jueves, 19 de abril de 2012

Trabajo Práctico 2 (a colgar para el viernes 27/04)

Habida cuenta de lo que me parece es cierta aprensión y resistencia de varios de Uds. a los conceptos pilares, de inspiración freudiana, del análisis institucional y la escuela socianalista francesa, les propongo una serie de ejercicios de “sensibilización” para los que apelo a la mayor colaboración o de “dejarse llevar” por las consignas aunque les parezcan ridículas o sinsentido.



Elija uno de estos



1) Recuerde el día que ingresó en alguna institución como adulto: la universidad, un trabajo, una no laboral (cultural, política, recreativa, religiosa, etc.). ¿Cuál era el miedo, angustia que Ud. recuerda que sintió? ¿qué cosa concreta de la institución en la que empezaba a formar parte le desencadenaban esas emociones?. Quédese con lo que primero le viene a la mente, no trate de racionalizarlo. Intente asociarlo a la cuestión del imaginario y el fantasma.



2) Intente recordar qué es lo más traumático, frustrante o angustiante que le ocurrió en tanto miembro de una institución de cualquier tipo como adulto. Quédese con lo que primero le viene a la mente, no trate de racionalizarlo.¿Con qué nivel de análisis de lo institucional lo asocia: con lo organizacional, con lo simbólico, con lo imaginario?



3) Intente recordar qué es lo más gozoso, feliz o satisfactorio que le ocurrió en tanto miembro de una institución de cualquier tipo como adulto. Quédese con lo que primero le viene a la mente, no trate de racionalizarlo. ¿Con qué nivel de análisis de lo institucional lo asocia: con lo organizacional, con lo simbólico, con lo imaginario?



4) Tomemos la carrera de sociología/Facultad de Humanidades de la UNMdP como la institución de referencia de la que somos miembros ¿cuáles serían los ejes de disconformidad/malestar o satisfacción/gozo que siente hacia ella?. Cómo puede analizar esto desde el concepto de implicación.



5) ¿Qué elementos o prácticas de otras instituciones (familia, empresa, cárcel, partido político, Iglesia, etc.) ve Ud. dentro de la vida universitaria? Utilice el concepto de transversalidad.

jueves, 12 de abril de 2012

TEXTO DE APOYO UNIDAD II - EL ENFOQUE DEL ANALISIS INSTITUCIONAL

Habida cuenta de que la clase pasada fue "atravesada" (ver concepto de transversalidad) por un conflicto gremial y que no hubo mucho tiempo para evacuar dudas, les ofrezco este texto complementario. De cualquier manera les sugiero que lean primero los textos de Lourau y Castoriadis y luego este texto. Si quieren evacuar dudas, hacer sus aportes, manifestar sus disensos o enojos, reflexionar, etc. pueden agregar comentarios al final.


Al calor de las tiempos turbulentos del mayo francés que comenzó como una revuelta contra la Universidad pero terminó impugnando la totalidad de las instituciones y al estado, muchos cientistas sociales y psicólogos fijaron su atención en “las instituciones” o “lo institucional”, una dimensión de la vida social que había sido dejada de lado tanto por el marxismo como por el funcionalismo norteamericano, y tanto por la psicología conductista como por el psicoanálisis. La equivocidad del término y su tendencia escurridiza a convertirse en otros: grupo, organización, normas, control social, socialización, etc. motivaron los más variados esfuerzos teóricos para esclarecerlo.

Sin dudas el texto de Lourau, quien había participado intensamente en los acontecimientos de mayo y realizado prácticas de intervención en instituciones… ¡religiosas! y educacionales, es el clásico en esta materia y resume los avances en esta problemática, separando analíticamente las dimensiones de lo grupal, lo funcional, lo organizacional, lo individual, lo colectivo, de lo institucional.

Lourau hace una revisión crítica completa de las contribuciones de la teoría social, la filosofía, el marxismo, para lograr “atrapar” la especificidad del concepto y termina descubriendo todo un mundo. Las instituciones lejos de estar devaluadas analíticamente como en los positivismos marxistas y funcionalistas, son investidas de una importancia esencial: iglesias, escuelas, hogares, fábricas, plantean al ser humano todos los problemas referidos a la ALTERIDAD, es decir, el lugar del otro tanto como “objeto” (de apoyo o de obstáculo) como “sujeto” (de amor u odio). Las instituciones si todavía son tales, son sitios sociales de elaboración y resolución al “problema del otro”.

