2
Si los poderes legítimos (el poder cuyo mandato, al margen de su contenido, debe ser obedecido- Weber) fomentan la obediencia porque obedecer a las leyes es una obligación, la desobediencia común, entonces, desintegra el ordenamiento, es ilegítima y debe ser castigada. Pero, dice Bobbio, hay una desobediencia particular, la desobediencia civil, particular porque quiere demostrar públicamente la injusticia de la ley, aparece como acto constructivo, no destructivo, el ciudadano actúa como ciudadano que debe desobedecer para seguir siendo ciudadano, se expone, que lo vean, que lo comprendan, que se sumen a la desobediencia porque está éticamente justificada. No hablamos de una simple omisión individual, parcial, pasiva. Hablamos de desobediencia grupal y no violenta. Pero es un acto de ruptura, de respuesta, de denuncia, de protesta, de acción ejemplar, de combate pacífico, pero combate al fin. La desobediencia civil desde el contractualismo afirma el predominio del individuo sobre el Estado (el Estado como asociación consensuada por los propios ciudadanos para la protección de sus derechos naturales); desde la conciencia, es el predominio de una ley moral sobre la ley escrita, y al fin desde una mirada libertaria, si aparece el Estado como poder esencialmente malo, la desobediencia civil aparece como búsqueda de justicia, paz y libertad. Contextualicemos el negro período de nuestra historia 1976-83: el Estado no como creación de protección de derechos naturales sino como poder usurpador, violador de esos mismos derechos. La aparición de “Las Madres de Plaza de Mayo” es nuestro ejemplo más admirable de desobediencia civil. Si rescatamos a Francisco de Vitoria que en el siglo XVI en su “De potestate civili” teoriza el concepto de guerra justa para responder proporcionalmente a una injuria, la proporción de la desobediencia civil de las madres que no acatan la prohibición de reuniones públicas caminando y caminando en círculo en la plaza, la proporción, decía, estuvo en su constancia, en “mostrar” lo que estaba invisibilizado, lo que no se veía porque no se quería ver: entre marchas militares y cánticos gregorianos los desaparecidos se hacían ver en los pañuelos blancos. Desde la conciencia, desde el contrato vulnerado, desde la liberación, las Madres son desobediencia civil comisiva, activa y manifiesta. Tilly rescatará los fuertes lazos comunitarios, los intereses comunes, la horizontalidad, la fuerte integración simbólica, las fronteras porosas (la posibilidad del beso de Judas de Astiz). Su sentido estricto de la oportunidad política las lleva a aparecer en el mundial 78 frente a las cámaras de la prensa mundial: usan el recurso de la fotografía como representación de los desaparecidos cuya existencia era terminantemente negada por el régimen genocida. Las fotos guardan un valor probatorio y como dice Roland Barthes, la foto afirma que esto fue, este hecho tuvo lugar, esta persona existió. Es el uso de un recurso dramático, el símbolo más denso de esta cruzada de la memoria, una representación visual del desaparecido llevado desde un ámbito íntimo, feliz, familiar, ritual, hasta su instalación masiva en el espacio público, la colectivización del uso de las fotos en contexto de movilización. Rescatemos otra foto como recurso exhibitorio: la tomada por Daniel García el 28 de abril de 1983 durante la ronda de los jueves en Plaza de Mayo, insólitamente inundada bajo una fuerte lluvia que no amedrenta a las Madres, con los pies sumergidos, enarbolando las fotos de sus hijos que aparecen, por una cuestión de escala, más visibles que ellas mismas. Siguiendo a Blumer, son una multitud expresiva cuyos miembros expresan sentimientos y se comportan en forma que no se considerarían aceptables en otras situaciones. En palabras de Touraine el conflicto hace surgir al adversario y forma la conciencia de los actores presentes.

Anónimo dijo...

TP 4- Yolanda Herren -Consigna 6
Érik Noveau dice que cuando se trabaja con los determinantes de la militancia (status social, socialización familiar, etc.) se descuida la experiencia vivida por los militantes en las actividades que derivan de su compromiso, el sentimiento gratificante de participar en un combate justo, la vivencia extrema. El efecto hipergenerador se observa especialmente en lo que Goffman llama “institución total” es decir, las que exigen de sus miembros una forma global de actuar en toda su vida pública y privada, proponiendo un ideal militante restrictivo. Principalmente, las organizaciones revolucionarias donde hay una identidad vinculada a una causa que es vivida como algo que trasciende la propia biografía individual. Decía el Che: La convivencia diaria, las batallas que se dan juntos, el permanente jugarse la vida, va desarrollando una hermandad de sangre, mejora a los hombres, los convierte en seres más honestos, más puros. Es la vida plena, la que vale la pena vivir porque nada, absolutamente nada, se transforma en rutinario, en gris. Miremos las organizaciones revolucionarias de los 70. Con los militares en el poder, muchos de los que lograron sobrevivir se exiliaron. Allá en el exilio, cuando la emoción dejó de ser un componente considerable, desaparecida la embriaguez del combate, la fascinación de la clandestinidad, ganó el tedio, la vida incolora, la rutina, los problemas domésticos. Se puede entender, entonces, la “Contraofensiva” montonera en 1979 como un caso de efecto hipergenerador de militancia. Más allá de las convicciones políticas que expliquen el regreso de decenas de militantes montoneros desde México y Europa a la Argentina cuando su máximo jefe, Eduardo Firmenich ordenó hacerlo, no hay que descartar el deseo de reintegrarse a la acción por la acción misma. Nadie ignoraba que el ingreso por la frontera era particularmente riesgoso y que, aún ingresando, sería difícil sobrevivir entre una población severamente controlada. En la revista “Lucha Armada”, Sergio Bufano trabaja el tema y se pregunta: ¿Es posible suponer que militantes que tenían formación política, que habían llegado al exilio después de durísimas experiencias personales, podían ser seducidos por un jefe que anunciaba una etapa de contraofensiva militar que derribaría a la dictadura y colocaría a Montoneros en la cabeza de las luchas obreras? ¿Y en 1979? En el exilio nos estamos oxidando graficó un militante a punto de regresar. Esa comparación del propio cuerpo con el fusil cuyo metal se corroe por la falta de uso representaba el sentimiento de muchos militantes que de la acción habían pasado a una paz para la que no estaban preparados. Conozco a varios: una pareja, ella dibujante, él sociólogo, con dos hijos, una niña anterior al exilio y otro nacido en México. Fueron detenidos en la frontera; tuvieron suerte, los chicos fueron recuperados por sus abuelos, ellos sobrevivieron y fueron blanqueados a disposición del PEN; liberados ya en épocas de Alfonsín, reorganizaron la vida familiar y profesional, pero al fin terminaron separándose. Sin la intensidad de la acción compartida, no supieron qué hacer con la vida ordinaria.

Anónimo dijo...

TP 4
Galera, Karina
Consigna 2
En relacion al texto de Bobbio vamos a entender la desovediencia civil como esa relacion tensa y contradictoria que existe con las instituciones, hay cierto descontento por parte de la poblacion, es cuando se siente que una ley es injusta, son acciones grupales pasivas, no es lucha armana, al relacionar todo esto con la dictadura militar vamos a decir que los fundamentes sobraban en esta etapa, ya que era el terror, un proceso autoritario sangriento lo que se estaba viviendo,estudiantes, sindicalistas, intelectulaes, profesionales, fueron secuestrados, asesinados y "desaparecieron" .
Sobraban los motivos para el descontento de la poblacion, era el miedo, la injusticia y la violencia lo que prevalecia en ese momento, no se estaban respentando los derechos de los individuos, ni los procesamientos democraticos. El claro ejemplo que se me viene a la mente, es el de las madres de plaza de mayo.

Anónimo dijo...

Galera, Karina
Consigna Nª 6

Desde el punto de vista de Tilly podemos analizar el surgimiento de los movimientos piqueteros en nuestro país como un estudio donde no se comienzan a evaluar los descontentos que llevaron a las personas a realizar el movimiento social sino que se tendría en cuenta el punto de vista de las capacidades internas, en sentido no serian los reclamos los que explican el movimiento sino lo explicaría la posibilidad de “movilizar recursos”. En la movilización un grupo se asegura el control colectivo sobre los recursos necesarios para la acción colectiva, recursos tanto humanos como materiales.
Al decir todo esto podemos indicar que los movimientos piqueteros en nuestro país tenía como uno de sus objetivos movilizar los recursos para generar más puestos de trabajo y así no sé si erradicar pero si disminuir el hambre en el país. Es la forma que se le da a la protesta.

Iv¿n? dijo...

2) En el texto de Bobbio se señala que el deber de los ciudadanos perteneciente a una jurisdicción implica obedecer las leyes. Un poder que pretende ser legítimo fomenta la obediencia,y caso contrario desalienta la desobediencia; mientras que la obediencia a las leyes es una obligación, la desobediencia es algo ilícito y como tal diversamente castigada. En este sentido podemos realizar una lectura con respecto a la última Dictadura Militar Argentina. Si la desobediencia civil es una forma particular de desobediencia que pretende demostrar públicamente la injusticia de la ley y que pretende cambiarla, durante la dictadura se dieron algunas manifestaciones de este tipo. Sobre todo respuestas relacionadas a la desaparición de personas llevada a cabo por sectores de la sociedad civil que denunciaba la violación de los derechos humanos de las personas. Bobbio señala que el desobediente civil se expone al público, pues sólo exponiéndose al público puede esperar lograr su propio objetivo, como las manifestaciones de las Madres de Plaza de Mayo ante los medios de comunicación extranjeros los cuales podían eludir el control y la censura en una sociedad atomizada.
En algunos sectores durante la dictadura se comprendió que había desaparecido la obligación de la obediencia por caso de la ley inválida (o inconstitucional) ya que era el propio Estado el que estaba violando leyes básicas, desde la ley constitucional y los derechos democráticos, así como la integridad de las personas.
En el caso de Argentina podemos señalar desde la definición de Bobbio, el caso del “objetor de conciencia”, el cual actúa solo y en virtud de un dictamen de su propia conciencia individual, como por ejemplo las Madres de Plaza de Mayo, o la acción de figuras durante el período como Adolfo Pérez Esquivel. A su vez ambos ejemplos comparten dos de las características de la desobediencia civil que son la acción de grupo y la no violencia.
La principal fuente de justificación es la idea originariamente religiosa, luego laicizada en la doctrina del derecho natural, de una ley moral, que obliga a cada hombre en cuanto hombre. Podríamos señalar que en el caso de las Madres el componente “maternal” pudo haber operado en este sentido, legitimando su accionar. Por otro lado señala Bobbio, la otra fuente histórica de justificación es la doctrina de origen iusnaturalista que afirma el predominio del individuo sobre el Estado, de donde deriva la doble afirmación de que el individuo tiene algunos derechos originarios e inalienables, y que el Estado es una asociación creada por los propios individuos por común consenso (el contrato social) para proteger sus derechos fundamentales y asegurar su libre y pacífica convivencia. En esta línea el terrorismo de Estado, ha llevado una persecución sistemática de las libertades esenciales de los ciudadanos, lo que se vincula con la tercera fuente de justificación, la idea libertaria de la maldad esencial de toda forma de poder sobre el hombre, en especial Estado.

