jueves, 5 de julio de 2012

TEXTO DE APOYO UNIDAD 5 Y TP

TEXTO DE APOYO UNIDAD 5 Y TP

Los textos están cubriendo dos temáticas distintas pero conectadas: por un lado, la cuestión urbana y comunitaria, incluyendo la importante cuestión del capital social y, por otro, los movimientos sociales urbanos en nuestro país.

La cuestión urbana

Debe hacerse una refutación sociológica de la presunción de sentido común acerca de la “jungla de cemento” y del carácter frío, impersonal y despiadadamente “societal” e interesado de la vida urbana. Las grandes ciudades tienen una fuerte dinámica de lazos personales, de identidades fuertes y solidaridad (“la aldea urbana”) pero que difieren fuertemente de las comunidades tradicionales de base étnica, religiosa o de tradiciones culturales propias de los pueblos o ciudades pequeñas. Las relaciones de confianza y afinidad, apoyo mutuo, amistad, etc. proliferan pero sobre otras bases: el compartir gustos, actividades, preferencias, estilos de vida, etc. La evolución del transporte y los medios de comunicación hacen que los soportes de la vida “comunitaria” no descansen tanto en la proximidad, el parentesco o las identidades heredadas, y sí en cambio por preferencias en entretenimientos, formas de sentir y pensar, hobbys, deportes o consumos semejantes o compartidos, temas de conversación, ocupaciones, etc., más allá muchas veces –no siempre- de barreras étnicas, parentales, religiosas, etc.



Sin embargo, los estudios de ecología urbana y de sociología urbana muestran que las ciudades están atravesadas por contradicciones y segregaciones de bases clasistas: los valores inmobiliarios y el precio de las tierras, los negocios de la construcción, imponen barreras de segregación y selección. La ciudad tiende a una distribución espacial “clasista” e incluso, las mismas radicaciones industriales tienen una lógica de neutralización del conflicto de clase. En las comunidades el efecto de las desigualdades de clase se atenúa por las tradiciones compartidas y la fuerte cohesión cultural y tradicional. En las grandes ciudades anónimas la lucha por alejarse de los pobres y las barreras de todo tipo para no mezclarse con los de más abajo se generaliza.

La cuestión de la pobreza urbana y la marginalidad en las grandes ciudades está graficada en el clásico trabajo de L. Lommnitz sobre un asentamiento en México. La marginalidad es la imposibilidad de integración a las relaciones de producción modernas de base salarial y a la vida social, cultural y política de la ciudad, por parte de los migrantes rurales. El hallazgo de este trabajo es la fuerte presencia de redes y solidaridades parentales, vecinales y de amistad (cuatismo) que tienden a compensar la ausencia de recursos económicos o educativos. La falta de seguridades crónicas sobre las fuentes de ingresos y los percances y adversidades de la vida cotidiana son enfrentadas mediante el concurso de las relaciones de intercambio de ayuda y reciprocidad que se tejen en intrincadas redes sociales radicadas en el territorio. La idea del carácter “cultural” de la marginalidad o su carácter puramente “residual” o transicional hasta lograr la plena absorción por la ciudad moderna, deben ser rechazadas: los barrios marginales constituyen formas duraderas de socialidad y subsistencia que compensa en gran medida la ausencia del estado, las barreras de los mercados laborales, o la estigmatización y los prejuicios de los medios de comunicación y los “ciudadanos honestos” y “trabajadores normales”. Estas redes “comunales” locales con sus distintas configuraciones ofrecen respuestas efectivas para solucionar numerosos problemas de alimentación, salud, cuidado de los niños, viejos y enfermos, obtención de empleo e ingresos, etc. Es muy importante destacar que no se trata de lazos emocionales o comunitarios tradicionales sino de formas cooperativas de resolver problemas y dar respuesta a necesidades comunes. Justamente es esencial a estar redes que sus integrantes tengan las mismas carencias: las asimetrías económicas o sociales rápidamente tienden a destruir las solidaridades.

El texto de Merklen bucea muchos de estos temas pero para analizar los barrios populares del Gran Buenos Aires. Merklen subraya una dimensión que está ausente en Lommnitz: la politicidad. En efecto, no se trata solo de redes familiares y vecinales, sino de la inscripción territorial en donde aparecen ONGs, Iglesias, agencias estatales nacionales, provinciales y locales, clubes deportivos, bandas y organizaciones ilegales, murgas, etc. que muchas veces exceden las fronteras vecinales o barriales y los conectan con dimensiones de la vida social y política de la ciudad. Los barrios son soportes de movilización y acción colectiva. Los habitantes de los asentamientos están en permanente “acecho” sobre el sistema político y estatal, animados por una “lógica del cazador” para la captura de oportunidades que los lleva a una permenente multiactividad y a la poliafiliación y a los contactos con todo tipo de instituciones y organizaciones. El ejemplo de las familias que participan en más de una iglesia, en más de un partido, es típico. “La necesidad tiene cara de hereje” dice el refrán. En definitiva Merklen parece rechazar la idea lineal de exclusión-guetificación, que connota aislamiento y separación, y recupera la idea de Sigal de distancia institucional y de insuficiencia de integración crónica, que los lleva a una actividad permanente de búsqueda y demanda que nunca se cristaliza en derechos y respuestas estables. Por ello la ciudadanía de las clases populares marginadas es inestable e irregular.

El Capital social

Los enfoques sobre capital social tienen la finalidad de actuar como
un contrapunto con los desarrollos de Lommitz y Merklen, e inclusive
con lo visto sobre vínculos comunitarios. El texto de Woolcok y
Narayan, que es un working paper del Banco Mundial, analiza el
capital social como un conjunto de recursos apropiables y movilizables que, sin embargo, tienen la particularidad de pertenecerles a toda la
comunidad. Por ende, hay dos instancias. Una de bonding, en donde el
capital social sirve para estrechar los lazos entre los sujetos y una

de bridging , donde el capital social se moviliza para la obtención de
determinados beneficios. La acción puede ser tener beneficios
individuales (un trabajo, alguien que cuide a los niños mientras uno
trabaja, etc) o bien un fin público (construcción de una plaza,
escuela). En este perspectiva, es importante distinguir entre el
capital como activo (disponible, no movilizado) y el capital como
recursos (movilizado).

El texto de Chavez Molina revisa los enfoques de Putnam, Coleman y
Lin. De estos autores, es importante destacar 1) el capital social
como redes de relaciones que suponen siempre intercambios guiados por
una visión pseudo-racional (actúan en propio beneficio); 2) la
importancia del capital social como una forma de garantizar el orden
social por cuanto los sujetos desarrollan un conocimiento acerca de la
disponibilidad y acceso de las relaciones y los términos de
intercambio y; 3) las redes sociales como circulación de información
acerca del orden social.

El texto de Bourdieu son una notas sobre el capital social que deben
plantearse de una óptica de asimetrías sociales. Como todo capital en
la óptica bourdeana debe ser considerado de acuerdo a su cantidad (“a
cuantos se conoce”) y su volumen (que implica en términos de
diferenciación social 'contar' con ellos). Una nota particular: para
las clases populares, el capital social tiene una cierta connotación
negativa porque implica asumir la necesidad del vínculo recíproco por
falta de recursos de capital económico o simbólico mientras que en las
clases más altas recurren con gusto a este capital porque establece
vínculos de reciprocidad en términos de reconocerse como 'iguales' con
aquellos que están más alto en la pirámide de estratificación (la
elite).

Los movimientos sociales urbanos

El clásico texto de Svampa y Pereyra sobre los movimientos de desocupados destaca la importancia de las heterogeneidades en el proceso de su formación: -una diversidad de clases y sectores (pobres estructurales, clase obrera desocupada, nuevos pobres de clase media educados, militantes políticos, fuerte papel de las mujeres, etc.) ; - una diversidad de patrones organizativos y culturas militantes: matriz sindical (Corriente Clasista y Combativa, la FTV de la CTA); matriz política (Polo Obrero, MST- Teresa Vive); matriz autónoma o social (MTD Solano, MTR, UTD Gral. Mosconi). Los movimientos de desocupados operan una conversión desde otros tipos de experiencias de organización y lucha hacia una territorialización basada en el corte de ruta, la asamblea horizontal, y la autogestión de proyectos para la propia comunidad.

En mi texto hay una historia de las puebladas y del surgimiento de las organizaciones de desocupados y sus formas de lucha. Es muy importante remarcar los criterios internos de distribución de beneficios (las listas de puntaje, la distribución de planes de acuerdo al compromiso con la organización y la lucha, etc.) como formas efectivas de superar el dilema del rebelde y los comportamientos oportunistas dentro de los mismos, garantizando su éxito y su permanencia en el tiempo. En este sentido, los movimientos se estructuran como algo alejado de las redes de confianza personalizadas y adoptan normas “contractuales” y criterios de decisión “impersonales”.

El texto de Massetti muestra casos de desarrollo de la piqueterización del clientelismo, algunos aspectos del personalismo y las redes sociales que subyacen a muchos de estos movimientos. Es muy importante el aporte en términos de institucionalización posterior (a partir del 2003) y del papel de “la militancia” dentro del estado.

En el mismo sentido pueden verse los análisis del Svampa sobre el devenir de los movimientos de desocupados atenazados por la “demanda de normalidad” del resto de la sociedad que les resta espacio de legitimación para sus luchas.


Trabajo Práctico (colgar antes del 15/07)

Elija al menos dos de las consignas

1) ¿Cómo caracterizaría a la ciudad de Mar del Plata en términos de ecología urbana y de segregación social?


2) Utilizar ejemplos de Mar del Plata para describir redes de
capital social, que sean particulares del territorio.


3) Lommnitz afirma que es la escasez y no la abundancia la que vuelve generosa y solidaria a la gente en los barrios populares. ¿Cómo diferenciaría las redes de solidaridad descriptas por la autora de las formas de solidaridad “institucionalizadas” de Caritas, Unicef, etc.?

4) La rehabilitación de la respuesta estatal a las clases populares a partir del 2003 ¿cómo afecta a las organizaciones sociales y comunitarias o los movimientos sociales y políticos que nuclean a las clases populares en sus territorios?. ¿Hay algún caso interesante en Mar del Plata?.

5) Describir en qué medida la teoría del capital social puede
ser acusada de "economicista"

36 comentarios:

Anónimo dijo...

TP 5 – Consignas 2 y 4
Cristian Tibaldi

Respecto de la consigna 4 voy a referir el caso de Los Sin Techo (LST) y Madres y Padres en Lucha (MPL), dos organizaciones que luchan por la vivienda y el trabajo dignos en Mar del Plata. En el año 2009 LST realizaron una toma de un predio a medio terminar correspondiente al Plan Dignidad. Las obras estaban paradas hacia dos años y estas familias ocupaban tierras en la orilla del arroyo Las Chacras, en el Barrio Pueyrredon de esta ciudad, las cuales se inundan y son una fuente de insalubridad para los habitantes. Estas familias bien podrían estar vinculadas al barrio en la clave que Merklen da sobre “inscripción territorial”, siendo la dimensión política que este concepto involucra para el autor un rasgo definitorio sobre el curso de las acciones que LST iniciaron a partir del año 2009. Es decir que de las dos dimensiones que Merklen analiza: el lazo social y la dimensión política, LST son un excelente ejemplo para ver un caso de movilización colectiva, pese a que este concepto oculta el carácter de clase que históricamente determina el enfrentamiento.
La lucha iniciada por LST y continuada actualmente por MPL, utiliza el reclamo por vivienda como punta de lanza para obtener cambios más profundos en sus condiciones de vida. El enfrentamiento con los sectores del capital financiero asociado con el inmobiliario y los poderes locales estatales (Municipalidad, Instituto Provincial de la Vivienda y otros) supuso un enfrentamiento con un bloque de poder en el cual el estado se erigió como garante de los intereses de esas clases dominantes, aunque en el discurso oficial se promocionara un “cambio”, una “vuelta” del estado a sus roles protectores de tipo justicialista. La experiencia de esta lucha demostró que en el nivel de negociación y represión el “cambio” fue solo discursivo.
La experiencia mostró además que, si bien como dice Merklen “las solidaridades locales no producen prácticamente ningún recurso”, la organización y la lucha de los vecinos produjo efectivamente recursos: hoy los LST viven en un barrio propio que consta de 41 viviendas y próximamente se construirán otras 60 en el barrio Las Américas, producto de la lucha conjunta de LST y MPL Esto no fue originado por una “lógica del cazador”, asociada a una practica clientelar (enquistada en el aparato peronista en particular y político partidario en general) sino en una movilización conjunta de corte clasista que pudo interpretar al estado en su verdadera dimensión de control y coerción y a la vez poseedora de recursos posibles de “recuperar” por medio de la movilización, la cual incluyó una toma de casi tres meses del predio en cuestión, un desalojo brutal e ilegal y un sinnúmero de marchas, ollas populares y escraches a funcionarios, métodos retomados actualmente por MPL.