Sus principales conclusiones:

1) El marxismo canónico erra al tomar la institución como “superestructura” y mascarada de una realidad sustancial preconstituída: la infraestructura económica, las clases sociales. Las instituciones no son el ropaje o el disfraz de otra cosa, sino una dimensión constitutiva de todos estos órdenes de la vida social. Los mercados, el intercambio, la maquinaria forman parte de la vida social en tanto instituidos de diversas formas, no existen como pura materialidad ajena al lazo social. Las dimensiones de lo simbólico y lo imaginario son extensamente desarrolladas por Castoriadis en su crítica al marxismo. Las instituciones nos constituyen como sujetos sociales y no realidades materiales objetivas. El sujeto se constituye en las instituciones a través de sus dimensiones imaginarias y simbólicas y no por deducción de un orden legaliforme accesible por medios "científicos". La concepción de que el sentido de lo real reposa en leyes objetivas previas al lazo social es simplemente un imaginario instituido por el saber occidental.

2) Los positivismos de Spencer o Comte y el funcionalismo norteamericano tienen el mérito de haber fijado la atención en las instituciones pero solo para reducirlas a finalidades, respuesta a necesidades que quedan naturalizadas como presociales. Fijan la atención solamente en el plano de la acción de la sociedad sobre los individuos para hacerlos parte homogénea de algo ya establecido: la socialización, la inculcación normativa, la división del trabajo. Y todo esto solo para reproducir o perpetuar la subsistencia sistémica mediante el cumplimiento de funciones. Desconocen que lo institucional es el ámbito no solo de la reproducción social sino de la transformación y que las necesidades o finalidades también están sometidas a luchas por su definición. Las instituciones siempre reproducen la sociedad pero siempre lo hacen contradictoria, multiforme y conflictivamente. La propia simbolización de las necesidades y finalidades de la familia, la escuela, la empresa, etc. están en permanente efervecencia y luchas por la ser resignificadas, y el sentido de cada una de las instituciones se resuelve todo el tiempo en un registro imaginario que carcome esas mismas simbolizaciones.

3) La fenomenología (Monnerot, M. Ponty) permite acceder a una dimensión vivencial, comprensiva e interpretativa de la institución. La institución es sobre todo “la vivencia”, los estados mentales que provoca y que le dan sentido. Instalarse en lo institucional para un sujeto es emplazarse frente a un significado ordenador que nunca está presente sino imaginado. El imaginario asume una forma distorsiva, fantasmática. Está presente en su ausencia indicada por algo que no puede simbolizarse o entenderse por los códigos que rigen en la misma institución.
Es fundamental en esto el concepto de origen psicoanalítico de “exceso” puesto que las instituciones se colocan en el lugar del exceso respecto a toda necesidad, toda materialidad y todo sujeto. Si uno tiene sed en un desierto, la forma de representarse el agua nunca es estrictamente material, siempre intercede el inconciente con su plus fantasmático: unos se imaginaran bebiendo agua mineral francesa otros se imaginaran bebiendo de una gigantesca cascada de agua natural, otros de una canilla, otros que son amamantados con agua por un gigantesco pecho, etc. Esta forma de simbolizar una necesidad tiene la marca del exceso, en el agua se juega más que la materialidad hidratante para el cuerpo. La falta de agua se convierte en sufrimiento no solo del cuerpo sino del sujeto. En forma semejante, en las instituciones, la necesidad, las metas, la función son significadas de las más variadas maneras por intermedio del imaginario que les da sentido.

4) La triple dimensión de lo institucional: objetiva, en tanto materialidad organizativa con fuerza coercitiva sobre los individuos; simbólica, en tanto interiorización de códigos de sentido; imaginaria, en tanto residuo o exceso de sentido que no puede ser simbolizada porque es lo que permite toda simbolización. Lo imaginario remite al nexo íntimo entre el sujeto-individuo y la sociedad-todo, es el terreno de la vivencia y de la angustia, los mecanismos de defensa, condensaciones, desplazamientos, proyecciones, etc. Como dirá Castoriadis, es el lugar fantasmático, lo que puede hacerse efectivo solo por distorsión, solo asumiendo de manera inestable figuras arbitrarias –no inteligibles, no reductibles racionalimente- que brindan el marco de referencia para hacer inteligible y simbolizable todo lo demás. Estas distorsiones fantasmáticas son formas no de representar sino de indicar algo que no es representable, simplemente están allí no para presentarse sino para señalar aquello que no puede presentarse. Las ideas de “logos” griego y la idea de Dios judeo cristiano, fundantes de la cultura occidental, son figuras de este tipo. Podríamos decir que la dimensión institucional nos permite sobrevivir en tanto objetividad organizada materialmente, nos permite reunirnos y compartir en tanto sistema de referencia simbólico común, y nos permite recrearnos en cuanto acechan los fantasmas que nos constituyen.