Anónimo dijo...

Garcia Maria Eugenia- Consigna 1


El origen del movimiento piquetero debe entenderse en su contexto, un proceso marcado por el empobrecimiento, la vulnerabilidad y la exclusión social que comenzó en los años 70. Situación que se profundizo con las mediadas llevadas adelante en la década del 90, a partir de la implementación de las llamadas políticas neoliberales bajo la presidencia de Menem.
Desde la perspectiva de Smelser, es posible entender este comportamiento colectivo poniendo de relieve la tensión entre estas organizaciones de desocupados y un Estado que no parecía más que acompaño el incremento de la desocupación, a través del impulso de políticas de flexibilización laboral y de la aprobación del proceso de privatización de ciertas empresas. Si bien el movimiento piquetero en sus orígenes no fue homogéneo, ya que estuvo compuesto por agrupaciones que provenía de corrientes político- ideológicas diferentes, logro organizarse para facilitar la acción colectiva. Esto se reflejo en los cortes de rutas que comenzaron a visibilizarse a partir del año 1996. Mediante esta intervención, que comenzó a propagarse por todo el país, masificándose, se buscaba efectivizar los reclamos por falta de trabajo y que sean escuchados por las autoridades estatales de mayor rango. Los cortes de ruta estuvieron acompañando por el funcionamiento asambleario, la pueblada – garantía para enfrentar la represión- y el trabajo territorial desarrollado a partir de la instalación de una demanda, los planes sociales. El plan estratégico implementado por el Estado para apaliar la situación de desempleo, fue el “Plan Trabajar”, que se convirtió en una solución de compromiso. La negociación entre dirigentes estatales y líderes piqueteros, se centraron en la obtención de estos planes a cambio de levantar los cortes de rutas.
Por su parte Tilly destaca que, para que se lleve adelante la acción es necesario el reconocimiento de intereses comunes. En esto consistió el reclamo de trabajo por parte de un grupo que si bien se caracterizó por ser “desocupados”, provenían de trayectorias y saberes distintos, pero que enfrentaron la desestructuración del marco normativo, social y cultural del mundo obrero industrial. Las asambleas funcionaron de manera organizativa, necesaria para efectivizar el reclamo. Y la movilización de recursos residió en cortes de rutas, que funcionaron como agentes de presión para la negociación y el reclamo de planes sociales. Tilly destaca el papel preponderante que tiene la organización, el caudal de recursos y las oportunidades, para que un grupo concrete la acción colectiva, que se funda en alcanzar metas colectivas. Sin embargo para fines de los 90, cuando se conforman las dos grandes corrientes sindicales del movimiento piquetero, Federación de Tierra y Vivienda, y la Corriente Clasista Combativa, se evidencian diferencias en términos de expectativas y objetivos, volviéndose inviable la posibilidad de lograr un movimiento unificado. A esto debe sumarse las estrategias llevadas adelante por el gobierno, que nunca fue unívoca y combinó negociación y cooptación, con represión. Al mismo que la judicialización de la protesta, buscaban fracturar un movimiento que había alcanza cierta autonomía de acción.
Claramente esta forma de protesta alteraba el orden social, interrumpiendo los flujos de comercialización entre distintos puntos del país. Sin embargo es necesario entenderla en su contexto de origen, un escenario político y social, donde el movimiento obrero, los sindicatos y la movilización juvenil habían perdido su poder de lucha efectiva. También es necesario tener presente que estas protestas estuvieron acompañadas de una fuerte represión, y que hace 10 años se cobró la vida de dos piqueteros, entre otros. La represión y la judicialización de los cortes, no hicieron más que afirmar el peligro que significaba para el orden social el movimiento piquetero.

Iv¿n? dijo...

6) Erik Neveau escribe sobre los caminos de la militancia y la identidad.
En Argentina, el kirchnerismo se ha consolidado como una de las principales fuerzas políticas desde el 2003. La repentina muerte de Néstor Kirchner, su principal líder, en 2010, puede haber provocado un efecto hipergenerador en cuanto a la militancia se refiere. En Argentina la muerte de figuras destacables ha rondado eventos políticos de diferente tinte, en estos días se recuerda la muerte trágica de los militantes de izquierda Kosteki y Santillán en 2002 a manos de la policía. Pero también muertes que ponen en relieve los entretejidos del poder como las del hijo de Carlos Saúl Menem en 1994, a poco tiempo de las segundas elecciones en las que su padre resultaría reelecto. De esta manera, los caminos de las tragedias y sus usos e interpretaciones se han cruzado en diferentes momentos generando diferentes climas en la sociedad argentina.

Iv¿n? dijo...

soy Ivana Ratto. No me di cuenta y me grabo el blog

Anónimo dijo...

Estefanía Martynowskyj
1
Para analizar el surgimiento de los movimientos piqueteros en Argentina desde las ópticas de Smelser y Tilly es necesario, primero, contextualizar la tarea en dos niveles: uno teórico-epistemológico y otro histórico. El primero nos permitirá comprender las diferencias entre los análisis construidos a partir de la explicitación de las diferentes perspectivas teóricas a que adhieren dichos autores, el segundo nos posibilitará situarnos en el escenario social en el que estos movimientos surgen y a partir de allí, realizar ambos análisis.
Entonces, desde una perspectiva sociológica podemos identificar dos miradas que se diferencian, en relación al análisis del comportamiento colectivo y los movimientos sociales: la funcionalista y la perspectiva del poder. Desde la primera se tiende a relacionar los movimientos sociales con el comportamiento colectivo, como si incluyeran rupturas con las expectativas sociales y como si frecuentemente interrumpieran el orden social establecido. Sin embargo, desde la segunda se ven las cosas diferentes, ya que se considera que los movimientos sociales se relacionan sólo superficialmente con fenómenos repentinos y a menudo irracionales, sino que son el producto del pensamiento racional y de la planificación. En este sentido desde dicha mirada se entiende que los grupos cuyos intereses son desatendidos por el sistema existente, realizan esfuerzos deliberados para resistir u originar el cambio, acudiendo a la protesta masiva ya que no cuentan con otro medio distinto para cambiar dicha situación.
Siguiendo estas dos líneas teórico-analíticas diferentes, podemos decir que la funcionalista destaca la tensión social como causa central del comportamiento colectivo, mientras que la perspectiva del poder pone de relieve la movilización de recursos realizada por las partes interesadas. Smelser adhiere a la primera corriente y Tilly, a la segunda.
Ambas perspectivas nos permitirían realizar análisis diferentes sobre el surgimiento de los movimientos piqueteros en nuestro país.
El diccionario de la Real Academia Española define como piquete a un “grupo de obreros huelguistas que situados en los lugares habituales de trabajo velan por la ejecución de las consignas de una huelga”. Sin embargo en Argentina el movimiento piquetero surge de las organizaciones de desocupados, durante la década del noventa, en pleno auge del menemismo. “Está vinculado al desempleo estructural de larga duración en el Gran Buenos Aires y diversas localidades del interior del país. Reúne a distintos componentes sociales: desde los obreros industriales desocupados que pasaron por la experiencia de la lucha sindical, a una enorme población empobrecida de los barrios (jóvenes y amas de casa que no han estado en fábricas ni en sindicatos) (Constanzo, 2008)”. Por cuestiones de espacio, solamente vamos a analizar aquí el primero en surgir, en Cutral-có, Neuquén, en el año 1996.
Cutral-Có y Plaza Huincul conforman la segunda área provincial en términos de población y proveen de gas natural y nafta a otras áreas de la provincia y del país. Hasta la privatización de la empresa petrolera estatal YPF, en 1992, la misma le daba empleo a un amplio porcentaje de los habitantes de dichas ciudades, siendo el centro de la vida económica, social y cultural. Desde 1992 se sucede un rápido aumento del desempleo (cerca del 30% de la población desocupada) y el espectro del “pueblo fantasma” se cierne sobre los habitantes jóvenes y viejos (Auyero, 2004).
Si analizáramos el surgimiento del movimiento piquetero de Cutral-Có desde la perspectiva de Smelser, podríamos identificar las seis condiciones que, según dicho autor, preceden comúnmente un episodio de comportamiento colectivo (las cuáles ocurren de forma secuencial, ya que cada una va creando un ambiente social que ayuda a que la próxima condición sea posible): la conductividad estructural, la tensión social, una creencia generalizada, acontecimientos que se precipitan, la movilización de los participantes, una ruptura del control social.

Anónimo dijo...

Estefanía cont.
Siguiendo esta línea cronológica podemos identificar como elemento central de la conductividad estructural, la función social de la radio municipal y los vínculos vecinales del pueblo. Ambos elementos habrían sido fundamentales para difundir la noticia de la cancelación del contrato entre el gobierno provincial y una empresa canadiense para construir una planta de fertilizantes en la región, que iba a generar cientos de puestos de trabajo durante el período de construcción y, luego, cincuenta empleos permanentes, que es lo que le da inicio al conflicto. Además la radio sirvió de medio de convocatoria a la ruta y de herramienta organizacional una vez establecidas las barricadas. Por lo que la organización no hubiera sido posible sin este elemento. La cancelación de este contrato constituiría el elemento articulador de la tensión social, ya que sería una respuesta a la problemática del desempleo vivida en Cutral-có. La creencia generalizada de que este hecho era el “golpe final para el futuro de la región”, habría condensado las ideas anteriormente vagas acerca de la situación crítica del pueblo, dándoles una realidad compartida. El hecho de que la primera respuesta provincial a la movilización haya sido el intento (frustrado) de desalojo con la presencia de una jueza y de gendarmería, actuó como precipitador de los acontecimientos, generando más unión en la gente y persistencia en la lucha. Al no encontrar respuestas inmediatas la gente habría empezado a actuar acorde a sus creencias, movilizándose casi la totalidad de la población a la ruta y rompiendo de este modo el control social.
Como esta perspectiva ve al comportamiento colectivo como la ruptura del orden social establecido, como una circunstancia que señala que el funcionamiento normal y armonioso del sistema social está desfazado por alguna razón, no nos permite hacer una lectura del mismo en términos de relaciones desiguales de poder y de explotación. En el caso del movimiento piquetero esto es de suma importancia ya que las personas que lo conforman pertenecen a los estratos más desfavorecidos de la sociedad, encontrándose desocupados en la década del noventa y no contando con los medios materiales necesarios para la reproducción de sus vidas. Por lo cual no podemos pensar, sin que surjan una serie de problemas, en alguna especie de “tensión social poco común”, como el motor del surgimiento de dicho movimiento, ya que estas tensiones se derivarían de una situación estructural y, por lo tanto, de larga duración.
En cambio, si analizáramos su surgimiento desde la perspectiva del poder en la que se enmarca Tilly, podríamos argumentar que la sociedad siempre tiene algunos grupos de personas que experimentan la tensión y, en cambio, nos preguntaríamos acerca de que es lo que les permite a algunos grupos que se sienten que los tratan injustamente, actuar en su propia defensa y desafiar el orden social, mientras que otros con iguales desventajas tienden a aceptar su situación. En esta línea Tilly formula una respuesta que apunta hacia el poder de movilizar recursos en la búsqueda de metas deseadas. Según este autor para que alguna forma de acción colectiva tenga lugar, las personas comprometidas deben darse cuenta de que comparten ciertas opiniones sobre el mundo social y de que tienen intereses comunes; además del reconocimiento de que sería benéfico unir las fuerzas y de esta forma podrían tener el control para efectuar el cambio. Luego los actores involucrados deben organizarse como grupo para actuar a favor de sus intereses colectivos, obteniendo el control de los recursos necesarios para la acción colectiva (tiempo, trabajo, dinero, equipos, etc.).