Anónimo dijo...

continua Cristian:

De la consigna 2 relacionamos esto con la movilidad de “capital social”, concepto bourdiano que tiene un interesante poder explicativo pero que supone un sujeto racional individualizado propio de las ideologías liberales, de las cuales la escuela francesa no escapa. Es verdad que entre LST existió (incluso desde antes que la identidad Sin Techo emergiera como aglutinadora) un conjunto de recursos que circulaban entre los miembros del barrio, unidos estrechamente por lazos familiares, en “una red durable de relaciones”. Pero aquí voy a intercalar un contraejemplo: en el barrio Belisario Roldan, un conjunto de 450 viviendas construidas por el Plan Federal, se ubicaron familias de muy diverso origen, que provenían de diferentes barrios pobres y villas de Mar del Plata. Esta heterogeneidad lejos de constituir redes de solidaridad produjo (y produce) enfrentamiento continuos entre bandas, punteros y vecinos ya que se ha vuelto terreno de disputa de variados sectores políticos ligados al gobierno y entremezclados con redes de narcotráfico asociadas a la Policía Bonaerense (aunque esto ultimo es común en toda la ciudad). Lo que se busca en este barrio es organizar asambleariamente a los vecinos para romper estas lógicas y transformar al cazador en luchador conciente, salto cualitativo desde un individualismo casi caníbal a una verdadera solidaridad de clase. El clivaje se produce justamente entre unas políticas basadas en estos paradigmas liberales (como el capital social y las “redes”) que se erigen como mutaciones cíclicas de la misma dominación y, por otra parte, un deseo irreprimible de liberación de la dependencia con el poder por parte de los sectores populares que aumentan su conciencia de clase a medida que interactúan con el estado y dejan de ser meros sujetos pasivos de ayuda “social”. El tema es extenso y prometo ampliarlo en el trabajo final.

Anónimo dijo...

TP5 Yolanda Herren – consigna 5

Si queremos relacionar capital social y economicismo veamos qué conceptos de Capital Social se manejan en los medios académicos:
Robert Putnam habla de CS como recursos que se pueden utilizar para determinados fines y por ello pueden ser movilizados; el CS es un activo importante individual y socialmente. La confianza estabiliza los vínculos porque permite cálculos sobre el comportamiento de los otros, la posibilidad de que los individuos cooperen entre sí para beneficio común.
Para Coleman, el CS son recursos insertos en las estructuras de las relaciones sociales; el CS depende de la estructura, su estabilidad depende de la estabilidad de esa estructura. Hay asimetría entre inversión en CS y beneficio individual. Hay cierto criterio utilitarista, no piensa en términos de clase. El CS se define por su función.
En cuanto a Nan Lin, sus aportes se orientan a la perspectiva de redes. Tener CS es saber usar el capital que todos los individuos tienen. “Toda red es un continente de capital social” dice Lin. En consecuencia, las posibilidades de una red están en “los resultados de interés” para individuos o grupos. La acción se orienta instrumentalmente; es un recurso sólo de carácter individual.
Todos están insertos en la teoría de la acción racional; recordemos a Weber: en las sociedades capitalistas existe un predominio de las acciones racionales con arreglo a fines. No hay sentimiento de pertenencia, solidaridad; sólo cálculo, qué conviene más hacer para alcanzar sus propios objetivos.
En las tres perspectivas, el CS consiste en recursos que derivan en la sociedad misma.
Así se acercan peligrosamente a las teorías economicistas de la elección racional que suponen que tanto los medios como los fines son universales y que las acciones varían debido a variaciones en el capital. La teoría de la acción racional comparte una serie de supuestos y aproximaciones con el individualismo metodológico como la teoría de la elección propia; interpreta los fenómenos políticos a partir de supuestos básicos que derivan de principios de la economía: el comportamiento de los individuos en el sistema político es similar al de los agentes en el mercado: maximizar utilidades, beneficios y reducir costos y riesgos. Los términos subrayados nos sirven de mapeo.
En otra vereda de pensamiento está Denis Merklen que habla de “sujetos desafiliados en lucha por el reconocimiento y la integración”, desarrolla la que él llama la “estrategia del cazador” cuando el individuo sale del refugio del barrio y nos alerta sobre los desequilibrios entre lo local y la sociedad en sentido amplio.
Y Silvia Sigal alerta sobre la distancia institucional de los barrios en relación a la posesión ilegal del suelo. La cooperación aquí puede alejarse de la lectura de CS anterior y ser fuente de trastornos, conflictos, anomia.
Como analiza Bourdieu, las clases altas movilizan el CS más que como simple recurso: produce distinción, son demostración de poder; en tanto que en las clases bajas es al revés, movilizan su CS cuando están en la peor de las situaciones.
Si un análisis del CS saltea el lugar decisivo que el individuo ocupa en la estructura productiva y se centra en su movilización como recurso que todos tienen y que lo importante es saber usarlo, el enfoque es economicista y el ciudadano es sólo un agente en el mercado de los bienes, sean económicos, culturales, sociales o políticos.

Anónimo dijo...

TP 5 – Yolanda Herren- consigna 2
Continuando la idea desarrollada en la consigna anterior, agreguemos otras opiniones:
Riechmann y Fernández Buey hablan de “redes de redes” donde cooperan personas en una lucha desigual por la supervivencia y la emancipación. Redes que no sirven para apresar sino que intentan abrir una perspectiva de justicia y libertad. “Una forma no regresiva de recuperar cobijos, abrigos frente a la intemperie; de dar sentido […] a un mundo frágil”.
Por su lado, Merklen en “Pobres ciudadanos” habla de no idealizar ese mundo popular. Las formas de solidaridad a nivel de barrio por ejemplo, son sólo un sistema de intercambios y de participación estructurada por normas locales. En sociología, “solidaridad” no es necesariamente el nombre de un valor positivo. Son formas de cooperación pero puede estar matizada de todo tipo de maldades.
Los inmigrantes bolivianos nos dan ejemplos: partimos de una idea trabajada por Susana Torrado: que los bolivianos, más que migrantes, se consideran trabajadores dispuestos a moverse cuando les parezca conveniente. Así encontramos bolivianos que se movilizan por redes sociales y aquí al fin se ven confinados a trabajos esclavos y formas de vida infrahumana en talleres textiles, todo mediado por otros conciudadanos bolivianos: una estructura de “solidaridad” localmente organizada con signos de dominación basada en jerarquías muy marcadas entre pobres.
Pero también hay otros casos de uso de redes sociales entre la misma población; otra vez las redes sociales resultan altamente presentes en el momento de la movilidad. Como la inmigración boliviana a Argentina se ha intensificado en los últimos años, encontró nuevos espacios de inserción en el mercado de trabajo en la horticultura de los cinturones verdes de las grandes ciudades de la pampa húmeda como el caso de Mar del Plata. Desde los datos censales, en el 2001, más del 70% de los inmigrantes bolivianos en nuestro país tiene compatriotas conocidos de su ciudad o pueblo. Las redes sociales son fundamentales a la hora de migrar. Respecto al trabajo en la agricultura, los bolivianos acceden generalmente como medieros a la tierra (con un patrón de trabajo muy intensivo), trabaja toda la familia del mediero y a medida que se afianza el trabajo, llama a parientes de su lugar de origen. Puede hablarse de un “sendero laboral”. Las mujeres tienen un plus laboral en la venta callejera de verduras en especies de puestos móviles.
Volvemos al CS. La carencia los moviliza con mejores o peores resultados pero el lugar que ocupan en la estructura productiva no varía sustancialmente: la propiedad de la tierra sigue siendo el límite difícil de traspasar.

Carol dijo...

CAROLINA TAVANO- MA 17355

CONSIGNA 1
Mar del Plata es una ciudad intermedia, de alrededor de 600.000 habitantes, que debido al acelerado crecimiento de las últimas dos o tres décadas comenzó a tomar características similares a las de las grandes ciudades. Nuestra ciudad se constituyó en los últimos tiempos en un polo de atracción de inmigraciones internas, sobre todo de las provincias del interior del país, dando lugar a un crecimiento urbano no planificado, expandiendo en cierta medida los márgenes de la ciudad. Para ilustrar el fenómeno de segregación que se configura a partir del crecimiento de asentamientos precarios hacia los márgenes de la ciudad, alojando a poblaciones con características de clase relativamente homogéneas, y en un espacio urbano carente de servicios básicos (entre otros aspectos que condicionan un hábitat de mayor vulnerabilidad), retomo el trabajo que realizamos con mi compañero J. Picón, para la materia Estructura y Cambio Social. (disponible en http://es.scribd.com/doc/31605967/La-desigualdad-en-la-provision-de-agua-Picon-y-Tavano) En este trabajo, a partir de un improvisado estudio de campo, establecimos la comparación entre un barrio privado de la ciudad, y otro barrio que representaba características de asentamiento precario, ambos localizados hacia los márgenes de la ciudad. En este sentido, la auto-segregación, o barrera territorial sería construida por parte del barrio privado, que utiliza el asentamiento territorial un símbolo más de distinción clasista (en el sentido material y cultural).
Sin embargo, al analizar el caso del otro barrio, y retomando a Lommnitz, que describe a la marginalidad como “la imposibilidad de integración a las relaciones de producción modernas de base salarial y a la vida social, cultural y política de la ciudad, por parte de los migrantes rurales”, es posible ver que la segregación en este sentido configura un sistema donde los habitantes se encuentra privados no sólo de servicios básicos y recursos económicos, sino también estarían condicionados por las distancias enormes que deben recorrer para acceder a la educación, al trabajo, a la salud, aún más dificultoso por las deficiencias del transporte público.
De cualquier forma, también puede pensarse la situación de este último barrio no en términos de “segregación”, sino, retomando a Sigal, como de “distancia institucional” e “insuficiencia de integración crónica”. La situación de marginalidad que configura a esta región urbana, habitada por una población que se encuentra privada de servicios básicos y a la vez de derechos (o cuando los tienen, son en condiciones muy inferiores a las de los barrios céntricos), motivaría a la politización de la población, dando lugar a acciones colectivas que se esfuerzan por demandar una presencia estatal, o la integración de la población a partir de la satisfacción de determinados servicios, etc. (Merklen). Un signo de este aspecto, podría encontrarse en la fuerte actividad que presentan las sociedades de fomento en estos barrios, en comparación por ejemplo con los céntricos o privados (donde las sociedades de fomento son inexistentes).

Carol dijo...

TAVANO, CAROLINA

CONSIGNA 5
La teoría del capital social puede ser acusada de economicista, en un primer y básico punto por retomar conceptos propios de teorías económicas, como el “capital”, concebido como una “propiedad”, algo que se tiene, un bien, que es intercambiable y tiene valor. Según Woolcok y Narayan el capital sería un conjunto de recursos apropiables y movilizables, aunque comunitarios. En este sentido, se pone énfasis en el carácter de intercambio o maximización de beneficios que se puede obtener a partir de la movilización o la apropiación de capital social, asimilándose con las teorías del actor racional, aún centrales en las teorías económicas, o economicistas de las ciencias políticas y sociales.
Analizando la teoría de Borudieu, también se establece un claro paralelismo entre el capital social y el económico, en términos de propiedad simbólica y distinción, siendo el capital social algo que se tiene, con determinado volumen y estructura, lo cual en conjunto con otros capitales posiciona a los sujetos en el espacio social. A su vez, se nivela el capital social en simetría con el económico, en tanto los sujetos “lucharían” simbólicamente por adquirir dicho capital, al igual que los demás.
De esta forma, los individuos se guiarían “racionalmente” en pos de incrementar su capital social, ocultando bajo este concepto las acciones tradicionales y afectivas que movilizan o fortalecen las redes sociales y otros recursos propios de capital social.
En síntesis, considero que por un lado el concepto de Capital social puede ocultar o desplazar algunos elementos no racionales y puramente “sociales”, humanos, hasta psicológicos, que deberían ser uno de los factores decisivos para explicar las potencialidades del capital social. Sin embargo, también es necesario tener en cuenta que el desarrollo de este concepto tiene en primera instancia un fin heurístico y analítico, funcionando como “tipo ideal” y no como concepto absoluto. La conceptualización a partir del “capital” si bien ocultaría algunos aspectos, también permite poner en relieve otros, tales como el valor de lo social, los lazos, la solidaridad, en la reproducción social, equiparándolo a un mismo nivel que los recursos materiales, económicos y culturales, muchas veces concebidos como “estructurales” o determinantes en teorías clásicas (y aún también contemporáneas). También permite describir una lógica cosificada de lo social, en tanto el capital social es algo apropiable, movilizable, intercambiable, que si bien es también un modelo explicativo, se asocia con los conceptos marxistas que no pierden vigencia, relacionados con la fetichización de lo social, la cosificación de los individuos y las relaciones, como expresión del avance del modelo de acumulación mundial.