Enriquez aborda específicamente un tema que permite aproximarnos más a la cuestión del “fantasma”: el “trabajo” de la muerte en las instituciones. La dimensión imaginaria de las instituciones (el exceso, la falta no simbolizable) es siempre un intento de escapar de la muerte buscando un plenitud ausente. Pero escapar de la muerte siempre es precipitarse a ella. Si la institución es arrasada por una plenitud erótica de imaginario de unión comunal, fraternal, igualitaria, etc. el mecanismo englobador homogeneizante tiende a convertirse en un miedo muy común en las instituciones totalitarias: el fantasma de la indiferenciación, de la fusión, de la pérdida de individualidad. La muerte asume la forma imaginaria de la ausencia de diferencias y tensiones donde la comunión significa que la institución ocupa la totalidad del espacio imaginario y del deseo de los sujetos, la supresión de deseos propios. La institución se presenta inmediatamente como el “alma” del sujeto, el sentido arrasa al sujeto. Los “otros” encarnados imaginariamente por la institución somos nosotros mismos, no hay barreras ni separaciones. La familia tradicional, las sectas religiosas, los grupos militantes fundamentalistas o fanáticos, los estados totalitarios de masas (el nazismo, el estalinismo), son proclives a esta fantasmática de muerte por “fusión indiferenciada”.

Si la institución en cambio es animada por un imaginario que consagra la plenitud no erótica de la realización y el deber, la muerte también comienza a trabajar. La búsqueda del éxito, la eficacia y la productividad, permite que los sujetos proyecten masivamente sus imaginarios y deseos sobre la institución. Pero cuando la institución pierde toda capacidad de unir y confraternizar aparece la muerte bajo la figura del fantasma de la disgregación, la fragmentación, el desmembramiento. El otro es radicalmente otro al que ya no podemos unirnos o sentirnos parte. La competencia, los intereses y las ambiciones permiten que cada cual “esté en la suya”, pero cuando lo que se pierde es el lazo con el otro, el sujeto arrasa al sentido y se precipita en la muerte por desamor y sinsentido. Las organizaciones racionales como las burocracias públicas, la empresa corporativa moderna, los estados democrático-parlamentarios, son proclives a esta fantasmática de la muerte por desintegración.

5) Los conceptos que permiten el análisis institucional: la segmentariedad, la transversalidad, la implicación, aluden a que toda institución está invadida por la totalidad social (está segmentada por grupos, organizaciones que se extienden sobre ella desde fuera); a que está compuesta por atravesamientos (la escuela tiene cosa de cárceles, la Bolsa de comercio tiene cosas de ritual religioso o de fiesta, la misa tiene cosas de familia, etc.); y a que la institución no es nada sin que llegue profundamente a la vivencia del sujeto, es decir a que el sujeto se encuentre implicado. En tanto la institución activa lo imaginario desata una dinámica instituyente/instituída donde aparece su radical ambigüedad represiva-permisiva que puede alterar o consolidar los sistemas referenciales simbólicos y sus disposiciones materiales. La dimensión instituyente es fundamental porque toda institución está en relación negativa consigo misma, lo no representable, el fantasma que lo señala, todo el tiempo funciona también como un vacío que debe ser colmado, una angustia que debe ser calmada, una plenitud a la que acceder o construir.