Anónimo dijo...

Estefanía cont.
Finalmente debe surgir la oportunidad para dicha acción, lo cual sucede cuando cambia algún aspecto del ambiente del grupo, dándole nuevas oportunidades para actuar a favor de sus intereses.
Esta perspectiva nos previene de considerar la participación en estos acontecimientos simplemente como explosiones emocionales de personas que sufren tensiones y nos estimula a observar estos incidentes como esfuerzos deliberados y calculados para lograr metas anheladas. En el caso del movimiento de piquetero de Cutral-có, estas metas eran conseguir “fuentes de trabajo dignas” y nacían del reconocimiento por parte de una porción importante de la población, de la situación de injusticia que los atravesaba por la aguda falta de trabajo debida, en gran medida, a la privatización de YPF.
Para finalizar me gustaría resaltar que, más allá que la perspectiva del poder nos permite hacer un análisis más profundo del surgimiento del movimiento piquetero, ya que tiene en cuenta la situación estructural del país, como condicionante de la acción y la agencia de los actores en términos racionales, es decir, con metas a lograr, sería beneficioso agregar al análisis la historia biográfica de algunos de los actores involucrados. A partir de la lectura del libro de Auyero (2004) dilucidamos que incorporar la intersección entre historias de vida y análisis estructural es sumamente beneficioso para el entendimiento de las motivaciones que llevan a las personas a movilizarse.

Bibliografía
ALEJANDRO COSTANZO, “Historia del movimiento piquetero argentino”. Apunte de Cátedra del Taller de Análisis de la Información, FPyCS, La Plata, 2008
JAVIER AUYERO, “Vidas beligerantes: dos mujeres, dos protestas y la búsqueda de reconocimiento”, Bernal, Universidad de Quilmes, 2004.
LIGHT, KELLER Y OT., “Comportamiento colectivo y movimientos sociales” en Sociología, Ed. DHA, 1986.

5. Érik Neveu, en el capítulo 6 de su texto Sociología de los movimientos sociales, trae a colación la metáfora del hipergenerador que “produce más combustible cuanto más consume”, para construir una explicación sobre la alta implicancia que algunos movimientos sociales requieren de los individuos que los conforman. Propone, siguiendo a HIrchsman, que el beneficio de la acción colectiva no es la diferencia entre el resultado que espera el militante y el esfuerzo empleado, sino la suma de ambos. Discutiendo con las explicaciones que se ciñen a las teorías de la acción racional, Neveu pone de relieve la importancia de la dimensión identitaria, como elemento que posibilita el entendimiento de la actuación “desmesurada” de los militantes. En este sentido, y antes de pasar a narrar mi propia experiencia del efecto hipergenerador, me parece interesante traer a colación el análisis de Auyero que citamos en la consigna 1, ya que desde su perspectiva analítica, fue el ansia de reconocimiento lo que llevo a dos líderes de movimientos sociales a participar de los mismos (Laura Padilla en el movimiento piquetero de Cutral-có y Nana en el santiagueñazo) y no podríamos explicar su alta implicancia en las acciones colectivas sin tener en cuenta esta dimensión.

Anónimo dijo...

Estefanía cont.
Volviendo al hilo argumental, si bien Neveu aclara que no es pertinente usar la metáfora del hipergenerador para explicar cualquier movimiento social, sino que más bien sería pertinente para aquellos que guardan cierto aprentesco con el modelo de la “institución total” y ejemplifica con las organizaciones revolucionarias, las sectas religiosas y las organizaciones militaristas; creo que es posible también utilizarla para el caso de ciertas organizaciones estudiantiles, donde la participación de los individuos en las mismas estructura de manera significativa la identidad de sus miembros.
Cuando estaba en el último año de la secundaria, entré a militar en una organización estudiantil universitaria, que en ese momento era independiente (no respondía a ningún partido político). Milité en CAUCES casi tres años, hasta que la mayoría de sus integrantes decidieron ingresar al Partido Socialista. Como yo todavía no estaba en la universidad, mi participación en la agrupación comenzó a partir de un taller de discusión política que la misma proponía entre estudiantes de distintos secundarios. Luego de los talleres, uno de los líderes que los tenía a cargo proponía ir a tomar un café o a comer, y estas reuniones solían durar más aún que la actividad “institucional”. De modo que en las mismas se daban fuertes intercambios con el resto de los miembros de la agrupación, y se iba generando una identificación con el grupo. En el mismo solía haber una gran cantidad de parejas y en general, todos formaban parte de algún grupo de amigos hacia el interior de este. Cuando terminaron los talleres, comenzó una Cátedra abierta de historia argentina, y los encuentros con el resto de los militantes se fueron haciendo cada vez más intensos y constantes. Con ese grupo de personas que acababa de conocer, había discutido de casi todos los temas de índole social que me inquietaban por ese entonces. Al cabo de unos meses había construido una “visión de mundo” más o menos estructurada y acorde a la del resto de mis, ya compañeros, y, además, salía con uno de los militantes; por lo que las fronteras entre mi vida pública y privada se habían desdibujado y casi la totalidad de mi experiencia se articulaba alrededor de la agrupación. Cuando terminé el colegio y entre en la universidad, como estudiaba en humanidades y la agrupación solo tenía militantes, en ese momento, en Ciencias económicas, organizamos con algunos compañeros en situaciones parecidas un proyecto de voluntariado para trabajar en un barrio periférico de la ciudad, y a partir de esa experiencia conformamos el “Grupo territorial” de la organización. Durante dos años tuve en promedio 5 reuniones durante los días de semanas, y 1 plenario cada 15 días los fines de semanas, que solían durar no menos de 6 horas. Además, no pasó un fin de semana sin que saliéramos con algún grupo de la agrupación.
Si bien logramos llevar adelante ciertos objetivos que nos planteábamos al interior del espacio del que participaba, claramente fueron superiores las horas dedicadas a las reuniones y a las discusiones políticas, que muy pocas veces se vieron plasmadas en la realidad. Sin embargo, el pertenecer a la organización redituaba para mi, más allá de los resultados que podía esperar de este hecho en relación a los esfuerzos que hacía, sino que mi participación me generaba una serie de satisfacciones provenientes de el tipo particular de interacciones que se generaban con los otros agentes movilizados, donde prevalecía el imperativo solidario sobre los cálculos individuales. Además, para ese entonces, la agrupación estructuraba de manera significativa mi identidad, dándole sentido a mi estar en el mundo.

Anónimo dijo...

Marcela Moschella
1. Los movimientos sociales pueden definirse como un intento colectivo de promover un interés común o de asegurar un objetivo compartido sin ser una institución establecida. Sus miembros pueden ser tanto millones como pocas personas, algunos movimientos operan dentro de las leyes y otros pueden ser ilegales o clandestinos. Como consecuencia de la acción de los Movimientos Sociales las leyes cambian total o parcialmente.La explicación de la conducta colectiva es aceptada como una de las teorías pioneras en los estudios de los movimientos sociales.Entre los seguidores de esta corriente estuvieron varios sociólogos de la Escuela de Chicago, como Neil Smelser (discípulo de Talcott Parsons), quien formalizo y clarifico su planteamiento.Esa orientación considera a los movimientos sociales como reacciones semi-racionales a condiciones anormales de la tensión estructural, entre las principales instituciones sociales. Esa tensión produce un inadecuado funcionamiento del sistema social en su conjunto. Smelser explicaba el mecanismo de la emergencia de los movimientos sociales, donde estos son el síntoma y la expresión de una sociedad enferma. Una sociedad sana no tendría movimientos sociales, ya que cuenta con una formalidad política y “normas” para la participación social. Entonces para este autor el movimiento piquetero seria el emergente de la enferma sociedad argentina.
Este autor distingue seis condiciones para que se origine un movimiento social, estas son:
a) Conductividad estructural. Son las condiciones sociales que pueden permitir o cohibir el nacimiento de movimientos sociales.
El movimiento piquetero surge de las organizaciones de desocupados. Está vinculado al desempleo estructural de larga duración en el Gran Buenos Aires y diversas localidades del interior del país.
Reúne a distintos componentes sociales: desde los obreros industriales desocupados que pasaron por la experiencia de la lucha sindical, a una enorme población empobrecida de los barrios (jóvenes y amas de casa que no han estado ni en fábricas ni en sindicatos). Es esta heterogeneidad la que lo enriquece y le da vida. Las condiciones socioeconómicas son la principal causa del fenómeno.El deterioro acelerado de la calidad de vida crea un clima de alta frustración y protesta formando “piquetes” de huelga.
b) Tensiones estructurales. Son los conflictos de intereses existentes en una sociedad.
El Movimiento Piquetero empieza a organizarse a principios del año 1995 (época en que se preparaba la reelección de Menem) bajo la forma de comisiones de desocupados en el ámbito municipal, en particular en Neuquén. La lucha contra el desempleo y la pobreza adquirió con el gobierno de Menem –cuyo ministro de economía era Cavallo- dimensiones nunca vistas ante las políticas de Privatizaciones, Convertibilidad (paridad del peso con respecto al dólar), Neoliberalismo(libertad de mercado).
c) Creencias generalizadas. Influencia de las ideologías implantadas.
El fenómeno de los piqueteros es una expresión de la necesidad de un cambio profundo del sector social en Argentina. El centro de la protesta se ha trasladado de los trabajadores sindicalizados a los desocupados, lo que tarde o temprano repercutirá en un recambio de la




tradicional dirigencia sindical, desprestigiada ante la opinión pública, por otra con un nuevo perfil menos agremiado y más social.
d) Factores precipitantes. Incidentes que disparan la acción directa de las personas
La ausencia en políticas de asistencia social y sindicatos en connivencia con el propio Estado, dieron el marco a nuevas formas de representaciones sociales.