Anónimo dijo...

Castro, Martina. Consigna 1
La ciudad de Mar del Plata constituye un interesante fenómeno en lo referente a ecología urbana. Esto puede explicarse por la existencia en la ciudad de tres características principales; la conjugación de grandes volúmenes de vivienda ociosa o de veraneo con importantes cantidades de habitantes sin residencia; su constitución como una de las principales receptoras de migrantes del país, y la existencia de un amplio espectro de aglomerados que permiten describir una ciudad pequeña pero dinámica.
Respecto de la distribución espacial de la población, es interesante destacar que se trata de una configuración en su gran mayoría urbana y segmentada en distintos tipos de aglomeraciones barriales. Tal es asi que en la ciudad existen barrios privados, barrios abiertos pero pertenecientes a las clases altas, barrios obreros o populares, barrios conformados por viviendas construidas por el Estado y asentamientos. Esta realidad da cuenta de una ciudad de menos de un millón de habitantes donde es posible identificar la existencia de un profundo dinamismo y una alta segregación social. Pero como indica Merklen, la ecología urbana no se agota en la forma en que los habitantes están distribuidos en el territorio.
El modo en que estos se relacionan con el medio en el que viven y con sus pares excede el ámbito puramente territorial y adquiere ribetes sociales y de clase que es preciso analizar. En cuanto a las diferencias entre los distintos barrios de la ciudad es interesante destacar como entre aglomeraciones separadas por menos de 10 Km de distancia, la diferencia habitacional constituye un abismo. Pueden ser ejemplo de la segregación y la diferenciación territorial los barrios conformados por los migrantes bolivianos, establecidos principalmente en la Sierra de los Padres. Retomando el trabajo de Lomnitz, estas migraciones tienen muchas veces como correlato la constitución de barrios marginales o precarios donde los recién llegados encuentran la contención y ayuda de los previamente establecidos a la vez que trabajo en el cultivo y cosecha de vegetales. Estos barrios se distinguen del resto por su fuerte lazo social (ya que alcanzan altos grados de comunidad) y a la vez por la llamada distancia institucional,
a la que alude Sigal, haciendo referencia a la separación que hay entre estos y las principales zonas comerciales de la ciudad y del área urbano/institucional
(hospitales, escuelas, dependencias municipales, organismos estatales y provinciales). Al mismo tiempo en este tipo de barrios es posible encontrar la falta de los servicios básicos, tales como cloacas o gas natural. Como se indicó, dichas aglomeraciones se encuentran a una distancia inferior a las cien cuadras del centro urbano y turístico de la ciudad. Mar del Plata muestra asi dos facciones, la turística y la popular; un centro urbano con edificios que llegan hasta el cielo y grandes centros comerciales, y los barrios alejados (aunque no tanto), donde

Anónimo dijo...

Martina castro, continuación.

las calles carecen de asfalto, los servicios elementales escasean y los habitantes enfrentan a diario la ardua tarea de ser ciudadanos sin serlo. Conocido es el caso del programa que establece la municipalidad en forma anual para que
los niños de los barrios periféricos conozcan el mar. Este puede ser un caso pequeño pero revelador de la situación que se viene describiendo.
Otro caso paradigmático lo constituye la zona portuaria de la ciudad. En este barrio, la distancia física que lo separa del centro
se ha traducido en la instalación de nuevas dependencias municipales y provinciales dentro de los limites del barrio, asi como en la creación de un
centro de comercios propio y del resto de las instituciones que puedan asegurar el desarrollo de este conglomerado habitado eminentemente por trabajadores
a la vez que alejar a sus moradores de las áreas turísticas de la ciudad.
Dentro de la misma temática cabe mencionar la gran cantidad de viviendas tomadas que se han presentado en la ciudad en la última década. El elevado numero de
casas de veraneo y la cifra en aumento de familias sin hogar ha generado la ocupación de inmuebles en las zonas mas tradicionales de la ciudad. Este hecho produjo un sinfín de
problemas tanto habitacionales, como culturales y sociales para los residentes mas antiguos del barrio que no aceptan a los nuevos moradores. Los citados son solo ejemplos de la ecología urbana de una ciudad que muestra que es a la vez varias ciudades.

Anónimo dijo...

Castro, Martina.
Consigna 3
Las redes de intercambio, o redes solidarias son descriptas y abordadas por Lomnitz como una suerte de sistema informal de
cooperación mutua que actúa para los grupos marginados como soporte material a la vez que emocional y moral.
Este tipo de organización social, basada en lazos de confianza y proximidad física, tiene como objetivo paliar la
inseguridad crónica de empleo e ingresos que vivencian estos grupos.
Si se tiene en cuenta que la marginalidades para la autora no solamente la falta de integración de determinados
sectores a la estructura productiva sino también la escasez en el acceso al poder que estos poseen sobre sus propios destinos,
y la casi nula implementación de sistemas de seguridad social por parte del aparato estatal, es posible dar cuenta
de un fenómeno de alta imbricación. Allí donde las carencias se hacen tan presentes surge un tipo de relación social basada en
la reciprocidad y la igualdad socioeconomica que busca actuar
a modo de estructura estructurante que permita compensar las insuficiencias cotidianas. Pero para que estas redes funcionen
como lazos solidarios de intercambio reciproco es necesaria la existencia de cierta proximidad física entre los miembros de la
red, el desarrollo de confianza entre ellos, y un equilibrio en la condición económica. Estos elementos diferencian la red
solidaria que describe Lomnitz de las formas de solidaridad institucionalizadas. En estas ultimas, la ayuda se
brinda a modo de caridad o beneficencia colocando en una situación de superioridad a quien da sobre el que lo recibe.
En el caso de la red barrial se trata de soportes de ayuda reciproca y quienes la reciben no sienten el
menoscabo de la caridad sino la pertenencia a una comunidad. La importancia de la paridad económica entre los integrantes de
las redes barriales alude a esta situación de equilibrio entre quienes participan del intercambio y constituye un factor esencial de
este tipo de relaciones. Otra diferencia la constituyen los múltiples niveles de ayuda que comportan las redes barriales frente a
las institucionales. En el caso de los lazos solidarios reflejados por la autora, se trata de redes que prestan desde ayuda
económica hasta soporte emocional, llegando a constituir parte importante de la cultura de los grupos integrantes.
A la vez este tipo de sistema se basa en la confianza entre los participantes e incluso en los lazos de amistad existentes entre los
Integrantes de la red, cosa que tampoco ocurre en los canales formales de asistencia, donde los encargados de la dadiva son
organismos institucionalizados. Las redes barriales de intercambio reciproco al estar revestidas de cierta linealidad, confianza y
equilibrio entre los actores intervinieres adquieren un sentido que traspasa la materialidad económica llegando a convertirse
en el verdadero núcleo comunitario para estos grupos segregados.

Anónimo dijo...

Estefanía Msrtynowskyj, mat 16.138
Consigna 2
Es interesante utilizar las herramientas teóricas que nos brinda el concepto de capital social, desde los aportes de diversos autores como Bourdieu, Colemna y Putnam, para el análisis de las redes sociales que se tejen en los barrios pobres de Mar del Plata y que son el sostén de ciertas actividades que realizan lxs vecinxs para atenuar las desigualdades generadas por el mercado. En este sentido voy a realizar el ejercicio de pensar la dinámica de un Comedor barrial ubicado en un barrio periférico al norte de la ciudad, cuyo nombre verdadero no voy a proporcionar para resguardar la identidad de las personas que de él participan. De modo que le llamaré el Comedor.
El Comedor se encuentra emplazado, como ya dijimos, en un barrio periférico al norte de la ciudad, cuyas características son la falta de servicios como cloacas, redes de agua, gas, entrada de colectivos y recolección de residuos en todo el barrio. Sin embargo en el mismo se dan una serie de cuestiones que atenúan la pobreza y la falta de recursos y generan que la subsistencia de lxs vecinxs no dependa únicamente de su inserción en el mercado laboral, ni tampoco de las contraprestaciones del Estado. En este sentido, el barrio está atravesado por densos entramados de relaciones interpersonales que generan vínculos de reciprocidad entre sus habitantes. Así, por ejemplo, es común que un grupo de parentesco (conyugues, hijxs, abuelxs, tíxs) construya sus viviendas en una misma manzana o a pocas cuadras de distancia, como también que compartan una misma vivienda o terreno. De este modo contribuyen a la perdurabilidad de la red de relaciones que conforman, lo cual les genera beneficios de diversas índoles (pueden ser económico al compartir gastos de vivienda, comida, servicios como también humanos al poder contar con la presencia familiar para el cuidado de hijxs chicos, entre otros), pero también implica gastos e inversiones para su mantenimiento. Como resalta Putnam, la confianza y al reciprocidad se constituyen en dimensiones importante para el mantenimiento de dichas redes.
El Comedor funciona con esta misma lógica, sólo que sus beneficios se extienden más allá de los lazos de parentesco y, en un primer momento, podemos pensar que serían para “todxs lxs vecinxs”, aunque en particular para lxs niños. Así, una mirada un tanto superficial nos indicaría que se trata de un capital social que apunta al fortalecimiento del compromiso cívico, ya que apunta generar el bien colectivo. Con esto no quiero decir que no produzca una atenuación de la pobreza que comentábamos al principio, sino que, a la par que contribuye a la supervivencia y a la reproducción de las personas del barrio que lo frecuentan (ya que no sólo comen alrededor de 60 chicxs, sino que también concurren a apoyo escolar, a reparto de útiles, de ropa, a jornadas recreativas, etc.), sino que también se da cierta lógica “peversa” que beneficia y reditua en mayor medida a la familia que sostiene el comedor, la cual invierte en una gran cantidad de relaciones hacia afuera del barrio, pero también hacia adentro, que le generan la posibilidad de acrecentar otros tipos de capitales como el económico y el cultural. Así, no es raro ver que en el Comedor se distribuyan algunas donaciones sólo entre la familia que le ha dado vida y que ciertas familias que han roto el lazo de confianza con aquella, no puedan mandar a sus niñxs a comer o a otras actividades. En este sentido es interesante la reflexión acerca de la complejidad del capital social que puede incluir dimensiones variadas y hasta contradictorias, como la inversión utilitaria en pos del bienestar personal, y la desinteresada por el bien común. De modo que es sumamente rico poder mirar esta complejidad a la hora de utilizar las herramientas teóricas que este concepto nos provee.

Anónimo dijo...

Estefania Martynowskyj, mat 16.138
Consigna 1
La ciudad de Mar del Plata fue fundada el 10 de febrero de 1874 por Patricio Peralta Ramos sobre la base de una reducción jesuítica de indios denominada «Nuestra Señora del Pilar del Volcán» que luego se denominó primeramente «Puerto de la Laguna de los Padres», recibiendo el 10 de febrero el nombre actual.
Su identidad se fue construyendo, en un primer momento, alrededor de su actividad turística balnearia y más tarde, de la creciente industria pesquera (aunque también desarrolló industrias textiles, hortícolas, de construcción y metalmecánicas). Es la cabecera del partido de General Pueyrredón y la urbe turística más importante de Argentina tras Buenos Aires, ya que en época de verano su población puede aumentar un 311%. Según el censo poblacional de 2010, tiene 616.142 habitantes, lo cual la ubica como el séptimo centro más poblado de la Argentina y el tercero de la Provincia de Buenos Aires.
Desde el punto de vista de la segregación social, podemos decir que es una ciudad que se vio atravesada desde su fundación, en manos de la aristocracia argentina, por este fenómeno. En un primer momento este se plasmaba en el acceso diferencial y desigual a la ciudad entre los veraneantes distinguidos y los habitantes permanentes, en particular los trabajadores agropecuarios y de servicio de las familias ricas. En época estival la ciudad receptaba un número importante de veraneantes de las clases altas del país, que se dedicaban a dar paseos por la costanera y organizar fiestas en las que se mostraban y socializaban con los otros integrantes de su clase social, en el afán de consolidar la imagen distinguida que se esforzaban en construir. Sus gustos exclusivos caracterizados por la preferencia por los encuentros sociales, contrastaban fuertemente con la vida en familia del residente local. Los veraneantes preferían la excentricidad, la complejidad y el refinamiento, en síntesis, mostrarse diferentes a cada momento (Pastoriza, 2011). Además estos ricos veraneantes, al tiempo que se hacía popular entre las clases altas la visita a Mar del Plata, no sólo se apropiaban de ciertos lugares de la ciudad, como al Playa Bristol y la rambla, sino que compraban lotes para construir lujosas casas de verano, impulsando de esta manera el valor diferencial de ciertas zonas de la ciudad.
A estas segregaciones sociales, en la década del 30 y más fuertemente durante el primer peronismo, se le suman otras relacionadas con la democratización del turismo y un pasaje de una actividad turística aristocrática a otra de masas. Así las zonas que ocupaba la clase alta se trasladan de la Playa Bristol a Playa Grande y se crean una serie de hoteles y restaurantes que apuntan a satisfacer las necesidades de un turismo popular. En la década del 40 se incrementa también el número de colectivos que llegaban la ciudad y la frecuencia de los trenes.