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El planteo de Elster está en las antípodas de los franceses. Tomando un enfoque de elección racional e individualismo metodológico, normas e instituciones son vistas como elementos con efectos sobre las estrategias maximizadoras de los sujetos. Las instituciones son tomadas como soluciones a problemas instrumentales de individuos que tienen que decidir entre preferencias y aprovechar oportunidades. Las instituciones son mecanismos que ponen vigencia a reglas formales y externas para proteger del interés egoista y las pasiones a los colectivos humanos. Las normas buscan soluciones subóptimas desde el punto de vista individual y para ello deben apelar a modificar la conducta mediante el uso de la fuerza. Se hacen más costosas las conductas indeseadas, y menos las deseadas. En ningún caso las normas institucionales expresan una voluntad colectiva: el individuo sabe qué quiere y la sociedad no. En el individuo entre la decisión y la ejecución no hay interferencia alguna salvo problemas neuromotores, etc. En la sociedad en cambio, la realización debe apelar a individuos que tienen intereses propios, es decir no hay forma de perseguir lo colectivo sin pasar por los individuos con sus propios intereses frente a lo colectivo. Sin embargo, hay una consecuencia inquietante que ronda estos planteos: las normas pueden ser leídas cínicamente: es muy conveniente que todos la cumplan para que aquellos que no la cumplen saquen ventaja de eso. La norma no necesariamente opera como guía de conducta con la que se identifica el individuo. El cumplimiento colectivo puede favorecer el surgimiento de conductas oportunistas: si nadie circula por la banquina ante un atolladero, siempre existe la tentación de aprovecharla para adelantarse al resto.

PARA LOS QUE LES INTERESA CASTORIADIS VER LA SIGUIENTE ENTREVISTA

Entrevista Cornelius Castoriadis 1992


ALGUNAS PROPUESTAS PARA PENSAR (NO ES TP, Y NO ES OBLIGATORIO)



¿Se anima a conjeturar sobre algún fantasma de alguna de las instituciones por la que haya pasado? No olvide que la vida fantasmática de las instituciones se posa generalmente en detalles, caprichos, arbitrariedades gratuitas, justamente lo que es dificil de simbolizar.



¿La Universidad hoy tomada como institución es más proclive a los fantasmas de fusión o de desintegración? ¿La Universidad en la época del Cordobazo tendría los mismos fantasmas? ¿La Universidad tendrá los mismos fantasmas en Argentina, que en EEUU o Cuba?. ¿Una carrera de Sociología como la de Mar del Plata, que padeció cierres, tiene los mismos fantasmas que otras carreras?.



¿Hay más o menos implicación en la Universidad que en otras épocas? ¿Qué instituciones ostentan hoy fuertes grados de implicación?



¿Qué procesos instituyentes, segmentariedades o transversalidades detecta Ud. en la Universidad de MdP?

COMENTARIOS ADICIONALES TP1 Y DUDAS SOBRE UNIDAD 1

Acá pueden ingresar más comentarios, cosas de interés vinculadas con los temas, preguntas, dudas, objeciones, etc.
POR FAVOR LOS QUE NO RECIBIERON MAILS MIOS PUEDEN MANDARME SU CORREO ELECTRÓNICO A   mgomez@unq.edu.ar

LOS COMENTARIOS ADICIONALES DE PABLO MOLINA SON ESTOS


Comentarios generales


Consigna 1

Muy valiosos los aportes que dieron cuenta del fuerte contraste entre una visión algo romántica de la comunidad y la caracterización de la feudalidad de Duby; también fueron interesantes los contrastes entre Weber y Tönnies. Las observaciones de Marcelo sobre la religión son muy acertadas. Las coordenadas de análisis de Duby tomarán esto en cuenta pero para el historiador francés no hay tanta diferencia entre el poder feudal y el eclesiástico en el sentido de que los monasterios y las abadías – epicentros del poder rural en la Edad Media – funcionaban como feudos. Se trata de un autor que privilegia la violencia física y el aislamiento territorial sumado a la baja densidad demográfica como factores explicativos. Esto nos puede llevar a pensar sobre las condiciones “objetivas” de algunos vínculos, al menos, como inquietud.

Consigna 2

Interesantes aportes que giraron en torno a “la comunidad dentro de la sociedad” y me resultaron estimulantes los ejemplos propuestos. Sugiero guardarlos en el freezer para la consigna final, al menos como opción. Un comentario sobre el no muy querido texto de Gurrutxaga Abad que se deja traslucir por entre los aportes. El autor hace un raconto de situaciones más actuales que los clásicos de entre las que hay que destacar un mayor énfasis en la subjetividad. Por eso, como se vio en clase, hay un contraste con los clásicos que hacían una díada sobre los tipos de vínculos, mientras que Gurrutxaga Abad centra la díada en las condiciones de la subjetividad, una suerte de vuelta al problema de la seguridad ontológica