Anónimo dijo...

cont
Grupo coordinado dispuesto a la acción (apoyo financiero, de medios de comunicación y existencia de un líder fuerte)
Es el movimiento popular más politizado de la Argentina; en su seno actúan las más variadas tendencias políticas, sectores puramente revolucionarios, nuevas organizaciones sindicales más pluralistas y agrupaciones independientes que luchan en conjunto con un fin en común. Es esta heterogeneidad la que lo ha transformado en el movimiento de lucha más popular de Argentina. Ha pasado a ser un referente para todas las organizaciones de lucha de la ciudad y el campo, y en la medida en que aparece como una autoridad política frente al Estado plantea el poder de los explotados.
e) Funcionamiento del control social. El gobierno moviliza su influencia sobre la conductividad estructural y las tensiones estructurales para suavizar diferencias y desmontar la radicalización del movimiento
Entre mayo y junio de 1996 los sucesos de Cutral-Có y Tartagal (Provincia de Neuquén) produjeron una protesta con cortes de rutas y caminos contra la empresa de petróleo YPF –ya privatizada-que se prolongó por un mes. El gobierno ofreció Planes Trabajar para desmovilizarlos. Apartir de ese mismo año varios grupos de piqueteros surgieron en la zona sur del Gran Buenos Aires repitiendo la misma práctica: cortes de rutas que se levantaban tras la negociación de Planes trabajar

Otra teoría importante es la “movilización de recursos”, que entre sus principales exponentes se encuentra Charles Tilly, este autor ve a los movimientos sociales como formas innovadoras de participación política , la cual crea y toma nuevos recursos políticos disponibles en las modernas sociedades democráticas. Los movimientos son percibidos como grupos de presión emergentes o como partidos embrionarios, que surgen como parte de los procesos políticos y tienen objetivos precisos. Son considerados como parte de un “convenio” entre quienes detentan el poder y los que se movilizan para aprovechar coyunturas y ventajas.
El Movimiento Piquetero vuelve al primer plano, pero ahora con una proyección política nacional nunca vista; es mucho más que una forma de protesta contra las políticas de gobierno. Pasa del movimiento puramente reivindicativo y de reclamo de asistencia social a formular programas políticos y la transformación social de la Argentina e incluso del gobierno de los trabajadores.
El Movimiento Piquetero pasó de los cortes de ruta aislados a la huelga general y al plan de lucha nacional; de la organización de los desocupados a incorporar activamente a sectores obreros industriales. Casi ninguno de quienes hoy están a la cabeza del movimiento piquetero tenía una participación dirigente en sus inicios. El ejemplo más claro de esto es el de los Piqueteros de Tartagal y Mosconi. Los que hoy están al frente, aunque estuvieron en la lucha desde el principio, son la tercera generación de dirigentes piqueteros.

Anónimo dijo...

Cont.
Texto Bobbio: Respecto a la dictadura militar 1976-1983 ¿Había fundamentos para la desobediencia civil ante el golpe dictatorial? ¿Qué tipos de desobediencia civil aislada conoce de aquellas épocas?

Para que un acto se clasifique como de desobediencia civil, se necesita que la acción se haga públicamente, que sea ilegal o que así lo clasifique el poder, y que al mismo tiempo quien cometa el supuesto delito esté consciente de sus acciones y motivos.Los desobedientes actúan por motivos morales. Consideran que las normas que rechazan son normas arbitrarias u odiosas, que repugnan a la conciencia del ciudadano. La desobediencia civil es una expresión de responsabilidad personal por la injusticia, refleja el compromiso de no colaborar ni someterse a prácticas y normas injustas.El rasgo característico de la desobediencia civil es su ejecución de forma consciente, pública, pacífica y no violenta, manteniendo una actitud de protesta contra la autoridad con el fin de rectificar los errores que ésta haya cometido, a juicio de quienes protestan.
Bobbio sostiene que existen condiciones específicas que justifican y originan la desobediencia civil. Nuestro país, cuando sufrió el golpe militar de 1976, tuvo que padecer leyes dictadas por un gobierno de facto, por lo tanto carecían de legitimidad y eran muy injustas. En ese marco de miedo y silencio surgieron las Madres de Plaza de Mayo, un grupo pequeño de mujeres que por amor a sus hijos "desaparecidos" desafió al Poder. Al comienzo las reuniones semanales eran el día jueves de 3:30pm a 4pm. Por ser un día y una hora en la que transitaba mucha gente por la Plaza de Mayo, ellas permanecían en grupo y de pié, sin caminar cuando los policías que custodiaban la plaza les indicaron que debían caminar de a dos, porque como el país estaba bajo Estado de Sitio, estaban prohibidos los grupos de tres o más personas. Así fue como comenzaron las marchas alrededor de la pirámide de Mayo, que es el símbolo de la Libertad; marchas que continúan aún hoy.
Con el objeto de reconocerse, comenzaron a usar un pañuelo blanco en la cabeza que se convirtió en su símbolo. Cuando comenzaron a reunirse eran un grupo pequeño de Madres que creció hasta ser 300 a 400 Madres y de a poco fueron incorporándose los padres, hermanos, esposas, hijos y nietos de los desaparecidos; y también se formaron grupos de Madres en el interior del país. Con el paso del tiempo fueron escuchadas y adquirieron fuerza mientras que su prestigio creció en todo el mundo; a punto tal que en otros países de América Latina y de Asia donde se sufría del mismo mal, surgieron grupos de Madres que imitaron la acción de las Madres de Plaza de Mayo.
Ellas encarnaron la forma de desobediencia civil mas ejemplar y se conformaron como un colectivo de resistencia. Gracias a la desobediencia civil, ellas encontraron una forma estratégica de comportamiento, y este fue público, pacifico y comisivo (por que se hacia lo que estaba prohibido). Las Madres violaron la ley de estado de sitio, de no reunirse, de no juntarse porque estaban convencidas de que era algo justo. Las Madres de Plaza de Mayo continúan haciendo su marcha alrededor de la pirámide de Mayo todos los jueves a modo de afirmación de la vigencia de sus demandas.

Anónimo dijo...

Joaquín Picón – Consigna 1.-
Neil Smelser plantea que el comportamiento colectivo es una respuesta a un desajuste en el orden social. Desde una perspectiva funcionalista, plantea que existe una acumulación de tensión social que al interactuar con otros factores desencadena un proceso de acción colectiva. Para desarrollar esto propone una teoría en la cual concurren seis condiciones que hacen posible la emergencia de un comportamiento colectivo.
El proceso de destrucción del empleo formal es lo que genera la tensión social necesaria para el surgimiento de un comportamiento colectivo de los sectores populares diferente del sindicalismo clásico. En conjunto a ésta tensión se desarrollan con gran dificultad las creencias generalizadas que plantean un discurso contra hegemónico, al plantear que la desocupación creciente no era un acontecimiento fortuito o una responsabilidad individual de cada desocupado, sino el resultado buscado por una política de ajuste estructural contra la clase trabajadora. Con este panorama se produce el primer piquete en Cutral Có, Neuquén; lo cual resulta llamativo no solo por una metodología de movilización poco habitual sino por el tono de ejemplaridad que se le atribuye en su efectividad para una parcial y acotada ruptura del control social.
Por otra parte Charles Tilly desde una perspectiva situada en torno al poder propone un conjunto de cuatro condiciones que conducen a la acción colectiva: los intereses, la organización, la movilización de recursos y la oportunidad.
En este caso, se podría establecer una cierta comunión de intereses por parte de quienes estaban sufriendo en particular los resultados de las políticas de ajuste en términos de pauperización. En términos de organización y de movilización de recursos podemos decir que, siguiendo a Svampa y Pereyra, la experiencia adquirida en torno a la participación en sindicatos, primero, y luego los partidos políticos de izquierda son un factor esencial en lo que es la viabilidad inicial y el posterior desarrollo del movimiento piquetero. Finalmente, la última condición que establece Tilly, es un tanto compleja evaluarla en términos de oportunidad. Más bien, podría decirse, que de una serie de acontecimientos fue, en el caso enunciado, necesaria la concurrencia (mas o menos accidental) de factores distintos, para que surja en ese momento y desde ese lugar.

Anónimo dijo...

Joaquín Picón – Consigna 6.-
Para entender el modo en que se da el efecto hipergenerador que Neveu toma de Daniel Gaxie es necesario salirse del modelo que interpreta que las personas que militan son meros aportantes de recursos a una organización colectiva a cambio de retribuciones materiales o inmateriales. Probablemente sea cierto que en un principio muchas personas se acerquen a participar con esa idea de “aportar” o “sumar” e inclusive “obtener”, lo cual no inhabilita que en muchos casos esas personas terminan aportando u obteniendo mucho menos o mucho más de lo que planeaban. Las organizaciones políticas son espacios de interacciones mas o menos permanentes y una de sus funciones es la de llevar adelante un proceso de socialización militante. El militante no es un a priori de las organizaciones, sino un resultado buscado de sus sistemas de prácticas. Estas practicas consisten (de un modo similar a lo descripto por Becker para los fumadores de marihuana) en un “enseñar a militar”, a la vez que se construye simbólicamente un ideal militante. En determinado momento este sistema de prácticas deviene en un sistema de disposiciones y la propia subjetividad es la de un militante. Con este hábitus se realiza la tarea de construcción de identidad en tanto militante. Ahora bien, respecto del efecto hipergenerador, creo que un concepto que puede servir para aportar a comprender el modo en que éste se desarrolla es el de sublimación. Este concepto del psicoanálisis, permite entender como las personas canalizan energías libidinales desexualizadas en actividades sociales como el arte, la religión o la política. Esto explica lo gratificante o placentero de la actividad, que permite una permanente reinversión de energías, pero acompañado de un cierto displacer que lleva a intentar intensificar estas energías ya sea de modo individual o con la incorporación de nuevas personas. En lenguaje político, el compromiso es contradictorio porque es correcto pero siempre es insuficiente. Desde mi punto de vista y mi experiencia creo que esta puede ser una explicación de por qué se da ese proceso en el cual se produce más “combustible” cuanto más se consume.

Anónimo dijo...