Anónimo dijo...

Estefania Martynowskyj, mat 16.138
Consigna 1 continua...
A pesar del cambio cualitativo que se da en el turismo en esta época, es recién en la década del 70 que se hace mayoritario el turismo de masas y es necesaria y posible la instalación de paradores privados en la mayoría de las playas de la ciudad. Así la segregación social balnearia no sólo se da entre zonas (efectivamente las clases altas siguen corriéndose más al sur de la ciudad) sino que en cada zona hay una separación respecto a la posibilidad o no de acceder a una carpa privada en dichos paradores.
Lo mismo sucede con los pobladores, que se diferencian según la zona de residencia, siendo en un primer momento el centro, La perla y Playa grande las zonas distinguidas y pasando luego a barrios más residenciales de la ciudad, pero siempre en el ejido urbano. Mientras que los pobladores de clases más bajas, que aumentan en la década del 90 debido a las migraciones desde el interior y al quiebre de la industria pesquera (que deja alrededor de 6000 trabajadores y trabajadoras en la calle), se concentran en barrios periféricos de la ciudad, donde en general no llegan los servicios básicos, y tampoco están bien conectados, en los términos del transporte público, con el resto de la ciudad. Además en la década del 2000 se da la “reubicación” emblemática de la Villa de paso, que era un área marginal en medio de uno de los barrios más caros de la ciudad y cercanos a las zonas costeras y de bares nocturnos caros. El desalojo de los vecinos de dicha villa a barrios alejados de Mar del Plata es sintomático de este proceso de segregación social que venimos describiendo. Así como también lo son los numerosos desalojos de familias sin techo que ante la falta de vivienda propia y de respuestas estatales al respecto, optan por ocupar terrenos o casas de manera irregular.
Como destaca Prévôt Schapira “la segregación conlleva dinámicas que modifican las fronteras internas de la ciudad y las relaciones entre territorios urbanos”.
Haciendo referencia a al proceso de privatización de las playas que describíamos más arriba podemos pensar lo que esta autora propone acerca de que hoy en día no se puede entender la pobreza en términos de enclaves, sino en términos de gradientes, como un fenómeno que se extiende y cruza la frontera entre los barrios. Así Mar del Palta no sólo está segregada en términos macro espaciales, por zonas distantes entre sí geográficamente, sino que en cada zona funcionan una serie de dispositivos que tienen a asegurar la distinción a través de la membresía y el acceso, o no a ciertos servicios y espacios VIP.

Anónimo dijo...

Estefania Martynowskyj, mat 16.138
Consigna 1 continua...
A pesar del cambio cualitativo que se da en el turismo en esta época, es recién en la década del 70 que se hace mayoritario el turismo de masas y es necesaria y posible la instalación de paradores privados en la mayoría de las playas de la ciudad. Así la segregación social balnearia no sólo se da entre zonas (efectivamente las clases altas siguen corriéndose más al sur de la ciudad) sino que en cada zona hay una separación respecto a la posibilidad o no de acceder a una carpa privada en dichos paradores.
Lo mismo sucede con los pobladores, que se diferencian según la zona de residencia, siendo en un primer momento el centro, La perla y Playa grande las zonas distinguidas y pasando luego a barrios más residenciales de la ciudad, pero siempre en el ejido urbano. Mientras que los pobladores de clases más bajas, que aumentan en la década del 90 debido a las migraciones desde el interior y al quiebre de la industria pesquera (que deja alrededor de 6000 trabajadores y trabajadoras en la calle), se concentran en barrios periféricos de la ciudad, donde en general no llegan los servicios básicos, y tampoco están bien conectados, en los términos del transporte público, con el resto de la ciudad. Además en la década del 2000 se da la “reubicación” emblemática de la Villa de paso, que era un área marginal en medio de uno de los barrios más caros de la ciudad y cercanos a las zonas costeras y de bares nocturnos caros. El desalojo de los vecinos de dicha villa a barrios alejados de Mar del Plata es sintomático de este proceso de segregación social que venimos describiendo. Así como también lo son los numerosos desalojos de familias sin techo que ante la falta de vivienda propia y de respuestas estatales al respecto, optan por ocupar terrenos o casas de manera irregular.
Como destaca Prévôt Schapira “la segregación conlleva dinámicas que modifican las fronteras internas de la ciudad y las relaciones entre territorios urbanos”.
Haciendo referencia a al proceso de privatización de las playas que describíamos más arriba podemos pensar lo que esta autora propone acerca de que hoy en día no se puede entender la pobreza en términos de enclaves, sino en términos de gradientes, como un fenómeno que se extiende y cruza la frontera entre los barrios. Así Mar del Palta no sólo está segregada en términos macro espaciales, por zonas distantes entre sí geográficamente, sino que en cada zona funcionan una serie de dispositivos que tienen a asegurar la distinción a través de la membresía y el acceso, o no a ciertos servicios y espacios VIP.

Anónimo dijo...

Moschella
Consigna 3: ¿Cómo diferenciaría las redes de solidaridad descriptas por la autora Larissa A de Lomnitz, de las formas de solidaridad “institucionalizadas” de Caritas, UNICEF, etc.?

Esta autora aborda su investigación desde el siguiente esquema analítico: la supervivencia a un medio está determinada según el actor pueda entablar lazos de reciprocidad y ayuda mutua con sus semejantes. Las redes de intercambio se generan a través de lazos de parentesco y de familia.
Habla del teorema del nicho ecológico, que Lomnitz explica de la siguiente manera “al llegar a la ciudad, los migrantes no encuentran cabida en el sistema laboral industrial y se convierten en marginados. Sin embargo, el subsistema no rechaza totalmente a los migrantes, sino que solamente les veda el acceso a las fuentes de trabajo incorporadas al sistema económico industrial. Los migrantes rurales sobreviven, se multiplican y sus colonias proliferan en torno a las grandes metrópolis de América Latina, lo cual significa que los marginados han encontrado un nuevo nicho
Cada red, para Lomnitz está definida por un sistema de intercambio específico que conllevan a una estructura social de mayor complejidad, las redes a su vez se subdividen en egocéntricas y exocéntricas. En el primer caso, el intercambio puede efectuarse mediante una relación diádica entre dos o más partes que además es recíproca y obedece a los siguientes criterios: a) distancia social, b) distancia física, c) distancia económica y d) distancia psicológica. La autora presupone, que en contextos de marginalidad la consanguinidad no es un factor determinante en la reciprocidad, sino que por el contrario la proximidad geográfica es capaz de entablar verdaderos flujos de continuidad en las relaciones entre los actores. Asimismo, la distancia psíquica implica familiaridad y esta a su vez confianza. Por el contrario, la noción exocéntrica, supone la idea de que todos deben interactuar todo con todos. En estos casos, las relaciones deben exceder los campos físicos de la propia barriada extendiéndose en territorio y magnitud. Para Lomnitz, la forma exocéntrica retribuye las relaciones en forma simétrica asegurando cierta estabilidad institucional. Aunque esto pueda ser un tema algo polémico, Lomnitz sostiene “es indudable, por lo demás, que las redes de intercambio representan un importante elemento de solidaridad (y por lo tanto de solidez) para la estabilidad de las unidades domésticas. Aquellas redes que mantienen una elevada intensidad de intercambio durante un tiempo prolongado tienden a volverse autosuficientes y sus integrantes tienden a reforzar sus relaciones sociales mediante el cuatismo y el compadrazgo. En otro casos, las relaciones diádicas externas a la red permiten a cualquiera de sus integrantes cambiar de red según las circunstancias y necesidades” (pp. 144) La autora va a responder textualmente a la pregunta del titulo de su libro de la siguiente manera “la tesis de este libro sostiene que el marginado vive gracias a una organización social, en que la falta de seguridad económica se compensa mediante redes de intercambio recíproco de bienes y servicios.
Estas redes representan de hecho un sistema de seguro cooperativo informal que incluye entre sus múltiples funciones la de alojar y alimentar a los migrantes durante el período inicial de su adaptación a la ciudad, y la de mantener a los pobladores de barriadas durante los frecuentes períodos de desempleo o incapacitación. Además, las redes otorgan un apoyo emocional y moral al individuo marginado, y centralizan su vida cultural, frente a la virtual ausencia de cualquier otro tipo de participación organizada en la vida de la ciudad o la nación. Podemos afirmar, por lo tanto, que la red de intercambio recíproco constituye la comunidad efectiva del marginado urbano, en las barriadas latinoamericanas” (pp.223).

Anónimo dijo...

Moschella 2
Por lo tanto las redes descriptas por Lomnitz, son redes de solidaridades informales, que constituyen formas duraderas de socialidad y subsistencia y además, compensa en gran medida la ausencia del estado. Es esencial para estas redes que sus integrantes tengan las mismas carencias: las asimetrías económicas o sociales rápidamente tienden a destruir las solidaridades. Mientras que Caritas y UNICEF son redes de solidaridades formales, institucionalizadas e internacionales.
UNICEF está presente en Argentina desde mayo de 1985, brindando cooperación técnica y asistencia financiera al Estado y a la sociedad argentina en diferentes áreas vinculadas al bienestar de la infancia y la adolescencia. UNICEF Argentina trabaja para promover la protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes, ayudar a satisfacer sus necesidades más importantes y aumentar las oportunidades que se les ofrecen, a fin de que alcancen el pleno desarrollo de sus capacidades. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia o UNICEF fue creado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1946 para ayudar a los niños de Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Primero fue conocido como UNICEF, acrónimo de United Nations International Children's Emergency Fund o en español, Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia.
Caritas Internacional es una organización humanitaria de la Iglesia Católica que agrupa 163 organizaciones nacionales de asistencia, desarrollo y servicio social. Fue fundada en 1867 en la ciudad alemana de Friburgo.Caritas se dedica al combate contra la pobreza, la exclusión, la intolerancia y la discriminación. Habilita a personas con menos recursos a participar en los asuntos que afectan directamente sus vidas, además interceder por ellos en los foros tanto nacionales como internacionales. Además, ayuda a personas en riesgo de exclusión social, dándoles hogar por algunos días, alimento y brindando servicios básicos de salud. Caritas como unidad local es autónoma e independiente, sin embargo existe el principio de apoyo entre toda la comunidad global. La financiación de Caritas proviene de donaciones tanto de dinero como en especie. Los voluntarios que trabajan con Caritas pueden realizar su labor de manera simple acudiendo a los centros locales de Caritas o acudiendo a la parroquia más cercana, donde es posible registrarse y realizar una labor. No existe registro vía Internet. Dependiendo de las actividades y el país a trabajar los voluntarios reciben la capacitación adecuada al trabajo a desarrollar.

Anónimo dijo...

Moschella 3 Consigna 5:
El capital social es considerado la variable que mide la colaboración social o sociabilidad entre los diferentes grupos de un colectivo humano, y el uso individual de las oportunidades surgidas a partir de tres fuentes principales: la confianza mutua, las normas efectivas y las redes sociales. El capital social mide, por lo tanto, la sociabilidad de un conjunto humano y aquellos aspectos que permiten que prospere la colaboración y el uso, por parte de los actores individuales, de las oportunidades que surgen en estas relaciones sociales. Como un conjunto de recursos apropiables y movilizables que, sin embargo, tienen la particularidad de pertenecerles a toda la comunidad. Por ende, hay dos instancias. Una de bonding, en donde el capital social sirve para estrechar los lazos entre los sujetos y una de bridging, donde el capital social se moviliza para la obtención de determinados beneficios.

Anónimo dijo...