Consigna 3

Parece que virtual hizo un llamado real; aquí hay aportes muy encendidos. Estos trabajos parecieran dejar entrever una declaración de necesidad de estudios de estos temas, al menos por el tipo de movilización de recursos a que dieron lugar. Me permito además hacer una observación sobre una tensión que se vio reflejada cuando se consideran los trabajaos de unos y otros alumnos. Así como se señaló cierto “prejuicio” de los clásicos a ver la comunidad primitiva o anterior a la Revolución Industrial como un espacio dorado sin conflictos, hay otro prejuicio de la comunidad académica – Sarlo es el mejor ejemplo- a ver la interacción virtual como de “baja densidad” y hasta dotada de “falsas identidades”. No faltaron diagnósticos de “dilución de lo social” por culpa de la interacción en redes virtuales. Me permito dejarles un link con algunas aproximaciones al tema de la “etnografía virtual” y la interacción para ampliar el debate.

http://perio.unlp.edu.ar/ojs/index.php/question/article/view/273

miércoles, 11 de abril de 2012

Devolución TP 1

En principio algunas observaciones formales para ajustar para los próximos TPs:

a) No copiar la consigna en el texto sino citar el número de consigna elegida. b) No cargar varias veces el comentario. Tener un poco de paciencia para que aparezca publicado evitando la tentación de volver a cargarlo, revisar el blog después de 20 min. de aparecido el mensaje de publicación del comentario. c) Tratar de cumplir con la extensión de 4 mil caracteres y no caer en la tentación de volver a “explicar” los conceptos y los textos que consumen mucho espacio. Tratar de ir directamente al grano suponiendo que todos sabemos los conceptos teóricos.



Algunas falencias generales: es extraño que la mayoría de los que optaron por la consigna 2 hayan evitado referir ejemplos de Mar del Plata. También me llama la atención que no se haya señalado la diferencia entre la comunicación virtual entre conocidos y entre desconocidos. Es decir, la presencialidad introduce un corte importante en el patrón comunicacional. Gran parte de las interacciones virtuales son extensiones de relaciones de amistad, laborales, afinidad, etc. preexistentes.



CONSIGNA 1



Yolanda Herren



Es certero el señalamiento de que en Weber se relativiza seriamente la dicotomía de base moral planteada por Tonnies: una sociedad originada con fines racionales puede dar lugar a factores afectivos (por ejemplo, la escuela, un gremio, un club deportivo) y por tanto hay siempre mixtura y ambigüedad en el lazo social concreto. También es acertada la apreciación de que la aparición de contrastes concientes con respecto a terceros puede crear una situación homogénea, un sentimiento de comunidad. En el feudalismo, las condiciones de aislamiento entre asentamientos favorecía la extrañeza entre los hombres y realimentaba el sentimiento comunal. A modo de contribución a lo expresado, valga traer a colación algo que no aparece en el fragmento de Duby: -el fundamento de la autoridad y las jerarquías que no proviene ni de la tradición ni del afecto sino de la religión cristiana que instituye lo social como “comunidad” en y para Dios. Curiosamente, la Iglesia es una institución de las más ecuménicas y “societales” del medioevo, pero a través de ella se naturaliza la “comunidad estamentalizada”, presentada como orden divino, como vínculo excluyente.



Milagros Dolabani



Bien señalada la diferencia con Tonnies en el texto de Duby, en donde lo comunal aparece retratado con indudable connotación peyorativa. La afirmación de que en las comunidades de lugar de Duby no existe el “sentimiento” de formar un todo da pie a la cuestión de que la religión cristiana se convierte en el fundamento de la “unión” desplazando a los espontáneos vínculos comunales. Es la religión la que provee el sentido de “todo”, y no los sentimientos y tradiciones compartidas. En cierto sentido, de manera sorprendente, la Iglesia y la religión “universalistas” suponen una ruptura con los lazos comunitarios tradicionales.



Marcela Moschella



Hay sospechosas “coincidencias” de este texto con el de Yolanda… Marcelaaaaaa.!!!.

¿fue una apuesta a ver si me daba cuenta o no? ¿le pagás derechos de autor a Yolanda?... ¿Yolanda te primerio tu trabajo? LO HACES DE NUEVO.



Pilar Bonnet



Bien la apreciación de que Duby no enfatiza el sentimiento de totalidad sanguínea, territorial, e incluso tradicional. Volvemos al tema de que era la religión la que unificaba. Se obvia el tema de que en Duby la necesidad de la presencia física de la autoridad ofrece sin dudas algunos componentes “carismáticos” y no solo tradicionalistas.