Milagros Dolabani.
Consigna 1 parte 1
Para Smelser y su teoría funcionalista de los movimientos sociales, el surgimiento de los piquetes en la Argentina de los noventa, sería analizado como producto de un desbarajuste en el sistema social. En efecto, este tipo de comportamiento colectivo estaría posibilitado por la existencia de precondiciones que lo anteceden, es decir, no surge como fenómeno sui generis. Podrían tomarse como precondiciones de este caso las políticas macroeconómicas desarrolladas durante las décadas precedentes, así como su profundización durante los noventa. Tales políticas neoliberales se enrolarían en lo que el autor denomina “conductividad estructural”, es decir, que las consecuencias de su implementación posibilitaron el surgimiento de ciertos aspectos de la organización social que facilitan –como efecto de su disfunción- la acción colectiva. En otras palabras el sistema social ya no puede dar respuestas, o mejor dicho, no puede encauzar o absorber por canales institucionales a la gran proporción de población desocupada, o bien precarizada como producto del neoliberalismo.
Del mismo modo, y en un segundo momento de la cronología desarrollada por Smellser, la tensión social estaría en nuestro caso proviniendo de un cambio social a largo plazo (las por lo menos, tres décadas de implementación de políticas neoliberales como se indicó más arriba) y a su vez, de una Cultura incapaz de responder a una nueva situación, en este caso de crisis política (la estructura partidaria tradicional resulta inoperante para hacer frente a los nuevos reclamos populares, de allí, entre otros factores, el surgimiento del fenómeno piquetero).
En tercer lugar debe aparecer una “creencia generalizada” la cual podría asociarse con el descreimiento en la política tradicional, en la clase dirigente, asociando a ambos con la corrupción. Este hecho se confirma dentro de los denominados “hechos precipitantes”, dentro de los que podría nombrarse el saqueo de recursos públicos, lo que ratificaría la idea de corrupción asociada con la política tradicional. Por otro lado, la movilización de participantes se observa en los cortes de ruta, o en las manifestaciones cuando se produce una ruptura del control social a raíz del enfrentamiento con las fuerzas del orden; ello puede ocasionar su efecto contrario, es decir, producir más movilización agudizando la tensión social.
Por otro lado, el modo en que Tilly analiza la acción colectiva es por entero diferente a la de Smelser, dado que parten de concepciones de la sociedad diferentes. Mientras para uno ésta experimenta procesos de tensión producidos de una desigual distribución del poder, para el otro dicha tensión es un efecto defectuoso del funcionamiento normal del todo social.

En efecto, es de acuerdo a su modo de ver la Sociedad, que Charles Tilly analizaría al movimiento piquetero como el resultado de la unión de intereses comunes a individuos en situaciones similares, que comparten visiones del mundo afines, hecho que puede ejemplificarse como la carencia o precariedad laboral, la carestía económica, las mutuas dificultades para su reproducción, etc.
El descubrimiento de esta “mancomunión” conlleva un proceso de organización en favor de sus intereses compartidos, caso que pondría ser ilustrado con la constitución de organizaciones de desocupados, por citar sólo un ejemplo. Un siguiente momento señalado por el autor, es la llamada movilización de recursos, que podría observarse dentro del movimiento piquetero en procesos como la toma de territorios fiscales o de fábricas, la obtención de servicios sociales o de asistencia mediante el corte de rutas, avenidas o puentes, entre otros ejemplos de combate y resistencia a la situación apremiante de los sectores más desfavorecidos.

Anónimo dijo...

Milagros Dolabani Consigna 1 parte 2
Para finalizar, Tilly llama Oportunidad a la última de las condiciones para la acción colectiva, es decir, el surgimiento de algún aspecto que cambia el ambiente del grupo obteniendo con él nuevas oportunidades de acción a favor de sus intereses. Un ejemplo de ello podría ser la sucesión presidencial de De la Rúa a Duhalde, y de éste a Kirchner, como cambios en la correlación de fuerzas, de acuerdo a las políticas sociales que cada presidente desarrollara.

Anónimo dijo...

Milagros Dolabani
Consigna 2
Siguiendo a Bobbio y su definición de desobediencia civil, es lícito señalar que en la última dictadura militar había motivos para que acciones de esa índole se desarrollaran. En efecto, el autor señala que la d. civil, a diferencia de la desobediencia a secas, está fundada en el rechazo a alguna ley por considerarla injusta, ilegítima o inválida, con el fin de cambiarla. Ante la eminencia de un golpe de estado, muchos ciudadanos consideraron la implementación de un gobierno militar como un hecho por demás ilegítimo y anticonstitucional. Se desprende de dicha consideración, que la violación a determinada ley durante la última dictadura (como ser debatir política, o salir a la calle en estado de sitio) no sea vista como un acto criminal, sino más bien como uno lícito ya que al considerar una ley como injusta, no es una verdadera ley; por ende nada se está violando.
Una particularidad de la desobediencia civil es que, nuevamente a diferencia de la desobediencia, ésta debe ser pública para lograr su objetivo -el cambio de leyes- además de ser una acción “innovativa” en contraposición a las acciones destructivas. Es decir, que debe ser una acción publicitada, demostrativa, que haga surgir el efecto en los demás que en ciertos casos es obligatorio el incumplimiento de tal o cual ley fundamentándose en un “deber moral”, por ende violación éticamente justificada.

Ejemplos de desobediencia civil aislada que (aunque constituyan casos individuales o grupales, hecho que no cuadra del todo con la definición de Bobbio) muestran muy bien su componente innovativo, podrían ser los otorgados en el perseguido ambiente del Rock de aquellos años. La referencia casi obligada son las famosas canciones de Charly García “Los Dinosaurios” o “Alicia en el país”, ejemplos de cómo la imaginación puede solapar en la letra de una canción un mensaje en clara protesta y denuncia al orden social impuesto por la Junta Militar. Otro ejemplo menos conocido pero igual de ilustrativo, lo proporciona la banda punk “Los Violadores” quienes de un modo más directo y menos poético le cantaban a la dictadura en sus años finales, con letras de canciones contestatarias como la de “Represión”, o “1, 2 Ultraviolento”.
Por último es dable mencionar otro modo de producir desobediencia civil aisladamente dentro del ambiente del rock, esta vez sí grupalmente, como lo fueron los cánticos producidos por los espectadores en recitales de bandas como SUMO, ya hacia el final de la dictadura, que de manera aislada expresaban el deseo de la juventud: “Se va a acabar…se va a acabar…la dictadura militar..”

.azucena. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
.azucena. dijo...

https://www.dropbox.com/s/opa2urlse8vstcm/Enlace%20hacia%204INSTITUCIONAL%281%29.doc

Carol dijo...

CAROLINA TAVANO- MA 17355

Disculpas por la demora!


Consigna 6
En mis primeros años de militancia en un partido político, podría decir que he sido parte (o víctima) del efecto hipergenerador. Durante un par de años participé en movilizaciones y reuniones políticas, que me entusiasmaban generando la ilusión de estar luchando activamente por una causa, al margen del éxito de las acciones o proyectos que se planteaban. Aún en épocas donde la actividad concreta mermaba, el simple hecho de participar continuaba siendo una motivación, convirtiéndose a la larga en un fin en si mismo. Tanto yo como otros compañeros sentíamos que la participación en sí misma retroalimentaba nuestra actividad. Sin embargo, cuando este proceso se extiende en el tiempo, al menos en mi experiencia, se genera cierto desencanto de la militancia (en tanto y en cuanto los objetivos no se logren efectivizar, y solo se cuente con este -efecto hipergenerador-), sobre todo cuando la inercia por enfocarse en la participación es la excusa para no realizar autocríticas, y superar instancias a partir de un aprendizaje colectivo.

(a continuación la otra consigna)

Anónimo dijo...

Martina Castro.
Consigna 2
Durante la última dictadura militar las leyes aplicadas fueron injustas, por ir contra el ordenamiento legal en su fin más último; ilegitimas, por ser emanadas de quien no tenía el poder legislar; e inválidas, por su carácter anticonstitucional. Cuando la ley no es verdaderamente ley, la desobediencia civil más que encontrar fundamentos para su acción, encuentra la obligación de manifestarse. La particularidad que reviste este concepto y lo diferencia de otras formas de resistencia es su carácter eminentemente colectivo y pacifico. Bajo esta premisa es que la d. civil constituye un acto de critica al ordenamiento jurídico que es siempre ejemplar, siempre demostrativo.
Pueden citarse como ejemplo de este tipo de manifestaciones el claro caso de las Madres de Plaza de Mayo que desde una lucha pacifica y sostenida pusieron de manifiesto su critica al sistema represivo mas feroz de la historia argentina; o la labor del Movimiento del Teatro Abierto, grupo de actores que desde sus representaciones manifestaron mediante la cultura su reacción contra la dictadura militar argentina teniendo una amplia influencia en la sociedad. Vale decir que el grupo tuvo también gran repercusión en el ambiente artístico de la época, dando lugar al surgimiento de otros movimientos culturales de resistencia tales como Danza Abierta, Música Siempre, Libro Abierto, Poesía Abierta, Tango Abierto o Folclore Abierto, tanto en la capital como en algunas provincias. Al igual que las Madres, este grupo de teatro crítico y resistente, fue perseguido por los militares, siendo victimas de la quema del Teatro Picadero donde exhibían sus presentaciones.
Consigna 6
Respecto de lo que Neveau denomina “efecto hipergenerador” de la militancia, creo que es posible aplicarlo a varios casos de movimientos sociales y estudiantiles. En mi experiencia personal considero que en alguna una ocasión me he sentido bajo una situación de “cuasi encanto” militante donde la participación constituyó en si misma la motivación de la acción, aun mas allá de la causa que nos nucleaba y organizaba como movimiento. También reconozco que he sido y soy, ocasionalmente, testigo de este tipo de prácticas en mi lugar de trabajo que esta fuertemente vinculado a la política de base más militante y activa. Si bien en estas situaciones parece “prevalecer el imperativo solidario sobre los cálculos individuales” ya que el resultado de las acciones pasa a un segundo plano, es necesario reconocer que cuando la militancia se vuelve la única base solida en un movimiento, los riesgos son grandes ya que no se pone el acento en la revisión de lo hecho para el crecimiento de la organización, sino solo en la participación activa de los miembros lo que claramente puede decantar en la disolución o el fracaso del movimiento, cuando no ambas.

Carol dijo...

CAROLINA TAVANO ma 17355
Segunda consigna (N°4)

Siguiendo a Riechmann y Fernández, los Nuevos movimientos sociales (NMS) adquieren elementos distintivos, como ser la búsqueda de la supervivencia y además la emancipación, en términos generales, como la búsqueda de una humanidad libre y justa; “La aspiración de los individuos y de las comunidades a recuperar su soberanía existencial, el poder de autodeterminar su vida” (Gorz, en Riechmann y ots, p. 58). Esta lucha es en términos “negativos” (Touraine) una crítica o defensa contra el poder de la burocracia y la industria modernas, esgrimiendo el derecho a la autodeterminación contra la profesionalización, tecnocratización y monetarización producto de la modernidad neoliberal a partir de los ’70. Es decir que más que una lucha contra las formas de producción social dominantes, es contra la reproducción social, la distribución, el consumo y las formas a veces invisibilizadas de dominación. En este sentido, los movimientos sociales surgidos en Argentina a partir de la crisis del modelo neoliberal, poseen un fuerte rasgo de “radicalidad emancipatoria”. Por ejemplo, la Organización barrial Tupac Amaru (Jujuy) emerge hacia el año 1999, tomando algunas modalidades de protesta similares a los denominados “piqueteros”, desprendiéndose de agrupaciones sindicales tradicionales. Este grupo inicial se conforma a partir de varios desempleados, para luego arraigarse a nivel comunitario, movilizándose por la lucha por el trabajo, la distribución de la riqueza, y contra el hambre. Las demandas se estructuran en base a una crítica profunda al modelo de acumulación vigente, que hacia fines de los ’90 comenzó a dejar en evidencia la profundización de la marginalidad y vulnerabilidad de sectores ya excluidos. Si bien la crítica no tenía como meta una “revolución social”, las consignas propugnaban por una reforma profunda. Es decir que además de esta crítica en parte defensiva, fueron (y aún lo son) también portadores de una alternativa “positiva”, su imagen de una sociedad mejor, basada en la integración social y simbólica de poblaciones que no se sentían contenidos a nivel político-partidario, ni de ciudadanía en general. En parte la supervivencia de este movimiento social se basó en la construcción de estos objetivos a mediano y largo plazo, los cuales en última instancia proponían una “emancipación” del sistema que los condenaba a la exclusión, mediante una restructuración del espacio comunitario, afianzando su organización política y sin perder de vista los objetivos colectivos.