Moschella 4
Una sociabilidad entendida como la capacidad para realizar un trabajo conjunto, la de colaborar y llevar a cabo la acción colectiva. El capital social, se podría resumir como "no sólo es importante qué conoces, si no a quién". En lo que se refiere al valor colectivo de las redes sociales, es considerado muy importante para la formulación de políticas en muchas organizaciones; incluso fue recientemente reconocido por instituciones tales como el Banco Mundial. A pesar de las posibles diferencias en la forma de definir y medir estos atributos, el capital social siempre apunta hacia aquellos factores que nos acercan como individuos y a cómo este acercamiento se traduce en oportunidades para la acción colectiva y el bienestar del grupo. El capital social tiene cuatro dimensiones. La primera es el clima de confianza en las relaciones interpersonales; en qué medida la gente confía unos en otros en una sociedad. Cuanto más confianza, más fluidez en las relaciones económicas. La segunda dimensión es la capacidad de asociatividad. La capacidad de una sociedad para construir formas de cooperación desde las más elementales, como cooperar en el vecindario para hacer cosas juntos, cuidar los chicos, ayudarse, hasta las más elaboradas como ser capaces de hacer una gran concertación nacional sobre el modelo de desarrollo. La capacidad de asociatividad fue determinante para establecer las políticas de una serie de países contemporáneos. Por ejemplo, gracias al Pacto de la Moncloa, España logró liberarse del franquismo; gracias a la concertación democrática en Chile (un amplio frente de 18 partidos políticos) fue posible salir de la dictadura de Pinochet. Las capacidades “sinérgicas” de una sociedad parten, desde eso, lo mayor, como los pactos nacionales en gran escala, hasta lo menor, lo que puede avanzar en términos de relaciones de cooperación solidaria diaria, son muy relevantes para el desarrollo y forman parte del capital social. El tercer componente del capital social es la conciencia cívica, cómo la gente actúa frente a todo lo que es de interés colectivo, desde cuidar los espacios verdes y los transportes públicos hasta pagar los impuestos. Todo ello es indicativo del nivel de conciencia colectiva en una sociedad. El cuarto componente del capital social, absolutamente decisivo, son los valores éticos predominantes en una sociedad. El discurso neoliberal ortodoxo, además de sus efectos macroeconómicos regresivos en América Latina y otras regiones, ha tenido consecuencias culturales muy importantes. Ha expulsado del escenario la discusión sobre los valores éticos. Las investigaciones recientes vinculadas con el capital social indican que los valores éticos predominantes en una sociedad son decisivos en lo que a esa sociedad le puede pasar. Amartya Sen (1997), dice que “los valores éticos de los empresarios y profesionales (dos grupos clave de una sociedad) son parte de los ‘activos productivos’ de esa sociedad”. Si los empresarios y profesionales están a favor de invertir en el país, del progreso tecnológico genuino, de pagar los impuestos, del crecimiento compartido, ello será muy positivo, en cambio, si están a favor de maximizar el lucro inmediato, de aprovecharse de cada oportunidad para corromper a todo funcionario público corruptible, de extraer todo lo posible del país para enviarlo al exterior, es otra cosa, va a ser totalmente distinta la situación. Por eso tales valores son parte de los “activos productivos” o de los “pasivos productivos” de una sociedad. La incidencia de los valores éticos predominantes puede ser decisiva a favor o en contra Indican la necesidad de volver a revincular la ética con la economía. Pensar en la economía teniendo en cuenta cómo los comportamientos de los actores tienen una raíz ética. De lo contrario la teoría del capital social puede ser tildada de economicista.

Anónimo dijo...

Moschella 5
La idea economicista de los años 80 y 90, o sea el neoliberalismo, dice que lo único importante son los factores macroeconómicos. Nos quisieron hacer creer que si la tasa de inflación es baja serían prósperos estos últimos, y además, si el producto bruto per cápita fuera alto se hallarían en pleno bienestar. Hemos aprendido muy duramente que eso difiere de la realidad. Así, la tasa de inflación fue ínfima y el producto bruto per cápita era de 9.000 dólares durante el período de Menem en la Argentina en la década del 90 y, sin embargo, las cifras de pobreza aumentaron todo el tiempo, llegando a triplicarse.
El desarrollo no está asociado exclusivamente con esos indicadores. Está abriéndose paso una perspectiva mucho más amplia actualmente en la polémica de cómo se alcanza el desarrollo y ahí aparece la idea de capital social. Rehabilita una serie de procesos silenciosos que se dan al interior de la sociedad y que hoy es posible observar cómo influyen en la realidad a través de los nuevos instrumentos de medición de las ciencias sociales. Las investigaciones pioneras de Robert Putnam, de la Universidad de Harvard, y de James Coleman mostraron que hay distintos factores extraeconómicos que pesan fuertemente en el desempeño de los países en términos de progreso económico y tecnológico, y sustentabilidad del desarrollo.
Se les llama capital social y todos tienen que ver con la cultura

.azucena. dijo...

3) Lommnitz afirma que es la escasez y no la abundancia la que vuelve generosa y solidaria a la gente en los barrios populares. ¿Cómo diferenciaría las redes de solidaridad descriptas por la autora de las formas de solidaridad “institucionalizadas” de Caritas, Unicef, etc.?

Al princio del texto la autora habla de la cultura como interrelaciones en tres niveles: económico, social e ideológico, siendo la marginalidad definida en eje a una base económica particular. Pero así como falla Lewis para analizar el conflicto de la marginalidad, ya que lo restringe a una causa anclada en un problema de valores y normas, justificado en “...las posesiones materiales de los pobres...” amparado en la idea de “cultura de la pobreza” ignora un patrón cultural, un habitus, culpa a los pobres de su pobreza. Considero que el error analítico no es propiedad única de este autor, mas bien refleja la percepción de las clases medias y altas sobre un estrato social que es juzgado desde valores de consumo – de bienes materiales, educativos, musicales, culinarios- que son inalcanzables para ellxs. Suponemos que en algún lado alguien -políticos, analistas sociales, médicos, etc- pretenderian que no existan más marginados, suponemos que alguien trabaja para que las personas tengan niveles de vida mas equilibrados, pero en verdad esta idea de potencial distribución oculta la asimetría de división de clases que forma parte del sistema de producción y consumo, en definitiva, los marginados tienen un lugar en el sistema capitalista. En este contexto surge la idea de “solidaridad” -no pretendo ejercer un juicio de valor sobre las buenas intenciones de muchas personas- pero el fallo surge cuando no se piensa en cambiar la base del sistema económico, político y social que permite y justifica que vivan personas en situaciones limites, no adecuadas. Se permite que existan periferias que mantienen relaciones de intercambio desigual con las instituciones, desigual respecto a la capacidad de acceso a la salud, educación, justicia, trabajo, obra social, incluso determinadas áreas de la ciudad, por ejemplo áreas de recreación restringidas a un nivel de consumo, como Puerto Madero.
La red de intercambio que establecen los marginados entre ellos es -usando una metáfora física- horizontal, de igual a igual, de pobre a pobre, del que no tiene nada de sobra y comparte, son redes armadas para sobrevivir, de familiares, de amigos, de camaradas, de confianza, la inseguridad económica es reemplazada por la seguridad de poder contar con la ayuda de un otrx, de un vecino, es desde adentro.
Las formas de solidaridad institucionalizadas son verticales, el discurso implícito es del que se encuentra en una clase superior y por altruismo puro “desciende” a ayudar al que “pobrecito” se encuentra desposeído. Es también la brecha que abre el camino desde la villa hasta el político, y permite, por ejemplo, la inclusión de punteros políticos (no voy a profundizar este punto).El intercambio se realiza en base a un poder que tiene el que da, generalizando respecto a la variabilidad de situaciones posibles, es el poder de ofrecer bienes que el pobre no puede alcanzar por si mismo, y la contrapartida por ello es un sometimiento ideológico, quizás un favor que se debe a futuro (votos, paz social, etc) una muestra de generosidad que deberá ser reconocida, tal vez encubren unas disculpas por el egoísmo encubierto- del que pudo estudiar sin problemas, del que nunca paso hambre, frío, discriminación o necesidad- o acaso una justificación para derrochar sin culpa -”total lo que me sobre, pase de moda o no me guste mas, después lo regalo a caritas”- es desde afuera, desde el que no conoce los códigos del barrio, ni le interesan, en definitiva, del que regala sus nike usadas, o cuenta los hombres desocupados para algún indice.

Anónimo dijo...

Karina Galera
TP 5
Consigna 1
La ciudad de Mar del plata, creo yo al igual que muchas ciudades de nuestro país y del mundo tiene una fragmentación social super importante, en particular en la ciudad de Mar del plata lo podemos notar en sus diferentes barrios, en las llamadas “villas”, los barrios alejados en contraposición con los barrios privados, los céntricos, con sus boliches, si son de la calle Alem o constitución o si son de barrios más alejados a los anteriormente nombrados, con sus lugares de paseos la peatonal en lugar de la calle Güemes, y es así como se da en todas las actividades cotidianas una contraposición y una fragmentación súper notable. Todo esto esta entrelazado con el tema de la ecología urbana ya que es esta quien va a decir que las ciudades están atravesadas por segregaciones de base clasista, una claro el ejemplo también de todo esto, es que la ciudad de mar del plata se caracteriza por una ciudad turista y con mar, en las playas todo esto se da de una manera muy clara, la gran diferencia entre lo público y lo privado y sumado a esto la gran diferencia entre una playa popular o una alejada, denominadas “las de sur”.

.azucena. dijo...

Robledo, Maria Susana
1.¿Cómo caracterizaría a la ciudad de Mar del Plata en términos de ecología urbana y de y de segregación social?
Analizando a Mar del Plata, desde el punto de vista de la ecología urbana podemos observar algunas cuestiones interesantes, siendo la organización del espacio condicionada por segregaciones de bases clasistas que se incorporan desde su fundación, obviamente influenciadas por procesos históricos. Con la llegada del ferrocarril, el 26 de septiembre de 1886, el pueblo de Mar del Plata se fue configurando como un centro urbano moderno. Comenzaron a a construirse los chalets y mansiones de la élite veraneante, que fueron poblando la loma de la Playa Bristol, fue adoptada como centro vacacional por la burguesía, en particular desde la crisis de 1930, con el peronismo la ciudad se postula como centro veraniego protagonizado por las clases medias y trabajadores, a partir de las nuevas leyes laborales que, entre otras cosas establecían las vacaciones pagas. Entre otros sucesos, se va delimitando contundentemente la valoración del espacio natural y al mismo tiempo las divisiones entre clases, en conjunto con un rápido crecimiento demográfico, tanto de origen externo -italianos, españoles, etc- como de origen interno -desde diferentes provincias del noroeste argentino- lo que implicó la conformación de formas particulares de organización en diferentes barrios. Es preciso sumar a este análisis el lugar central de las diferentes industrias como ejes alrededor del cuales se conformó una distribución espacial donde confluyen varios procesos. Por ejemplo, en 1924 se inauguró el puerto de Mar del Plata, que desarrolló un importante flota pesquera, principalmente por una comunidad de inmigrantes italianos. En esa misma década se completó la construcción del puerto de ultramar, que pronto se convertiría en el principal centro de la industria de la pesca en Argentina. Siendo la zona cercana al puerto el lugar de asentamiento tanto de los italianos como de los pescadores (en gran parte coinciden ambas identidades, en algunos casos no) La difusión de la sindicalización y los derechos laborales en la década del 40 permitió que las clases trabajadoras comenzaran a elegir a «La Feliz» para pasar sus vacaciones, lo que generó en parte la estructura turística (hoteles, puestos de trabajo, centros de diversión, casinos, balnearios) que se necesitaba para los integrantes de esta clase media que , luego, en las décadas del 50 y del 60 se volcaron a poseer un departamento en Mar del Plata. Este proceso de urbanización masiva generó un boom de la construcción y un cambio notable de su estructura, que dejó de ser la "villa balnearia" para convertirse en una ciudad permanente. En la década del 60 la clase alta comenzaría a abandonar Mar del Plata como balneario turístico.

.azucena. dijo...