CONSIGNA 2



Xavier Sánchez Reales



Está muy bien señalado el aporte de Abad: buscar la comunidad donde se supone que la sociedad moderna la restringe. Ojo: hay una confusión al afirmar que el pasaje de la solidaridad mecánica a la orgánica significa en Durkheim “la erradicación de la anomia, para lograr armonía dentro del sistema social”. En realidad es todo lo contrario. Igual es bueno el intento de traer a colación otros autores, especialmente los clásicos.



Karina Galera



Bien señalado el aporte de las “comunidades emergentes” en la sociedad moderna o la problemática de “las nuevas formas de lo comunal” más allá de la perspectiva utopista. Olvida hacer algún señalamiento sobre MdP.



Martina Castro



Muy bien la observación que el texto de Abad tiende a romper la visión dicotómica y también que las comunidades en la sociedad moderna ya no se basan en la “estabilidad” y “seguridad” sino en la incertidumbre y la fragmentación como “experiencia común” de la modernidad. Bien el ejemplo de Toledo MdP y su enfoque “familiarista” coexistiendo con la precariedad laboral.



María Eugenia Garcia



Excelentes la dicotomía de ejemplos de “comunidades emergentes”: por un lado Mc Donald -en el mismo sentido que Toledo- como instrumentalización del sentido de comunidad y pertenencia, por otro lado, el fenómeno de fábricas recuperadas a cargo de un grupo de trabajadores, organizadas como cooperativas de trabajo (el frigorífico Sadowa) donde hay una recuperación de los vínculos de solidaridad y proximidad más allá de lo económico.



Ivana L. Ratto



No intentar hacer un “resumen” del texto sino apuntar directamente a la consigna. Interesante la mención a la comunidad gitana en MdP, me hubiese gustado un desarrollo mayor del ejemplo.



Cristian Tibaldi



Señala al barrio como escenario propenso para el surgimiento de ideales comunitaristas, en tanto refugio para los procesos de marginalización social. Hubiese sido bueno un ejemplo marplatense.


Gisela Toschi
En realidad plantea una glosa del texto de Abad pero no analiza la cuestión de la dicotomía y cómo Abad pretende avanzar sobre ella. Me parece que falta la lectura del resto de los textos especialmente Weber.

CONSIGNA 3



Joaquín Picón



Opinión decididamente a favor de una etnografía digitalizada. Muy acertada observación de que la posibilidad de construir múltiples personajes posibilita participar de múltiples círculos de afinidades y diferentes contextos de interacción. También es importante el hecho de que se complementan contenidos textuales y paratextuales (a través de la publicación de una foto, un video, etc.). Sin embargo, vale preguntarse por la vigencia de una categoría clave para la etnografía: el “rapport”, la confianza en el observador que hace posible la veracidad. “Poner el cuerpo” en la interacción no es un elemento fácilmente separable de la interacción misma.



Agustina Bacciadone



También reflexionando sobre la base del modelo dramatúrgico, es importante el señalamiento de que los entornos virtuales permiten tener tiempo para meditar lo que queremos mostrar o no “antes de apretar enter”; cosa que la inmediatez en la situación cara a cara no nos permite. En la situación cara a cara se filtran comportamientos gestuales, expresiones faciales, no necesariamente concientes y controlables que son a su vez decodificados por los participantes. Esta dimensión está suprimida en la interacción virtual.

Es cierto que la convergencia espacio-temporal disminuye distancias entre sectores sociales, culturales, entre clases, entre grupos etáreos. Pero también es cierto que la simulación y la mentira hacen posible esta ilusión. El señalamiento de que no es posible usar la desatención amable es controvertido como puede verse en el comentario de Mariano.



Mariano Malvica



Central es la observación de la omisión de la comunicación no verbal, produciendo frecuentemente que lo que expresemos mediante mensajes escritos genere malentendidos o interpretaciones erróneas. Al perder el contacto cara a cara con el otro, hay aspectos de expresión corporal y facial que se utilizan para complementar el sentido a lo dicho por palabras que nunca llegan a destino. Mariano disiente con la inutilidad de los conceptos de interacción no focalizada: se puede interaccionar de manera no focalizada con los demás, pero no a través de movimientos físicos, posturas o gestos, sino desde la no comunicación. Así ignorar a un contacto de Facebook puede ser visto como una comunicación no verbal, por ejemplo un gesto de ignorancia o mostrando un estado de ánimo frente a determinada persona.