Anónimo dijo...

Consigna 5
Garcia Maria Eugenia


La teoría de la movilización de los recursos define a los movimientos sociales como la prolongación de actuaciones institucionalizadas, restringiendo su campo de análisis a los movimientos que postulan un cambio institucional. Destaca factores como los recursos, la organización, las oportunidades políticas y la hipótesis del descontento. Para el caso del movimiento piquetero, que surge de la problemática de la desocupación, el recurso con el que cuentan es el corte de ruta. La organización se plasma en la forma asamblearia, que permite pautar las formas de acción para efectivizar la lucha. Las oportunidades políticas permiten prever las capacidades de visibilizar su problemática ante el Estado.
El eje central del análisis se ubica en las capacidades internas del movimiento, y ya no tanto en los motivos del descontento. Es posible destacar la masificación del accionar piquetero, registrándose en varias zonas del país cortes de ruta. Al mismo tiempo que surgieron nuevas prácticas de la organización, que no se centraron en la demanda de trabajo, sino en la posibilidad de satisfacer las necesidades más inmediatas a través de huertas comunitarias, comedores, roperos, entre otras.
Otro elemento destacable es el proceso de movilización, que consiste en el control colectivo sobre los recursos necesarios para la acción colectiva. Jenkins llama recursos de poder aquellos que proporcionan los medios de control de las acciones que se dirigen hacia el logro de objetivos. En este sentido el corte de ruta constituye un recurso de poder, que sirve de presión para llegar a ciertas autoridades políticas. Asimismo ese proceso trae consigo la posibilidad de generar solidaridad y compromiso moral entre sus miembros.
En cuanto la organización de los movimientos, se destaca el debate entre dos tipos ideales. Un modelo burocrático centralizado, roles claros y definidos que reduce los conflictos internos; y un modelo descentralizado, que se caracteriza por una estructura segmentada que maximiza la posibilidad de establecer lazos interpersonales extensos. Las organizaciones de movimientos sociales, median entre ambos modelos aprovechando sus ventajas, tales como, experiencia técnica y coordinación (propio de las estructuras burocráticas), y la maximización de la transformación personal movilizando la participación de base (propio de las estructuras descentralizadas). De acuerdo con Svampa (2003) la organización del movimiento siguió tres configuraciones principales, las agrupaciones populistas, las ligadas a los partidos de izquierda y el espacio de las nuevas izquierdas. Las dos primeras configuraciones se enmarcaron en la partidización, mientras que en la tercera se pueden ubicar a las organizaciones relativamente más autónomas del estado.

Anónimo dijo...

TP 4 – Cristian Tibaldi
A propósito del efecto “hipergenerador” de la movilización intenté ver mi propia militancia en una organización de base marplatense.
Es claro que el tipo de luchas que se desarrollan en América Latina tienen una acumulación histórica muy diferente a las dadas en Europa o EEUU, lo que hace difícil su comparación. El conjunto de motivaciones que pueden llevar a una persona a participar de una “acción colectiva” tiene mucho que ver con su propia historia personal pero a su vez con la toma de conciencia de la necesidad de organizarse para producir algún cambio en las relaciones de fuerzas de una sociedad. El hecho de haber compartido una historia común con la lucha de vecinos de Mar del Plata por una vivienda digna no solo me motiva a seguir sino que a medida que conozco más a mis compañeros más aun entiendo la justicia y la necesidad de proseguir y ampliar el campo de reivindicaciones por las cuales luchamos. En mi caso personal y en el de muchos otros hay una fuerte carga afectiva en lo que hacemos, que combina machismos elementos lúdicos (reuniones, participar en cumpleaños, pasar una película, etc) con otros propios de la construcción de una organización perdurable en el tiempo. Las derrotas sufridas y las victorias obtenidas con la lucha se combinan para potenciarse y fortalecen los lazos. Por otro lado la construcción desde la base, con modalidad asamblearia y delegados rotativos ejercita una forma de democracia directa que neutraliza el “punterismo” y evita a su vez el cierre del discurso en torno a dogmas incuestionables. Este es el principal rasgo que diferencia a lagunas organizaciones de base argentinas de la estructura tradicional de partidos, ya sean de la izquierda autoritaria como de los partidos de la clase dominante. En organizaciones verticales, basadas en el liderazgo de un grupo o persona individual sí se vive la militancia como un conjunto de satisfacciones personales y esperanzadas en obtener protagonismo, lo que lleva a reproducir la dominación.
El enfrentamiento es entre clases antagónicas, una de las cuales detenta el poder de coerción legitimo y las otras (las subalternas) deben recurrir a acumular fuerza por mecanismos diferentes al del Estado. La teoría de movilización de recursos de Tilly es una muy buena superación de las limitaciones que el estructural funcionalismo norteamericano enquistó en la sociología, pero yo me pregunto ¿es que las clases dominantes no movilizan recursos?¿no son justamente las que monopolizan los recursos básicos de subsistencia y el uso de la violencia “legal”? La motivación a continuar la militancia proviene justamente de encontrar en la dinámica diaria de esa confrontación los elementos para profundizarla y volverla cada día más eficaz. Pero hay una tendencia en estas teorías de la “acción colectiva” a deshistorizar las luchas, buscando cortes sincrónicos que pierden poder explicativo acerca de cómo se suceden las diferentes etapas de la luchas entre clases. No podemos entender el surgimiento de movimientos de base como, para citar un ejemplo, el Frente Popular Darío Santillán si no tomamos dimensión histórica del aplastamiento de la clase obrera organizada realizado durante los años 70 y 80 y de la posterior derrota del sistema democrático frente a las políticas neoliberales de los 90, producto ellas mismas de la reestructuración capitalista que utilizo el genocidio como forma recurrente de realizar su poder. Nuestros análisis serán minuciosos en la descripción de cómo se tejen las redes de solidaridad entre militantes, o de como se organiza la distribución interna de lo obtenido con la movilización, pero no tendremos una ubicación cabal en la misma dinámica de la permanente reproducción del orden capitalista ya que la mirada “hacia adentro” fragmenta e interrumpe la serie histórica.

Anónimo dijo...

Tp 4. Mariano Malvica

Consigna 1: El movimiento piquetero en la Argentina surge durante la década de los 90´s como respuesta a la situación crítica que generaron las políticas neoliberales en la región. Así, luego de varios años de ajustes al bolsillo de los trabajadores, el aumento del desempleo y la exclusión hay un sector cada vez más importante de personas que se encuentran con importantes privaciones económicas y sociales, que decide hacer visible su situación. Lo novedoso del movimiento piquetero es la forma que adquiere la protesta y la no institucionalización de sus reclamos. En un principio ni los gremios ni los sindicatos enmarcan estos reclamos.
Desde la perspectiva de Smelser (de carácter funcionalista) el origen del movimiento piquetero puede ser analizado como una ruptura, por parte de un grupo de personas, del orden social establecido. De esta manera, el funcionamiento “normal” y “armonioso” del sistema social se ve amenazado por el comportamiento colectivo de un grupo de actores determinado: piqueteros (personas desocupadas, excluidas del mercado laboral). El origen del movimiento piquetero es producto de las tensiones existentes en la sociedad argentina a fines de la década de los noventa, donde un grupo específico de personas -que ven imposibilitadas sus posibilidades de sobrevivir- deciden llevar a cabo acciones novedosas y que no se corresponden a las normas establecidas. Aparecen manifestaciones, cortes de ruta y otras formas de reclamos que atentan y ponen en cuestión el orden social establecido. Los piqueteros creen que su accionar será capaz de superar la tensión que existe.

Anónimo dijo...

(continuacion consigna 1)

Como bien aclaran Light y Keller: “El descontento debe ir unido a la capacidad de movilizar recursos en beneficio de los intereses del grupo. Sin recursos suficientes ni la organización para utilizar en forma eficaz, incluso las personas más oprimidas no pueden lanzarse a un movimiento social. Es por esto que es poderoso el aporte que realiza Charles Tilly sobre los movimientos sociales.
Tilly nos va a permitir introducir, para el análisis del movimiento piquetero en la Argentina, elementos que quedan fuera de los análisis funcionalistas: la movilización de recursos, las variables políticas y la cuestión del poder. Este autor pone énfasis en la tensión que había durante fines de la década de los 90 y la existencia de un grupo dominante (de carácter reducido) beneficiado por el modelo económico impuesto y otro cuya situación empeoraba constantemente. Así, en la Argentina neoliberal, se daba que por un lado crecía la riqueza y el poder de un grupo reducido de personas, mientras que del otro lado exclusión y la pobreza avanzaba sobre miles de trabajadores. Producto de esta tensión surge el movimiento piquetero. En este movimiento de personas desocupadas confluyen intereses comunes y la movilización de recursos y oportunidades.
Así los actores - que forman este movimiento- son conscientes de que comparten la misma situación y tienen los mismos intereses, esto permite auto-legitimar su accionar. La capacidad de organización y la unión de fuerzas son condiciones necesarias con la que conto el movimiento piquetero para llevar a cabo una acción de carácter colectivo que permita revertir la situación en la que se encontraban miles de familias trabajadoras.
Un elemento central en la teoría de Tilly sobre los movimientos sociales es la movilización de recursos. A esta podemos definirla como un proceso a través del cual el grupo oprimido tiene el control de los recursos necesarios para llevar a cabo la acción o acciones que promuevan los intereses del movimiento piquetero. Los recursos que se pueden movilizar son tanto habilidades humanas como capitales tangibles.
Me parece muy importante destacar el apoyo de otros sectores a la causa piquetera, sobre todo el apoyo de ciertos sectores del periodismo, la militancia universitaria y los movimientos sociales. Además del apoyo con que conto el movimiento piquetero, las condiciones externas o coyuntura socio-economica fue un factor importante para que el movimiento haya podido trascender a nivel nacional y sostenerse en el tiempo.

Anónimo dijo...