Robledo(continuación)
En este contexto histórico, con diferentes modelos económicos configurando las relaciones sociales, podemos afirmar que la ecología urbana debe tener en cuenta variables de diferente orden para realizar estudios que permitan profundizar sus análisis. Creo que la cuestión de la segregación social obedece a procesos complejos que tienen un eje importante puesto en el capital social, desde esta óptica grupos de diferentes capitales sociales se apropian en distintos momentos del mismo territorio, por ejemplo la Loma de Paso, lugar en donde hasta hace poco tiempo convivían dos clases sociales diametralmente opuestas, hasta el momento en que el valor de la tierra genero un proceso de “reasentamiento” de los mas humildes. Este caso es interesante como ejemplo de segregación social, como dice Bourdieu, el espacio es uno de los lugares donde se afirma y ejerce el poder y en la forma más sutil, la de la violencia simbólica como violencia inadvertida, pues los terrenos de la llamada Villa de Paso comenzaron a ocuparse a partir de la precariedad habitacional, la villa se forma en la década de 1940, su localización fue muy buena, por ubicarse en una de las zonas más altas de la ciudad, pero no contaban con los servicios básicos. Sus habitantes son migrantes internos, trabajadores del sector turistico, gastronomico. Cada año, y en particular cada momento de crisis económica significo el aumento de sus habitantes, al mismo tiempo que la zona circundante se sobrevalora con la construcción de las casas de la burguesía local, la inauguración del Hotel Sheraton y el club de golf. Provocando la yuxtaposición de dos realidades diferentes.
Las acciones para la erradicación de la Villa de Paso comenzaron en setiembre de 1998, cuando se llevó a cabo el primer censo de población que permitió determinar que en el asentamiento residían unas 500 familias distribuidas en 6 manzanas. Lo que llama la atención es que se los destino en barrios perifericos, entre ellos El Martillo, Las Heras y Don Emilio y Balisario Roldan, donde el Estado les construyo viviendas, y se las adjudicaron, sin cuestionar las mejores condiciones en viviendas a las que accedieron las familias, me surgen algunas preguntas: ¿por que motivo no se construyeron las viviendas en los terrenos donde estaban asentados? teniendo en cuenta la posibilidad de juicio por usucapión que podrían haber realizado, asumo que el valor de la tierra y la presión de los vecinos “bien” fue determinante. ¿Por que se los separa en diferentes barrios? Creo que este proceso no tuvo en cuenta las relaciones de afinidad y cooperación que se creo entre las diferentes familias. Para no extender tanto este tema, creo que es un caso interesantismo para analizar en mas profundidad y ver como se inteconectan las relaciones históricas, sociales y económicas en la apropiación de los espacio, teniendo en cuenta el lugar del Estado como articulador de las relaciones de clases.

Anónimo dijo...

Karina Galera
TP 5
Respuesta 2
Creo que si vamos a hablar de ejemplos de redes de capital social de nuestra ciudad, mar del plata, es importante aclarar que vamos a hablar de solidaridad, de apoyo y sobre todo de estos conceptos en forma de “grupo” , no de algo de uno por uno sino de muchos por muchos de pocos por muchos o de uno por muchos. El ejemple que me gustaría tomar , es el de un comedor del barrio Centenario, un barrio típico de Mar del Plata, que vive mucha gente de bajo recursos, y un grupo de mujeres se reúne mañana y tardes para bridarles el desayuno a los niños antes del colegio y después de este. Es interesante ver como el concepto de capital social nos puede hacer notar las relación de los sujetos basadas en post de ayudar a los demás, donde todas las acción están pensadas en la ayuda de un tercero.

Anónimo dijo...

Milagros Dolabani

Consigna 1
¿Cómo caracterizaría a la ciudad de Mar del Plata en términos de ecología urbana y segregación social?

La ciudad de Mar del Plata comporta una particular distribución espacial de la población, la que se encuentra atravesada –como ocurre en otras ciudades o regiones- por las actividades económicas preponderantes que le sirven de sostén. En efecto, puede observarse a través de las dos actividades que dan mayor retribución económica a la ciudad, la pesca y el turismo, cómo se nuclea la población en torno a las áreas en las que se desarrollan dichas actividades. En el primero de los casos es conocida la concentración de población en el puerto, compuesta principalmente por trabajadores de la pesca; pero además esta zona ha ido creciendo en lo referido a la instalación de un centro comercial y de diferentes oficinas públicas que conectan a ésta zona con “el todo” social, parafraseando a Merklen. Es importante destacar que, como las diferencias de clase se inscriben en el territorio, en el puerto no necesariamente residen los miembros de la “patronal” de las diferentes empresas pesqueras, sino que por el contrario, los miembros de ésta se ubicarían en barrios más acomodados.
La otra actividad que entrega mayores divisas a la ciudad –el turismo- también refleja la diferenciación clasista en el territorio, puesto que el precio de la propiedad inmobiliaria será más alto cuánto más cerca se encuentre de los distintos centros comerciales. Un ejemplo más que ilustrador lo refleja el centro comercial erigido en los últimos años en torno a la calle Güemes, calle lindante al paquete barrio de los troncos, cuya renta inmobiliaria es una de las más altas de la ciudad; dicho centro podría también reflejar el poder adquisitivo del mencionado barrio.
Podría observarse también como los barrios más carenciados se encuentran lo más lejos posible de los principales focos turísticos de la ciudad, y por supuesto, de los barrios mejor acomodados. Otro ejemplo que sirve para ilustrar lo antedicho, lo constituye la ya erradicada “Villa de paso”, asentamiento cuyos miembros ocupaban terrenos en una clara alza económica, fueron re localizados en áreas que componen los márgenes de la ciudad.

Anónimo dijo...

Milagros Dolabani
Consigna 3
Lomnitz afirma que es la escasez y no la abundancia la que vuelve generosa y solidaria a la gente de los barrios populares ¿cómo diferenciaría las redes de solidaridad descriptas por la autora de las formas de solidaridad “institucionalizadas” como cáritas y UNICEF?

Las formas de solidaridad informal propias de los barrios populares se diferencian fundamentalmente de las institucionalizadas, por el hecho fundamental de que se establecen entre personas que comparten una misma situación económica, en este caso de carestía. De hecho menciona Lomnitz, que al mejorar la situación económica de uno de los participantes de la red de intercambio, la confianza (elemento fundamental en la constitución de una red de intercambio recíproco) se ve debilitada y la red corre peligro de desaparecer. Esto no ocurre en las formas de solidaridad institucionalizadas, las que podrían caracterizarse como portadoras de un vínculo monocausal y no recíproco, dado por la disparidad en la situación económica de una de las partes. Podría mencionarse el ejemplo de cáritas, organización caritativa de la Iglesia Católica, la cual se encarga de “repartir” lo obtenido mediante donativos entre aquellas personas con necesidades fundamentalmente económicas. En este caso los receptores de dichas dádivas no necesariamente se ven en la obligación recíproca de retribuir a modo de feedback el favor recibido.

Otra diferencia notable entre uno y otro modo de solidaridad, lo constituye la proximidad física. En el primer caso la proximidad en el barrio es un requisito para la conformación de una red informal, mientras que en las formas de solidaridad institucionalizadas la proximidad física no es una condición sine qua non. Ejemplo de lo mencionado lo constituye UNICEF organización de la ONU dedicada al cuidado de los niños alrededor del mundo, sin compartir por ello el mismo espacio físico, y muchas veces ni siquiera el mismo país (por ejemplo cuando esta institución envío ayuda a Haití tras el fatal terremoto sufrido en 2010).

Asimismo en las redes de solidaridad en los barrios carenciados las pautas que rigen el proceso de intercambio (ya sea de saberes, de bienes o de servicios) están implícitas; de hecho explicitar un favor realizado previamente por algún miembro de una red constituye un ejemplo de lo que no debe hacerse puesto que puede considerarse como descortés.
Al contrario, en las redes institucionalizadas muchas veces las pautas de reciprocidad son explícitas, y son esgrimidas por la parte que otorga los favores y que en muchos casos ocupan posiciones sociales más elevadas que los receptores.

Anónimo dijo...

Garcia Maria Eugenia
Consigna 4


Merklen plantea tres ejes para analizar la inscripción territorial de las clases populares. La cuestión del lazo social, el barrio como punto de apoyo para la movilización colectiva y por último, la pertinencia del territorio local para el despliegue de las políticas sociales y el emplazamiento de estrategias de desarrollo. Es posible tomar este esquema de análisis para describir el fenómeno de fábricas recuperadas, puntualmente el caso del frigorífico ex Sadowa (Mar del Plata), actualmente FRIGORE. De manera similar ambos fenómenos, se han erigido frente al “retiro” del Estado. En cuanto al primer eje, este fenómeno también esta atravesado por la constitución de diversas formas de solidaridad que refuerzan los lazos sociales, ya que la organización necesaria para efectivizar la medida de fuerza, “la toma”, posiblemente exceda a esta situación particular. Se establecen redes de contacto que funcionan por fuera de la situación de recuperación. Bajo esta organización surge la búsqueda del encuentro con el otro como una forma de apoyo colectivo.
En cuanto al segundo eje concerniente a lo político, tras las efectivización de la toma se procede a la conformación de cooperativas de trabajo. Se demanda un marco legal que permita salvar la unidad productiva, llevándose adelante negociaciones con el juez para lograr la administración y las demandas de expropiación. Para el caso puntual, la acción de los trabajadores contó con el apoyo de la diputada Alicia Sánchez. Esto es lo que Offe (1996) denomina como reconocimiento, mediante la constitución de la cooperativa se interpela la movilización llevada adelante por los trabajadores, institucionalizándola. Por otro lado, la concesión implica el modo en que aceptan o rechazan las reivindicaciones o intereses de este grupo, de esta manera ese nuevo acuerdo normativo, regula las condiciones de trabajo. Según lo que aseguró la diputada a los trabajadores cooperativistas, “hará un permanente seguimiento del funcionamiento de la nueva empresa. Así como en las necesidades de apoyo financiero para su desarrollo” (29 de junio de 2012).
A diferencia de las organizaciones barriales, no se constata que haya sido un lugar solicitado por políticas públicas (en cuanto al tercer eje). Es necesario aclarar que para los primeros casos de ocupación de fábricas, sí es posible observar la implementación del “Plan Jefas y Jefas de Desocupados”, como una paliativa para un escenario más complejo. Por otro lado, este fenómeno también puede entenderse como un soporte para la integración al mercado de trabajo, donde se pone en juego el tipo de trabajo al que se apunta. La expropiación se plantea como una estrategia para asegurar un empleo que dignifique, reafirmando la cultura del trabajo y contrapuesta a la ayuda social. La posibilidad de generar un cambio bajo esta nueva forma de trabajo –la cooperativa- es lo que impulsa la movilización de los ex trabajadores, en conjunto con la posibilidad del desempleo. Cabe aclarar que el proceso de expropiación no es tan lineal y simple como se presenta en esta analogía. Esta politización de la demanda orientada al poder estatal, mediante el concepto de “recuperación una fábrica”, significa delimitar una modalidad especifica de exigir la intervención del estado, frente a la quiebra o crisis de tal.

Anónimo dijo...

BACCIADONE AGUSTINA

(DISCULPAS POR LAS DEMORAS)

CONSIGNA 1) -PARTE 1-
Mar del Plata es una ciudad con una alta segregación espacial y social. Una ciudad que se caracteriza por tener una gran cantidad de barrios residenciales, bien diferenciados unos de otros, muchos que incluso llegan a producir en quienes los habitan fortísimos sentimientos de pertenencia. Una ciudad en la que también se caracteriza por poseer barrios, o asentamientos, industriales, (tanto dentro como fuera de la ciudad) y comerciales. Si bien está muy marcada por su proceso fundacional, y por los primeros usos que las aristocracias de la capital le fueron dando, Mar del Plata se ha expandido espacialmente, ha crecido económicamente y ha cambiado mucho, pero no ha dejado de caracterizarse por su segregación, que en muchos casos es estructural, pero los marplatenses que han tenido la oportunidad económica de hacerlo, han buscado en muchos casos una segregación voluntaria. Por ejemplo, quienes hace 40 años o menos fueron a vivir al Bosque Peralta Ramos, o en alguna quinta camino de Batán, o cerca de Camet, incluso Santa Clara, Sierra de los Padres, o Chapadmalal, no sé si suponían que esas zonas (algunas más otras menos) estarían tan integradas a la aglomeración urbana de Mar del Plata. Además, en los últimos años se experimentó un auge (al igual que en muchos aglomerados grandes del país) de los barrios privados, y los hay tanto alejados como dentro de la ciudad. Es un fenómeno extraño, dado que, si bien la inseguridad está presente en todas las ciudades, Mar del Plata no tiene las mismas características de “locura diaria” que posee Capital Federal, razón que se convirtió en una de las principales razones del éxito de aquellos barrios privados.
De todos modos, integradas es sólo una forma de explicar que se ha poblado todo lo que está entre medio de esos puntos “lejanos”, y más allá también, ya que la población de Mar del Plata ha crecido mucho, casi duplicándose, durante las últimas décadas. Otro aspecto de la segregación Marplatense son los medios de transporte. En primer lugar, nuestra ciudad tiene una cantidad exagerada de autos, que día a día (si bien no vivimos todos los días entre embotellamientos) atiborran las calles y avenidas. En segundo lugar el transporte público y semi-público no opera como un agente comunicador entre las diferentes áreas de la ciudad. Muchos taxis y remises no entran a determinados barrios estigmatizados, y los colectivos se mueven dentro de recorridos que dejan mucho que desear, todos pasan por el centro, y muchos por los balnearios céntricos, pero los barrios alejados no son favorecidos con un buen servicio de colectivos (al menos).

Anónimo dijo...