Azucena, Robledo Susana



Insiste con la amplitud de acción que permite el lugar de “anónimo” y se vuelve incontrolable. La identidad virtual es completamente ficticia, a menos que medie alguna clase de conocimiento previo no virtual. Con perspicacia señala que la separación típica del modelo dramatúrgico entre “regiones traseras y delanteras” es confusa y ambigua. Es importante el señalamiento de los traductores on line que comienzan a achicar las distancias idiomáticas.



Estefanía Martynowskyj



El extenso trabajo de Estefanía nos trae bibliografía expecífica sobre entornos virtuales. Desarrolla la perspectiva del posicionamiento utilizada por Ana María Galvez Mozo (2005) para analizar el caso de un foro, el análisis de Beatriz Sarlo (2011) sobre la utilización política de la web, y Marisol Salanova (2011) sobre las posibilidades y limitaciones que presentan los medios audiovisuales (la Machinimia y los juegos virtuales como The sims o Second Life) para las representaciones de género y de las desigualdades. Se parte de la idea de que la comunicación virtual ha reformulado perspectivas como la dramatúrgica de Goffman, que si bien ha sido creada para contextos diferentes (cara a cara) ha servido como puntapié para el desarrollo de nuevas técnicas. El modelo de Goffman pasa de la puesta en escena a la “puesta en pantalla”. Rescata la posibilidad de la etnografía a partir de conceptos como observación diferida, episodio y posicionamiento. Es interesante también la omisión en twitter de la argumentación y la noción de Sarlo de exasperación subjetiva de la web. Para aquellos que les interese el tema es un excelente aporte el de Estefanía que excede el cumplimiento de la consigna.



Carolina Tavano



Señala de manera sugestiva la continuidad entre lo virtual y la comunicación escrita y la manera en que organizan gran parte de la cotidianeidad de la vida social actual. La incorporación del video audio también permite superar barreras y cancelar distancias interactuando en tiempo real. Son espacios de socialidad normados. Carolina no ve una ruptura con las formas de interacción presenciales pero no se pronuncia respecto del tema de la posibilidad de una etnografía virtual.



Reflexión mía sólo para agregar más preguntas: si la etnografía es la búsqueda sistemática del punto de vista del actor, y los entornos virtuales permiten o exacerban las posibilidades de simulación, multiplicación de posicionamientos, etc., entonces la única forma de etnografía virtual supone indagar el punto de vista del actor para simular y multiplicar posicionamientos, y esto no puede realizarse virtualmente sino presencialmente y estableciendo “rapport” con los actores virtuales. Podría existir una etnografía de lo virtual pero no una etnografía virtual.

lunes, 2 de abril de 2012

TEXTO DE APOYO Y TRABAJO PRACTICO UNIDAD 1

TEXTO APOYO Unidad 1

Como podrán ver estamos empezando por el principio y no es un eufemismo. Los textos de esta primera unidad apuntan a retomar las categorías básicas en el campo de la sociología acerca del lazo social. La naturaleza de lo que nos une, lo que nos ata, lo que nos lleva a juntarnos, lo que nos hace vivir juntos, compartir un destino, etc. etc. se cifra en los conceptos de comunidad, sociedad, grupo, organización e institución. Ellos especifican aquello a lo que nos referimos cuando hablamos de “relación social” y nos remiten a los “fundamentals”, a los pilares fundamentales de la teoría sociológica clásica. Es también una forma de ir unificando el vocabulario, estableciendo un piso firme para entrar en tema.

En estos textos, aparece una suerte de sumario de la historia sociológica de cada categoría analítica, una suerte de breve panorámica o reconstrucción de los aportes de muchos autores. En este devenir de los conceptos ya vemos que “sociedad” o “comunidad” no son objetos o cosas, sino relaciones, tipos de nexos.

Una primera parte de los textos (Weber, De Marinis, Gurrutxaga Abad) trabaja sobre la distinción fundante entre un todo orgánico, de proximidad física, poca diferenciación y de importante carga afectiva como se suele definir la comunidad, y la sociedad como fria, impersonal, anónima racional y con crecientes formas de diferenciación y estratificación.