Mariano Malvica
Consigna 6:
En tanto estudiante de Lic. en Sociología, el fenómeno de la militancia política y política-universitaria es percibido como una forma de participación e intervención necesaria y en muchos casos reconfortante. De esta manera, la vinculación entre militancia y estudiantes de sociología no implica una connotación negativa hacia ella como puede darse en otras carreras universitarias, por lo general alejadas de las ciencias sociales.
En mi experiencia personal mi primer acercamiento a la militancia fue en el año 2007 cuando comencé a cursar la carrera de sociología. Al terminar el colegio ingresé en la UNMDP a cursar una carrera que por más de 30 años había permanecido cerrada. Esto implicaba que muchas cuestiones básicas para que la carrera pueda funcionar se estaban comenzando a desarrollar.
Participar y sentirse parte en la construcción de la carrera me produjo la extraña sensación (en un principio) de que, de una manera u otra manera, se estaba participando en la construcción de la carrera que había elegido para estudiar. El estado particular en que se encontraba la carrera generó desde un primer momento que los mismos estudiantes se encuentren en una situación que muchas personas que habían atravesado una carrera universitaria, o lo estaban haciendo, nunca habían experimentado. En mi caso sentí que mis antiguos compañeros de la escuela no entendían de que hablaba cuando le contaba la situación de la carrera y el rol que estábamos asumiendo los estudiantes de la misma. La militancia en este caso género en mi estímulos personales de satisfacción y puedo reconocer que en esos días experimente el efecto hipergenerador de la militancia, que habla Gaxie.
Según la Teoría del “efecto hipergenerador” los resultados exitosos en las acciones y la consecución en las demandas no es lo que moviliza al militante sino el proceso mismo de movilización. La intensidad de las satisfacciones y del sentimiento de participar en la carrera de sociología, en este caso, aumenta con el compromiso y la dedicación.
El compromiso de la militancia universitaria se traduce en la constitución de una identidad colectiva e individual de ser estudiante de sociología en la ciudad de Mar del Plata: una carrera cerrada en el año 1975 y reabierta en el año 2007. Esto implicaba una serie de cuestiones que hacen a la carrera y que se estaban conformando aunque la carrera estaba ya funcionando.

(continua debajo)

Anónimo dijo...

(continuacion consigna 6)

En una primera experiencia de militancia universitaria es importante hacer hincapié en la dimensión de integración social que se fue dando entre los compañeros que estábamos en el primer cuatrimestre de la carrera: aunque implicaba un desafío constante y un desgaste permanente había una sensación de emoción compartida entre los compañeros de poder intervenir para que la carrera vaya ganando peso institucional y no se ponga en riesgo su continuidad; sentimientos gratificantes de participar en una lucha con convicciones y el hecho de pertenecer a un grupo de estudiantes y las relaciones afectivas que se estaban comenzando a gestar fue una de las cosas que más recuerdo.
La militancia, en aquellos días, implicaba el compromiso diario en un ambiente que me era totalmente novedoso. Intentar estar constantemente al tanto de las cuestiones que hacían al funcionamiento de la carrera (y los problemas que iban sucediendo) hacia posible o generaba el deseo de seguir militando. De esta manera la intensidad de las satisfacciones y del sentimiento de participar en la carrera de sociología aumentaba con el compromiso y la dedicación. Casi sin darme cuenta me encontraba hablando de problemas de la militancia, conflictos en la carrera, disputas por cargos de profesores. Todo esto en ámbitos que no eran universitarios, con la familia y amigos de la vida.
Un último aspecto que me gustaría resaltar es acerca de los cambios que produce la militancia en los esquemas de percepción que tiene uno. De esta manera me encontraba en la vida intentando analizar cuestiones cotidianas (si se puede decir) en clave de “conflictos” – “intereses” –“luchas”- “escenarios”. El hecho de entrar a una universidad pública y comenzar a participar políticamente fue un momento importante para la construcción y conformación de mi propia identidad.

Anónimo dijo...

AGUSTINA BACCIADONE CONSIGNA 1


Neil Smelser analizaría el surgimiento de los movimientos piqueteros en Argentina desde la óptica de la tensión social, e intentaría reconstruir las precondiciones que prepararon el escenario de dichos movimientos. Lo que sucede es que la acumulación de tensión social al interactuar con otros factores desencadena un proceso de acción colectiva. El autor plantea que el comportamiento colectivo es una respuesta a un desajuste en el orden social. De este modo, propone una serie de seis precondiciones, que consta de lo siguiente: hay ciertos aspectos de la organización social que facilitan el comportamiento colectivo, lo que Smelser llama conductividad estructural, la tensión social es el escenario principal de aquella acción, que se da en base a una creencia generalizada, que se desarrolla para explicar la tensión que la gente está experimentando, existe un puntapié inicial, que el autor llama acontecimientos precipitantes a partir de los cuales estalla el comportamiento colectivo, se da la movilización de participantes una vez que comienza la acción, y por ende, todo esto acaba en la ruptura del control social. Si bien esta secuencia de condiciones es condición necesaria pero no suficiente, el modelo de Smelser no sería el más adecuado para analizar el caso del movimiento piquetero. Esto lo digo principalmente porque Smelser habla de Comportamiento Colectivo, y los ejemplos que toman Light y Keller como por ejemplo las protestas en contra de la Guerra de Vietnam, no coinciden con un movimiento, gestado mediante una importante organización, y alimentado por largos procesos, como por ejemplo la reducción del empleo formal y la precarización del empleo en general que hacen que el reclamo de los trabajadores se corra de la órbita de los sindicatos, haciendo necesaria la gesta de otro tipo de organización, así como también el creciente clientelismo político que deterioró fuertemente la situación social de los trabajadores desocupados. Un movimiento también nutrido por las creencias generalizadas del fracaso de las políticas implementadas, y en constante transformación y complejización que no se puede equiparar a un comportamiento colectivo en respuesta a un hecho particular. Si bien podrían marcarse como el inicio de la acción piquetera los sucesos de Cutral-Có (y luego en Tartagal) entre mayo y junio de 1997, (donde tras la protesta y un corte de ruta que se prolongó por un mes, el gobierno les ofrece dichos planes para desmovilizarlos y a partir de ese mismo año, varios grupos de piqueteros surgen en la zona sur del Gran Buenos Aires, repitiendo la misma práctica: cortes de rutas que se levantan tras la negociación de Planes Trabajar) no son ellos los principios o los fundamentos del movimiento piquetero.
Por otro lado, Charles Tilly, haría hincapié desde una perspectiva del poder; propondría, entonces, analizar el surgimiento de los movimientos piqueteros desde un conjunto de condiciones diferente al que propone Smelser. Estas son: intereses comunes, organización, movilización de recursos, oportunidad. Cabe señalar, como bien señalan Light y Keller, que Tilly habla de acción colectiva, haciendo énfasis en que lo que sucede es un esfuerzo racional e internacional de un grupo de personas que tienen metas comunes. Esto es importante ya que además de que estuvieran dadas las condiciones económicas y sociales (precarización laboral, descenso de los salarios, creciente pérdida de puestos de trabajo, sumado a la imposibilidad de los sindicatos para obtener mejorías) fue clave en el movimiento piquetero la organización, ya que sin organización que permitiera movilizar recursos, los piqueteros no habrían podido llevar a cabo una acción colectiva que les permitiera defender esos intereses comunes, y aprovechar esa oportunidad de acción que les brindaba el contexto.

Anónimo dijo...

AGUSTINA BACCIADONE. CONSGINA 6

Es muy interesante la idea del efecto hipergenerador de la militancia, en tanto propone que lo que atrae a los militantes no es el resultado esperado, la persecución de un fin, sino el mismo proceso de movilización. Eso ocurre, de hecho, particularmente entre los jóvenes, y creo que es este mismo efecto hipergenerador el que lleva a que algunas personas se identifiquen en causas variadas, incluso en causas que no son en principio, propias: (jóvenes de clase media reivindicando la causa de los sin techo, o las causas de pueblos aborígenes de otras provincias, o hombres militando por los derechos de la mujer, etc). No deseo con estos ejemplos desmerecer ninguna lucha, porque los admiro enormemente por su capacidad de compromiso, incluso en causas que como dije, parecería que no son propias, tal vez sea también porque no se identifican con las causas que deberían o parecerían serles propias. No experimenté yo personalmente este efecto, pero sí me llamó muchísimo la atención el efecto hipergenerador que desarrolló la militancia “k”, sobre todo en la universidad, ámbito donde prolifera cada vez más. Creo que esto es porque las causas que engloba, son amplias y vastas, y son causas con las que se podrían identificar (al menos a primera vista) personas de todas las clases sociales, género, etnia, y hasta nacionalidad, ya que “el modelo” ha englobado reclamos de todo tipo (si los ha cumplido o implementado con éxito es otra cosa, pero sí ha sabido captar militantes de todo tipo). Aquí entra en juego una paradoja, porque si bien el país ha experimentado a lo largo de los últimos años un aumento de la militancia, y como he dicho, creo que el efecto hipergenerador ha jugado parte importante en ese aumento, es interesante ver que lo que propone la militancia en las filas del kirchnerismo, es el encanto de estar del lado de los que ganaron (¿los que ganaron qué?, me podrán decir) simplemente los que ganaron las elecciones. Esa idea de formar parte de una configuración de partidos victoriosa, es fuerte en tanto los militantes tienen una gran esperanza de que sus reclamos sean escuchados, y solucionados. Aquí aparece de nuevo la cuestión de la identidad: si bien, como mencionaba antes, parecerían ser causas propias de muchos sectores sociales, muchas veces también este “tipo ideal de militante kirchnerista” defiende causas que nacen desde la cúpula, como la de “clarín miente” que aunque muy valiosa y cierta, no creo que haya sido propuesta desde la base del movimiento. Y eso es también militar, hacer propias las motivaciones de la organización, dejar los egos de lado para entregarlos a la comunión que se da en la militancia, todo esto produce una gran satisfacción, en la que la pertenencia al grupo es fundamental para que se sume cada vez más gente y se de ese proceso en el cual se produce más “combustible” cuanto más se consume.

Anónimo dijo...

Pilar Bonnet
Consigna n°2
Toda interrupción del Orden constitucional, supone que las nuevas autoridades del gobierno son “de facto” o sea de hecho, pero no de Derecho y por lo tanto ilegitimas e inconstitucionales. En tales circunstancias sobran los fundamentos para la desobediencia civil hacia el “nuevo orden” como lo ocurrido durante la Dictadura Militar de 1976-1983. En aquella época, el estado democrático argentino, se vio interrumpido por militares de alto rango que tomaron el poder y el gobierno bajo la consigna de la represión y la tortura sistematizada para acabar con sus adversarios. Fundamentos mas que importantes para la Desobediencia Civil ante el golpe dictatorial. En aquella realidad difícil de nuestro país, muchos activistas políticos y sociales hicieron uso de la desobediencia civil y en forma aislada pasaron a la clandestinidad para combatir a la dictadura militar, otros a la resistencia activa armada integrando Montoneros o el ERP entre otros.