AGUSTINA BACCIADONE

CONSIGNA 1) -PARTE 2-


Por otro lado, en términos de ecología urbana, Mar del Plata es una ciudad completamente agraciada por el medio ambiente en el que está inserta. Rodeada (a sólo minutos) de kilómetros de playas, de lagunas, sierras, bosques, campos, con un clima variado, con recursos naturales al por mayor (Alimentos, agua, materia prima para muchos trabajos, etc), y con una buena cantidad de parques y plazas a lo largo de la ciudad. A pesar de todo esto, Mar del Plata no logra, sin embargo, lograr una buena conexión con el medio. Desde construcciones como la famosa obra de Bustillo (Casino, hotel Provincial), que planta un fuerte, una muralla entre la ciudad y el mar, pasando por la privatización y concesión de muchos espacios públicos, como las playas, hasta el boom de construcción (ya en descenso) que inundó la ciudad de pequeños edificios prácticamente los unos iguales a los otros, no parecería que Mar del Plata fuera una ciudad que lo invita a uno a vivirla al aire libre. Además, si bien el principal atractivo de la ciudad, para propios y ajenos, es la costa, las últimas administraciones de la ciudad parecen haber olvidado que existen otros lugares además de los que visita el turista, y parecen también olvidar hacer que el marplatense se sienta cómodo y bienvenido en su ciudad (me refiero por ejemplo a pocos incentivos a los museos y la cultura en general, o incentivo dirigido en mayor medida a las obras de revista de la “Calle Corrientes” y demás, que serán muy recaudadoras, pero no incentivan a establecer una cultura artística propia de la ciudad).
De todos modos, Mar del Plata (parafraseando a la última campaña electoral del actual intendente) es una ciudad de 12 meses, y si bien crece a pasos agigantados, sigue conservando una dinámica más bien propia de una ciudad pequeña.

Anónimo dijo...

Joaquín Picón – TP 5 – Consigna 1.
El fenómeno de segregación social en nuestra ciudad es un elemento fundante de su devenir histórico. La ya clásica separación entre la villa de veraneo de la oligarquía porteña y el núcleo económico originado en torno a la actividad pesquera, debe completarse con la mención del hecho que, si bien existían diferencias de clases, esta segregación se daba en un contexto en la cual la clase alta no ocupaba permanentemente el espacio habitacional y era solo ocasionalmente beneficiaria de este espacio reservado.
Si intentamos analizar este fenómeno de segregación social con una distancia temporal menor, podemos apreciar que la ciudad en sí es totalmente distinta a la de aquellos días. La situación me parece más cercana a la descripción de la segregación en términos de distribución espacial de base clasista, que la anterior. El esquema de centro y periferia puede ser gráfica a los efectos de una descripción gruesa donde, es en el primero (integrado por el casco histórico de la ciudad, los principales barrios residenciales y el circuito turístico) donde se concentra la población con mayores recursos materiales y simbólicos; mientras que la periferia constituiría un cinturón con forma de semicírculo donde habitan las mayorías populares.
Debemos considerar que ésta división no es, tan solo un producto de la división espacial de las clases, sino que también, al implicar un acceso diferencial a distintos recursos económicos, políticos, simbólicos y culturales, actúa como un dispositivo de reproducción de la estructura de desigualdad.

Anónimo dijo...

Joaquín Picón – TP 5 – Consigna 3.
Si queremos construir una tipología que sirva a los efectos de dar cuenta de las diferencias existentes entre las redes de solidaridad presentadas en su trabajo por Lommnitz, en contraposición a un modelo de solidaridad “institucionalizado” como el que puedan llegar a representar organizaciones como Cáritas o UNICEF debemos partir, en una primera instancia, por considerar este aspecto de institucionalización de las prácticas que tienen las últimas. Si bien ambas formas pueden perseguir los mismos fines, la diferencia fundamental radica en el modo en que se intentan resolver los problemas asociados a la exclusión material. Para desarrollar este punto es necesario poder distinguir que el alcance geográfico que cada forma de solidaridad tiene o, al menos, proyecta tener; mantiene una necesaria y directa vinculación con el nivel de división del trabajo y en consecuencia con el grado de formalización de las prácticas.
En estos casos vemos como las redes sociales de solidaridad de los barrios populares tienen un alcance, a lo sumo, barrial y se establecen sobre la plataforma de relaciones de parentesco o amistosas situadas en una proximidad geográfica. Por otra parte, las organizaciones mencionadas anteriormente, son estructuras internacionales que funcionan como una unidad creada ad-hoc para atender a cuestiones especificas de otras estructuras mas amplias que las contienen (Cáritas a la Iglesia Católica Apostólica Romana, UNICEF a la ONU). De esta oposición surge que, mientras las primeras tienen un grado de espontaneísmo alto en la acción, propio de la cercanía y la paridad en la situación económica de los agentes involucrados en la red; las ultimas tienen la planificación que una institución transnacional debe plantearse para su desenvolvimiento necesario para alcanzar los fines deseados.
Por otra parte en una red de cooperación como las descriptas, la relativa paridad económica de los participantes los sitúa al interior de dicha red y el lugar que ocupan en los distintos intercambios es mas o menos variable; en cambio, las organizaciones internacionales de solidaridad tienen una lógica de intervención donde hay una separación entre la organización y los beneficiarios. Así se originan, en el primer caso, un modo mas horizontal de la relación asociado a una solidaridad fundada en la cooperación y, por otra parte, una solidaridad mas jerárquica y vertical con un tinte más de práctica caritativa.

Anónimo dijo...

3)
Lommnitz analiza cómo se reproduce la marginalidad en los migrantes rurales mexicanos. Al estar expulsados de las relaciones de producción modernas de base salarial y a la vida social, cultural y política de la ciudad, los migrantes encuentran canales de contención para la supervivencia. En los migrantes se produce una presencia de redes y solidaridades parentales, vecinales y de amistad que tienden a compensar la ausencia de recursos económicos o educativos. A través de la ayuda y de la solidaridad de sus propias fronteras los migrantes pueden sortear las dificultades que se presentan. Este posicionamiento deja de lado las tesis de carácter “cultural” de la marginalidad o su carácter “residual” o transicional hasta lograr la plena absorción por la ciudad moderna, ya que las redes y lazos establecidos en los barrios compensan la ausencia del estado y logran la subsistencia de los grupos.
A diferencia de estas formas de solidaridad, las formas de caridad que establecen instituciones como Caritas o Unicef parten de instituciones como la Iglesia Apostólica Romana y Naciones Unidas, con amplia trayectoria y vínculos con los gobiernos nacionales. Las redes que se establecen los barrios populares, en cambio, son aristas nacidas en el propio hábitat. En Argentina, también se encuentran vinculadas a organizaciones militantes sobre todo provenientes del peronismo. Para el caso de Caritas, la institución eclesiástica tiene una fuerte raigambre, en un arco de personas provenientes de la clase media, en el caso de las redes solidarias de los barrios que describe Lommnitz no proviene de la misma, sino de sector populares, que comparten solidaridades y experiencias de clase. En este sentido, el mismo conjunto carencias y dificultades son los hilos que tejen las redes y solidaridades que tienden a disolverse cuando dichas asimetrías económicas o sociales se presentan. En el caso de Caritas también se observa una gran organización y jerarquía, que se ha ido sumando y consolidando a lo largo de los años, a su vez la tarea caritativa se suma a una intención de otro tenor–no menos importante- por parte de la institución que consiste en sumar fieles, o propagar el mensaje de la Iglesia.
4)
Las diferentes organizaciones sociales y comunitarias que fueron creciendo y consolidándose a lo largo de la década del 90 sufrieron diferentes mutaciones a partir del ascenso del kirchnerismo en el poder en el año 2003. Por una parte, los desarticula desde diferentes perspectivas. Desde la estrategia de lucha y visibilización que ellos han llevado a cabo a través de los años, como el corte de ruta, la asamblea horizontal, y la autogestión de proyectos para la propia comunidad (Svampa, Pereyra) deben encontrar canales de diálogos con la nueva gestión estatal, que en un nuevo marco de acercamiento y atención a los reclamos se encuentra en otra posición. Por otro lado, los liderazgos no son estáticos, la diversidad de patrones organizativos y culturas militantes van a prevalecer unos más que otros a partir de la relación con el gobierno de turno, la matriz sindical (Corriente Clasista y Combativa, la FTV de la CTA); matriz política (Polo Obrero, MST- Teresa Vive); matriz autónoma o social (MTD Solano, MTR, UTD Gral. Mosconi). Por otra parte algunas organizaciones también se potenciaron y encontraron más recursos a partir de un buen dialogo con el gobierno. Massetti habla de una institucionalización posterior (a partir del 2003) y del papel de “la militancia” dentro del estado. Para el caso de Mar del Plata podemos mencionar algunas casos como el movimiento evita que se ha consolidado a partir de ascenso del kirchnerismo, y de otros movimientos desarticulados como la CCC, que habían tenido un protagonismo muy fuerte a mediados de la década de los '90, ejerciendo sus métodos de protesta a través del sitio de cadenas de venta de comida donde varios militantes fueron posteriormente encarcelados y procesados judicialmente,dichos dirigentes se eclipsaron o se fragmentaron en diversas organizaciones que tienen una leve presencia en la universidad.

Ivana Ratto dijo...

3)
Lommnitz analiza cómo se reproduce la marginalidad en los migrantes rurales mexicanos. Al estar expulsados de las relaciones de producción modernas de base salarial y a la vida social, cultural y política de la ciudad, los migrantes encuentran canales de contención para la supervivencia. En los migrantes se produce una presencia de redes y solidaridades parentales, vecinales y de amistad que tienden a compensar la ausencia de recursos económicos o educativos. A través de la ayuda y de la solidaridad de sus propias fronteras los migrantes pueden sortear las dificultades que se presentan. Este posicionamiento deja de lado las tesis de carácter “cultural” de la marginalidad o su carácter “residual” o transicional hasta lograr la plena absorción por la ciudad moderna, ya que las redes y lazos establecidos en los barrios compensan la ausencia del estado y logran la subsistencia de los grupos.
A diferencia de estas formas de solidaridad, las formas de caridad que establecen instituciones como Caritas o Unicef parten de instituciones como la Iglesia Apostólica Romana y Naciones Unidas, con amplia trayectoria y vínculos con los gobiernos nacionales. Las redes que se establecen los barrios populares, en cambio, son aristas nacidas en el propio hábitat. En Argentina, también se encuentran vinculadas a organizaciones militantes sobre todo provenientes del peronismo. Para el caso de Caritas, la institución eclesiástica tiene una fuerte raigambre, en un arco de personas provenientes de la clase media, en el caso de las redes solidarias de los barrios que describe Lommnitz no proviene de la misma, sino de sector populares, que comparten solidaridades y experiencias de clase. En este sentido, el mismo conjunto carencias y dificultades son los hilos que tejen las redes y solidaridades que tienden a disolverse cuando dichas asimetrías económicas o sociales se presentan. En el caso de Caritas también se observa una gran organización y jerarquía, que se ha ido sumando y consolidando a lo largo de los años, a su vez la tarea caritativa se suma a una intención de otro tenor–no menos importante- por parte de la institución que consiste en sumar fieles, o propagar el mensaje de la Iglesia.
4)
Las diferentes organizaciones sociales y comunitarias que fueron creciendo y consolidándose a lo largo de la década del 90 sufrieron diferentes mutaciones a partir del ascenso del kirchnerismo en el poder en el año 2003. Por una parte, los desarticula desde diferentes perspectivas. Desde la estrategia de lucha y visibilización que ellos han llevado a cabo a través de los años, como el corte de ruta, la asamblea horizontal, y la autogestión de proyectos para la propia comunidad (Svampa, Pereyra) deben encontrar canales de diálogos con la nueva gestión estatal, que en un nuevo marco de acercamiento y atención a los reclamos se encuentra en otra posición. Por otro lado, los liderazgos no son estáticos, la diversidad de patrones organizativos y culturas militantes van a prevalecer unos más que otros a partir de la relación con el gobierno de turno, la matriz sindical (Corriente Clasista y Combativa, la FTV de la CTA); matriz política (Polo Obrero, MST- Teresa Vive); matriz autónoma o social (MTD Solano, MTR, UTD Gral. Mosconi). Por otra parte algunas organizaciones también se potenciaron y encontraron más recursos a partir de un buen dialogo con el gobierno. Massetti habla de una institucionalización posterior (a partir del 2003) y del papel de “la militancia” dentro del estado. Para el caso de Mar del Plata podemos mencionar algunas casos como el movimiento evita que se ha consolidado a partir de ascenso del kirchnerismo, y de otros movimientos desarticulados como la CCC, que habían tenido un protagonismo muy fuerte a mediados de la década de los '90, ejerciendo sus métodos de protesta a través del sitio de cadenas de venta de comida donde varios militantes fueron posteriormente encarcelados y procesados judicialmente,dichos dirigentes se eclipsaron o se fragmentaron en diversas organizaciones que tienen una leve presencia en la universidad.