El texto de Weber es un fragmento de su obra más reconocido y que retoma depurando la distinción planteada originalmente por su colega alemán F. Tönnies. El propio proceso político alemán del II Reich, la hermenéutica y la influencia de Dilthey y el romanticismo alemán, ejercieron fuerte influencia en la primera generación de sociólogos clásicos de Alemania y se hace patente en la obra de Weber y Tönnies. La de Weber es quizás la primera codificación y formalización clásica de conceptos sobre “lo social” donde se introducen criterios fuertes de distinición entre sociedad y comunidad. La dicotomía entre lazo comunitario y lazo societal alude a la existencia de un plano “natural” (comunidad) y un plano “artificial” (sociedad). En uno el vínculo social es “sustancial” con una base biológica (sangre, parentesco), material (proximidad, compartir espacio y recursos), y afectiva. En otro el vínculo es distante, anónimo, racional, interesado, impersonal, etc.

Los textos de Light y Keller y de Giddens se refieren a conceptos como grupo, tipos de grupos, y a otras formas de interacción social cotidianas (desatención amable, gestualidad, distancia social, formas no focalizadas, organización, etc.).

Finalmente los textos de Abad y de De Marinis introducen una actualización de la problemática de la socialidad incorporando nuevos fenómenos sociales como las nuevas tecnologías de la comunicación, las redes, formas novedosas de solidaridad, etc. El Texto de De Marinis repasa la obra de Tönnies -el autor que hizo más explícita esta distinción y la colocó en el centro de su obra. Gurrutxaga Abad retoma la cuestión con una mirada breve (e incompleta quizás) sobre las problemáticas de la diferencia entre comunidad y sociedad en un momento histórico donde se define un mayor tipo de individualismo y lazos sociales más efímeros.

TRABAJO PRACTICO 1- (PLAZO HASTA EL 9/04).


ELIJA UNA DE ESTAS 3

Primera Consigna

Una parte de la sociología clásica ha planteado sus estudios como un marco para entender un cambio de época. De Marinis sostiene que tanto Weber como Tönnies han usado la distinción entre comunidad y sociedad para explicar el cambio hacia la sociedad industrial. Teniendo como base el siguiente texto del historiador G. Duby, problematice los lazos sociales comunitarios y societales.



“La feudalidad es además el fraccionamiento de la autoridad en múltiples células autónomas. En cada una de ellas un amo, el señor, tiene a título privado, el poder de ordenar y castigar y explota ese poder como parte de su patrimonio hereditario. Por esa compartimentación se opera entonces la perfecta adaptación de las relaciones políticas y sociales a la realidad concreta de una civilización primitiva y totalmente rural, donde el espacio era inmenso y cortado por innumerables obstáculos, donde los hombres eran raros, separados por distancias difíciles de franquear y de un cultura intelectual tan tosca que su conciencia se mostraba incapaz de percibir el concepto abstracto de autoridad: un jefe no podía obtener obediencia si no se mostraba en persona y manifestaba físicamente su presencia” (G. Duby: la feudalidad 2007:103)



1) En que medida la descripción del historiador de las comunidades rurales francesa se contrapone a la visión de Weber y Tönnies

2) Describa en modo breve -y con Weber como mayor aliado- las formas de autoridad típicas en las sociedades tradicionales



Segunda Consigna



La construcción de díadas de oposición es un recursos epistemológico muy útil para describir grupos de conceptos. Comunidad tiende a aparecer siempre en oposición a otro concepto. En el caso de la sociología clásica, era la oposición a Sociedad. ¿Qué actualización hace Gurrutxaga Abad de esa díada?. Puede relacionarla con algún fenómeno de socialidad en Mar del Plata.



Tercera Consigna



En el ambiente académico, se ha dado, en los últimos años un debate incipiente acerca de la práctica etnográfica y los entornos virtuales. Para algunos especialistas, no es posible imaginar una “etnografía virtual”, debido a la falta de interacción cara a cara que ayudaría a sacar a luz cierto metarelato. En cambio, otros autores indican que las formas en que los usuarios de chat o Facebook presentan su identidad (Nicks, avatares, etc) no son, en definitiva muy similares a las formas en que se presenta socialmente la persona, para hacer uso de la expresión de Goffman.



La consigna consiste en utilizar los conceptos propuestos por Giddens – si bien no son propios- y señala en qué medida pueden ser aplicados ¿Cuáles son los rasgos de presentación de la persona y las formas de interacción que ofrecen este tipo de plataformas virtuales? Recuerde que se trata de señalar las potencialidades que ofrecen estos conceptos, así como sus limitaciones.