Consigna n°5

Los recursos que proporcionan el control de las acciones dirigidas al logro de objetivos son, según Jenkins, los llamados recursos de poder. En el caso concreto de la ciudad de Mar del Plata inmersa en un clima hostil debido a los reclamos de distintos sectores, puntualmente en la pesca, venimos sufriendo un prolongado paro o cese de actividades por parte de los sindicatos debido a un exiguo aumento de los salarios de los trabajadores con respecto a la inflación anual. El poder de las asociaciones sindicales (sus recursos) en este caso, reside en parar una actividad económica muy importante para la ciudad, provocar un malestar generalizado, una baja actividad económica y social en los comercios, aprovechando que es la mejor época de pesca del año. Este control colectivo sobre los recursos es necesario para la acción colectiva. Una acción colectiva de sindicatos altamente organizados que provocan inclusive que otros gremios deban parar debido a la presión que ejercen sobre aquellos miembros y su poder de intimidación.
Además este conflicto deja entrever la ausencia de la ayuda del poder central (presidencia de la Nación) ya que ni siquiera el ministerio de trabajo de la Nación toma cartas en el asunto.
El descontento generalizado de los sindicatos de la pesca que no arreglaron el aumento salarial se debe esencialmente a que una actividad tan sacrificada y riesgosa exige una remuneración acorde y una permanente actualización de los sueldos que en épocas inflacionarias se ven severamente castigados; y más aún teniendo en cuenta que son el primer eslabón de una actividad altamente exportadora.

Anónimo dijo...

TP4 Eleonora Zuviarrain

Consigna 1
Smelzer plantea que el comportamiento colectivo se genera por condiciones y estructuras preexistentes, que llegada la oportunidad, salen hacia afuera expresándose en un movimiento social. Planteara seis condiciones: conductividad estructural, la tensión social, creencias generalizadas, acontecimientos precipitantes, movilización de participantes y ruptura del control social. La tensión social acumulada durante los últimos años debido a una precarización y flexibilización laboral, y un empobrecimiento serio de la educación y la salud, llevaron a gran parte de la población argentina a vivir en una situación muy precaria con el mayor problema que era la desocupación. La identificación de muchas personas en esta posición llevo a que comenzaran a movilizarse para frenar esta situación y reclamar al Estado pronta solución a esta estado de vulnerabilidad social en que estaban sumergidos. De esta manera se conforma el movimiento piquetero en el país. El modelo de Smelzer no se podría aplicar, ya que lo plante desde la óptica de la ruptura del control social debido a una fuerte tensión social, una especie de olla a presión, lo que les quita agencia a los actores. Si bien el movimiento piquetero se gesta en un ámbito de tensión social, no conllevo un estallido o lo que el llamaría, acontecimientos precipitantes, como también consto de una importante organización, identificación de interese en común y movilización dentro de este movimiento, lo que no podría ser explicado abarcativamente por Smelzer.
Tilly, por otro lado, no habla de comportamiento colectivo, sino de acción colectiva lo que implica enfocarse en los intereses en común que tienen los actores, la organización y movilización de recursos que realizan. Realza el lazo comunitario que estos individuos pueden conformar gracias a la puesta en común de opiniones, creencias e intereses que tengan en común llevándolos a unir fuerzas, la organización que deben tener para poder llevar a cabo sus acciones, y la movilización de recursos como habilidades humanas (liderazgos, prestigio personal, conocimiento sobre la gente involucrada) y capitales tangibles (dinero, medios de comunicación masiva, espacios para agruparse) a fin de promover sus intereses. Aquí el movimiento piquetero puede explicarse mejor, ya que fue un movimiento realizado a conciencia por personas identificadas como desocupadas las cuales compartían los mismos intereses y necesidades, quienes se organizaron y juntaron a fin de juntar fuerzas y movilizarse por todos los canales disponibles, tanto en los medios de comunicación, como también en protestas.

Anónimo dijo...

TP4 Eleonora Zuviarrain

Consigna 2
Las medidas económicas tomadas por el nuevo régimen y la supresión de las garantías constitucionales llevaron a un escenario propicio para generar desobediencia civil, ya que debido a el escenario de violencia que se venia generando los años previos al inicio de la dictadura, gran parte de la sociedad pidió que los militares tomaran el poder para restablecer orden, pero no que saquearan el país, ni destruyan la base industrial que tanto costo al país forjar, como tampoco pidieron que muchos derechos y garantías se vieran suprimidos, como la capacidad de ejercer acciones políticas y partidarias, la libertad de expresión, de libre circulación, entre otras. Estas supresiones fueron motivos de desobediencia civil por parte de la sociedad. Por definición, la desobediencia civil implica que el individuo quiere cumplir con su deber de ciudadano, implicando la desobediencia a una ley o norma en particular que consideran no es justa para la ciudadanía. Esta desobediencia es pacifica, publica y apolítica, ya que su acción es mas moral, por lo que no se estaría cuestionando el gobierno, sino la ley. Si bien, la mayoría de las acciones llevadas a cabo por los ciudadanos en este periodo para protestar contra este nuevo régimen tenían un trasfondo político, como también serias y duras posiciones en contra del régimen, todas estas acciones fueron realizadas por considerar injustas, ilegitimas e invalidas las leyes y medidas tomadas, ya que no consideran las necesidades de la ciudadanía, sino que respondían a intereses particulares de unos pocos grupos poderosos.
Tipo de desobediencia civil puede ser la organización de Madres de Plaza de Mayo, quienes comenzaron a movilizarse de manera pública, pacifica y apolítica en reclamo de la aparición de sus hijos, quienes habían sido tomados por comandos militares del gobierno, pero sin embargo se perdía rastros de ellos.

Angel Rojo dijo...

Consigna 6. “una aproximación al efecto hipergenerador de la militancia personal”

Érik Noveau remarca que existe un sentimiento gratificante al participar en un combate justo, lo cual genera una motivación encarnada en un ideal o justa causa determinada.
El efecto hipergenerador se observa especialmente en lo que Goffman llama “institución total” es decir, las que exigen de sus miembros una forma global de actuar en toda su vida pública y privada, proponiendo un ideal militante restrictivo. Ello se encuentra en organizaciones revolucionarias, partidistas, autónomas u otras donde la identidad trasciende la propia biografía individual, en intereses de solidaridad por sobre los egoístas.

Angel Rojo dijo...

consigna 6 continua ...Noveau hace alusión al aspecto identitario que producen ciertas movilizaciones, con respecto al "efecto hípergenerador" remarca que no es el resultado esperado de éxito en las acciones y la consecución de las demandas lo que moviliza, sino que el proceso mismo de movilización tiene componentes motivacionales muy fuertes, para quienes adhieren y participan. La participación genera el mismo combustible que alimenta la participación.
Particularmente me ha tocado experimentar dicho efecto en situaciones de compromiso y militancia. En 2007 la primera de ellas fue el ingreso a la reapertura de la carrera de sociología en mdp, lo cual es un episodio repetido ya en varias de las respuestas de mis compañeros, dicho ingreso para mi significo un primer acercamiento a actividades solidarias, charlas, asambleas, y discusiones educativas de por medio con mis compañeros de humanidades. En la carrera de sociología sentí esa pertenencia que excedía solo a lo institucional y a los resultados, como conformadora de mi nueva identidad de estudiante de sociología en mi personalidad. En segundo lugar, el mismo año que ingreso activamente a participar en cuestiones concernientes a la carrera, conozco unos chicos, de una agrupación “ya basta” los cuales también pertenecían a un partido política movimiento al socialismo, yo totalmente desconocida de muchos de los significados que ellos mismos manejaban y de como connotaban muchas experiencias cotidianas con el termino “militar” fui lentamente adquiriendo cercanía y simpatizando con sus periódicos, charlas y asambleas. Incluso viaje a un plenario donde pude conocer dirigentes de dicho espacio. Desde 2007 hasta ahora, me he considerado de independiente en dicho espacio, aunque casi cedo a la conversión de lo que para ellos es ser un militante del partido. Sin embargo en todo aquel tiempo donde conozco a los dirigentes, y a mis compañeros actuales, muchas actitudes de mi carácter s y formas de mi personalidad se transformaron en alguna medida. Creo que en estos dos ejemplos encuentro parentesco con dicho efecto hipergenerador que en mi experiencia continua siendo acentuado.

Angel Rojo dijo...

Consigna 5-

En la protesta social que se viene dando en la ciudad de mar del plata, desde finales de 2011 y en el transcurrir del 2012; el problema que se advierte en la reserva ecología situada en el puerto, fue el desplazamiento del club aldosivi con el fin de ampliar sus canchas, vinculando el agravio en una zona que alberga biodiversidad de especies. Este hecho genero el impulso de la defensa por vecinos autoconvocados de la zona que se comprometieron y vincularon a dicha causa, por un objetivo ecologista, si bien desde 2010 se venían dando acciones de limpieza en este lugar, con la toma del espacio publico por el club y los responsables de la misma se agravaron las medidas.

Estas luchas, demandas, denuncias, protestas se situaban alrededor de la defensa de múltiples especies que habitan la reserva, como único patrimonio nacional ecológico que subsiste en la ciudad, se genero la movilización vecinal de activistas autónomos, de mundo verde entre otros. Este Movimiento ecologista que objetiva dar a conocer que el club aldosivo, de los dueños de muchos grandes comerciantes del pescado, se impuso en dicho predio público para construir mas canchas de football, entre otras. En la toma de un desplazamiento de una cantidad métrica de la reserva para ser privatizada, lo cual genero revueltas, protestas y una serie de medidas por estos vecinos y militantes de la zona.
Estos actores se dividieron en grupos, dedicados a la parte mediática, civil, legal, de los limpiadores cotidianos y de quienes se encargarían de vigilar el predio. Entre las acciones se constatan: denuncias ante el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible – OPDS, se han labrado actas con Escribano Público, incluyendo pruebas fotográficas sobre rotura de alambrados y vertido de residuos sólidos, presentando las denuncias ante las autoridades portuarias sin obtener resultados ni modificación alguna de los hechos denunciados.- cortes de calle en la avenida. Y otras revueltas que ocasionaron disturbios entre la barra brava de aldosivi y los activistas ecologistas. Los vecinos autoconvocados continúan en acciones de distinta índole, ya sea en marcos legales y otros.

Angel Rojo dijo...

continua consigna 5:Los recursos que proporcionan el control de las acciones dirigidas al logro de objetivos son, según Jenkins, los llamados recursos de poder. Lo cual en el ejemplo sitado anteriormente, se movilizan recursos humanos en cuanto a la participacion autoconvocada de los vecinos, la profesion de algunos de estos activistas, entre ellos abogados y militantes de distintas organizaciones, lo cual permitio movilizar la mediatizacion de este hecho y la visibilidad en la zona.

Angel Rojo dijo...

Disculpen: mi logo es Angel Rojo: Toschi Gisela.