Anónimo dijo...

TP 5- CONSIGNA 1
Mariano Malvica

Mar del Plata es una importante ciudad ubicada en la costa sudeste de la provincia bonaerense. Ésta ciudad fue fundada en el año 1874 y hasta la década de 1940 fue un balneario de elite al cual acudían a veranear los sectores mas prestigiosos de la aristocracia Argentina. Hoy en día cuenta con una población aproximadamente de 700.000 habitantes y presenta una economía cuyos pilaras principales son la actividad pesquera, la industria textil y hortícola.
Esta ciudad presenta una importante segregación espacial y social. No hace falta recorrer más de 50 (cincuenta) cuadras para pasar de ver casas inmensas, con seguridad privada, piletas y jardines lujosos para luego encontrarse con casillas de madera y chapa sin agua potable y sistema de cloacas. Una realidad que no es la excepción de esta ciudad, pero que puede a llegar a generar una falsa percepción a aquellos turistas que arriban a la ciudad y solo logran conocer los puntos turísticos más importantes de la misma. No esta demás decir que la ciudad de Mar del Plata ha sido durante la década de los noventa y varios años de la primera década del siglo XXI la segunda ciudad con mas desocupados. Esto tiene cierta coherencia para aquellos los marplatenses que transitamos las calles de la ciudad y nos alejamos de la zona céntrica.
La segmentación que presenta la ciudad no se debe a barreras étnicas, religiosas ni parentales. Es el factor económico el que esta detrás con mayor peso influyendo en la distribución societal del espacio urbano marplatense. Así se puede distinguir una segregación de base clasista: de esta manera los valores inmobiliarios y los negocios de la construcción imponen ciertas barreras de segregación y selección.
Sin embargo, me parece una ocasión propicia para hacer un breve análisis sobre los modos de vida y forma de distribución geográfica de las clases medias y las más pudientes de la ciudad. Creo que es interesante analizar e intentar dar cuenta de como ciertos sectores intentan constantemente diferenciarse de los aquellos sectores que no se encuentran en la misma “escala social”. Vemos como los sectores privilegiados utilizan todas sus herramientas para no compartir sus gustos estéticos y el espacio físico con aquellos que no tienen intenciones de “codearse”. Un ejemplo de la constitución de un espacio alejado de los sectores más pobres de la sociedad es la construcción del centro comercial Güemes.
Hace no mas de 15 años comenzó a producirse en el corazón del barrio “Los troncos” (barrio residencial situado en la zona de playa grande donde vive una parte de los sectores mas pudiente de la comunidad marplatense) el desarrollo de un centro comercial, me refiero a la “Calle Güemes”. Tanto en un tramo de casi diez cuadras de la calle Güemes, la calle Olavarría y las que atraviesan a ambas se fueron instalando casas de ropa exclusivas, bares, restaurantes y cafés que le dieron forma a lo que hoy se conoce como el centro comercial de la calle Güemes. Este centro comercial hoy en día se convierto en un polo de atracción y un espacio de ocio y consumo, destinado y apropiado por las clases más pudientes de la ciudad marplatense como también por los sectores medios que se sienten cómodos con los modos de consumo de aquellos. El hecho de moverse en “Güemes” tiene un valor simbólico muy fuerte y en muchos casos es signo de la tan buscada distinción social. El hecho de tener un centro comercial dentro del barrio residencial más pudiente de la ciudad implica pertenecer a un grupo en el cual sus prácticas de consumo se

Anónimo dijo...

TP 5- CONSIGNA 1
Mariano Malvica

Mar del Plata es una importante ciudad ubicada en la costa sudeste de la provincia bonaerense. Ésta ciudad fue fundada en el año 1874 y hasta la década de 1940 fue un balneario de elite al cual acudían a veranear los sectores mas prestigiosos de la aristocracia Argentina. Hoy en día cuenta con una población aproximadamente de 700.000 habitantes y presenta una economía cuyos pilaras principales son la actividad pesquera, la industria textil y hortícola.
Esta ciudad presenta una importante segregación espacial y social. No hace falta recorrer más de 50 (cincuenta) cuadras para pasar de ver casas inmensas, con seguridad privada, piletas y jardines lujosos para luego encontrarse con casillas de madera y chapa sin agua potable y sistema de cloacas. Una realidad que no es la excepción de esta ciudad, pero que puede a llegar a generar una falsa percepción a aquellos turistas que arriban a la ciudad y solo logran conocer los puntos turísticos más importantes de la misma. No esta demás decir que la ciudad de Mar del Plata ha sido durante la década de los noventa y varios años de la primera década del siglo XXI la segunda ciudad con mas desocupados. Esto tiene cierta coherencia para aquellos los marplatenses que transitamos las calles de la ciudad y nos alejamos de la zona céntrica.
La segmentación que presenta la ciudad no se debe a barreras étnicas, religiosas ni parentales. Es el factor económico el que esta detrás con mayor peso influyendo en la distribución societal del espacio urbano marplatense. Así se puede distinguir una segregación de base clasista: de esta manera los valores inmobiliarios y los negocios de la construcción imponen ciertas barreras de segregación y selección.
Sin embargo, me parece una ocasión propicia para hacer un breve análisis sobre los modos de vida y forma de distribución geográfica de las clases medias y las más pudientes de la ciudad. Creo que es interesante analizar e intentar dar cuenta de como ciertos sectores intentan constantemente diferenciarse de los aquellos sectores que no se encuentran en la misma “escala social”. Vemos como los sectores privilegiados utilizan todas sus herramientas para no compartir sus gustos estéticos y el espacio físico con aquellos que no tienen intenciones de “codearse”. Un ejemplo de la constitución de un espacio alejado de los sectores más pobres de la sociedad es la construcción del centro comercial Güemes.
Hace no mas de 15 años comenzó a producirse en el corazón del barrio “Los troncos” (barrio residencial situado en la zona de playa grande donde vive una parte de los sectores mas pudiente de la comunidad marplatense) el desarrollo de un centro comercial, me refiero a la “Calle Güemes”. Tanto en un tramo de casi diez cuadras de la calle Güemes, la calle Olavarría y las que atraviesan a ambas se fueron instalando casas de ropa exclusivas, bares, restaurantes y cafés que le dieron forma a lo que hoy se conoce como el centro comercial de la calle Güemes. Este centro comercial hoy en día se convierto en un polo de atracción y un espacio de ocio y consumo, destinado y apropiado por las clases más pudientes de la ciudad marplatense como también por los sectores medios que se sienten cómodos con los modos de consumo de aquellos. El hecho de moverse en “Güemes” tiene un valor simbólico muy fuerte y en muchos casos es signo de la tan buscada distinción social. El hecho de tener un centro comercial dentro del barrio residencial más pudiente de la ciudad implica pertenecer a un grupo en el cual sus prácticas de consumo se

Anónimo dijo...

Continuacion CONSIGNA 1


distinguen a las del resto. Aquí podemos encontrar marcas de ropa exclusivas como también elegantes restaurantes, bares y cafés. Todo esto convirtiéndolo en un pase muy pintoresco a los ojos de quienes se sienten tan cómodos con la estética y prácticas de consumo más sofisticadas. Al mismo tiempo vemos como el sector del centro marplatense y la tan conocida peatonal ha dejado de ser vista ante muchos ojos como un lugar apto para pasear e ir de compras, de esta manera es casi abandonada por las marcas mas prestigiosas y por los turistas mas pudientes. Parecería como que el centro de la ciudad es un lugar dónde se reproducen pautas de consumo populares no compatibles con las de las clases altas.
Volviendo al caso de la calle Guemes, éste polo comercial ubicado en pleno barrio residencial fue y es un importante negocio inmobiliario que tuvo su máximo auge durante los últimos cinco años. Cualquier persona que conoció la zona hace no mas de diez años se daría cuenta a simple vista como ha sido reconfigurada esta zona urbana. Lo que ha sucedido es una destrucción masiva de chalets y casas antiguas que le daban cierta identidad al barrio, todo esto ha generado muchas discusiones dentro de la comunidad marplatense. Por un lado se encuentran quienes están en contra y llaman como “un pecado” la destrucción de casas antiguas y en muchos casos algunas de ellas consideradas como patrimonio arquitectónico de la ciudad. Por otro lado, se encuentran quienes están a favor y lo hacen acudiendo al progreso y la modernización de la zona, como también a los beneficios y comodidades que se ganarían.
Hay que aclarar que con la destrucción de dichos chalets y la construcción de edificios modernos o locales para alquiler lo que se ha seguido reproduciendo es la apropiación de las clases mas pudientes de los nuevos espacios.
Otro fenómeno de los últimos años es la aparición de barrios cerrados en el corazón de la ciudad como también a sus alrededores (muchos de los cuales se encuentran pegados a villas miserias y asentamientos precarios). Aparecen así asentamientos lujosos, cerrados y con seguridad privada. A diferencia de lo que sucede en los countrys en Buenos Aires, aquí no existen todos los servicios pero la gran ventaja es que se encuentran muy cerca del centro de la ciudad.
Tanto los barrios privados y las zonas destinadas al ocio, recreación y consumo pueden ser tomados en cuenta como indicadores de la segregación espacial y social que presenta la ciudad de Mar del Plata. Además nos pueden ayudar a pensar como la misma sociedad (por no decir ciertos sectores) van imponiendo sus propias barreras para diferenciarse de los demás y lograr un espacio para reforzar lazos personales, identidades colectivas y de pertenencia, como también solidaridad entre sus miembros.


Anónimo dijo...

Consigna 5

A la hora de definir y estudiar como la sociología de las últimas décadas ha abordado la cuestión del capital social en América Latina, es imposible no asociarla a la pobreza y a los sectores más vulnerables de la sociedad.
Así la lectura que se hace desde el Banco Mundial y otros intelectuales sobre el capital social corre el riesgo de ser acusada de economicista ya que hace hincapié en los beneficios de pertenecer a una red de contactos donde hay recursos en movimiento y que permitirían mejorar la situación de uno.
El capital social al ser considerarlo como un recurso que trae beneficios se puede acusar de cierto economicismo ya que implicaría un comportamiento bajo un cálculo racional que busque solamente el beneficio (no solo material). De esta manera las relaciones sociales solo existirían para conseguir ciertos fines con el menor costo posible.
Vemos como hay una visión sobre el capital social que hace hincapié en como el capital social puede ser considerado como un fin en si mismo y como se puede utilizar para obtener ganancias. El capital social seria un recurso para enfrentar la pobreza y la vulnerabilidad, nos permitiría solucionar conflictos y aprovechar nuevas oportunidades. Así el Capital social pasa a ser considerado como producto de inversión personal y en muchos casos uno de los factores que podrían explicar las desigualdades existentes en la sociedad (cosas que no comparto).
Existen otras visiones sobre el capital pero que continúan aportando elementos, por ejemplo James Coleman nos afirma que el capital social hace posible el logro de ciertos fines que serian inalcanzables en su ausencia y le atribuye un papel muy importante a la confianza. La confianza daría garantías a las respuestas de la acción y permitirían consolidar los intercambios.
Robert Putman, por otra parte, pone acento en como el capital social nos permite vivir en el mundo. Hay capital social cuando hay confianza de que los recursos están disponibles y se espera cierta reciprocidad, esto eleva las posibilidades de intercambio. Como vemos, también en Putman se plantea la necesidad de la confianza y reciprocidad como componentes centrales del capital social y como permitirían el desarrollo de las practicas de intercambio y el beneficio mutuo.
Lin, por su parte hace énfasis en como las redes sociales tienen flujos de información y están organizadas: entrar en ellas implica tomar posición y asumir un lugar dentro de ella. El capital social no se posee, esta disponible para su manejo. “El capital social debe ser concebido como como recursos accesibles a través de los lazos que ocupan lugares estratégicos y/o posiciones organizativas significativas. Operacionalmente, el capital social puede ser definido como los recursos arraigados en redes sociales a los que unos actores acceden y los usan para sus acciones.”
Creo que el énfasis en el capital social y su utilización para lograr determinados propósitos nos pueden llevar a perder el valor de las relaciones entre las personas y el valor que las personas tienen para uno. Creo que se puede llegar a perder de vista la importancia de estar en co-presencia del otro y afirmar que relacionarse con alguien que no nos pueda traer ningún beneficio (en relación a una necesidad) es gastar el tiempo. Se correría el riesgo de interpretar el motivo de relacionarnos con el otro no es mas que la obtención o apropiación de recursos. El hecho de que este presente la idea de que “los individuos invierten en relaciones sociales con la expectativa de obtener retornos y, con este fin interactúan” puede generar una interpretación economicista de las interacciones sociales y el motivo de las mismas.